Si echamos un ojo al mercado, veremos que actualmente, los gustos de los usuarios han cambiado bastante y los fabricantes se atreven a poner en circulación diseños mucho más rompedores que en otras ocasiones. Hablamos de diseños realmente poco usuales como el Kia Sportage o el Hyundai Tucson, por indicar un par de ejemplos. Hace unos años, pocos se harían atrevido a sacar algo como eso, muy pocos, aunque hubo quien creyó que ciertos conceptos de coche podría tener un hueco en el mercado, como los americanos de General Motors.
Corría el año 2001 y se celebraba el salón de Detroit, donde los fabricantes estadounidenses se dejaron llevar por la llegada del nuevo siglo. Chevrolet, fue uno de ellos y dio a conocer el Chevrolet SSR –Super Sport Roadster–, un pick-up muy peculiar, que se inspiraba en las pick-up de los años 40, pero con un toque deportivo y por supuesto, con rasgos modernos. Se podría decir, tanto en aquel entonces como ahora, que el Chevrolet SR era un una forma de ver, en un estilo más moderno y directo desde fábrica, de los clásicos restomod que se hacen en U.S.A. con sus “viejos” pick-up. Y también se puede decir que feo no era.
Algunos meses después, General Motor tomó la decisión de llevar a producción el concept car, y además, sin apenas cambios. Por no cambiar, ni siquiera se modificó la denominación y se puso a la venta. Comenzó la producción en la planta norteamericana de Lasing –Michigan– y contó con una inversión de 70 millones de dólares, 12.180 millones de las pesetas que se usaban por entonces en España –sin calcular inflación, unos 65 millones de euros–.
La decisión del llevar a producción el Chevrolet SSR vino por los elogios que recibió el concept car y entre sus particularidades, se encontraba su condición de descapotable con techo rígido plegable ¡y era biplaza!. Era un concepto de automóvil nunca visto hasta el momento y sí, muy poco práctico, pero los coches más geniales y pasionales suelen ser poco prácticos. Sin embargo, aunque especialmente llamativo e incluso interesante como coche lúdico, el SSR fue un desastre comercialmente hablando y solo estuvo en el mercado entre 2003 y 2006.
Muy posiblemente, los usuarios no entendieron el concepto o bien, el precio de venta era demasiado elevado –entre 30.000 y 40.000 dólares de la época–, pero el coche no era malo del topo. Por ejemplo, montaba suspensión independiente en los dos ejes –trasera multibrazo–, era propulsión y bajo el capó escondía un V8 5.3 que rendía 300 CV. Podía pasar de 0 a 96 km/h –0 a 60 mph– en 7,7 segundos, a pesar de ofrecerse con cambio automático. Como no terminaba de cuajar, se comenzó a ofrecer con el V8 del Corvette C6, con 389 CV. En 2006 se volvió a cambiar el motor por otro más potente, un V8 de 400 CV, aunque solo se podía escoger con cambio manual, si se quería uno automático había que conformarse con 395 CV.
Hoy día cuenta con una comunidad de propietarios muy activa en Estados Unidos, lo cuales, se encuentran muy orgullosos de poder disfrutar de un coche como este. Se trata de un modelo que, posiblemente, acabe por revalorizarse, aunque ya resulta complicado encontrar unidades por debajo de los 30.000 euros.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS