Aunque fue pilotado por Nico Rosberg y Michael Schumacher, el Mercedes MGP W01 es uno de los monoplazas más simbólicos en toda la historia de la casa germana en la F1. Al menos en sus tiempos modernos pues, no en vano, marcó el pistoletazo de salida para su definitivo regreso más allá de participaciones parciales en McLaren o Brawn como socia eventual y proveedora de motores. Pero, ¿por qué todas aquellas décadas de exilio? La respuesta a ello se remonta hasta uno de los mayores desastres en la historia del automovilismo deportivo: el acaecido durante las 24 Horas de Le Mans en 1955.
No obstante, lo mejor será ir paso a paso. Para empezar, nadie puede dudar sobre la excelente presencia de Mercedes en los Grand Prix previos a la Segunda Guerra Mundial. De hecho, con el permiso de los Alfa Romeo y Bugatti del momento, sus flechas plateadas dominaron – junto a las de Auto Union – los circuitos europeos de los años treinta. No en vano, eran – y son – coches fantásticos, con la mejor tecnología del momento. Todo ello completado con la labor de pilotos tan icónicos como Rudolf Caracciola. Ganador del Campeonato Europeo de Pilotos en tres ocasiones gracias a los modelos de Mercedes.
Así las cosas, tras la contienda mundial Mercedes regresó a lo más alto de la competición logrando hazañas tan notables como la victoria en las 24 Horas de Le Mans de 1952. Además, con el W196 ingresó a la F1 dando un asiento de excepción a pilotos como Juan Manuel Fangio o Stirling Moss. De hecho, en 1955 firmaron una temporada excepcional quedando campeón y subcampeón respectivamente. Sin embargo, aquel mismo año cayó el fin sobre la participación de Mercedes en los tiempos clásicos del Motorsport. No en vano, uno de sus coches se lanzó sobre la multitud al pasar por las gradas de la recta de meta en Le Mans. Como resultado hubo más de ochenta muertos en medio de una escena infernal que, con su impacto, hizo a la marca germana replegarse de los circuitos a la pura producción en serie.
El desastre de Le Mans 1955 propició la salida de Mercedes de la competición, no regresando – y de forma relativamente discreta – hasta los años ochenta
Mercedes MGP W01, el regreso completo de la marca
Desde aquel momento Mercedes no volvió a ser la misma. De hecho, aquello tuvo consecuencias incluso en sus modelos de serie, alejándose de los grandes GT prestacionales tras el fin del 300SL. Con todo ello, Mercedes apareció como una marca donde la excelencia en materia de calidad, comodidad y fiabilidad era la bandera a portar. Muy alejada de otras casas exclusivas donde, junto a impactantes berlinas de lujo, también se ofertaban deportivos con un nervio especial.
De hecho, la marca estuvo muy alejada de los circuitos hasta finales de los ochenta, cuando los “ Baby Benz “ 190 empezaron a despuntar en el DTM como premio de consolación al que había sido su principal – y cuasi secreto a día de hoy – objetivo: el Mundial de Rallyes. Un estreno trastocado por no tener una tracción total a la altura de la disfrutada por el Audi Quattro. No obstante, lo cierto es que, a pesar de todo, Mercedes nunca se había apartado del todo de la F1.
Es más, a comienzos del siglo XXI se consolidó la alianza con McLaren proveyéndola de motores. Es más, hasta se hicieron con el 40 % de su accionariado. Asimismo, la colaboración con Brawn fue cada vez mayor hasta el punto de que, en 2009 Mercedes adquirió tres cuartas partes de las acciones del equipo. A partir de aquí se abrió una época con ciertas duplicidades, ya que el suministro de motores a McLaren continuó hasta el 2014. No obstante, lo cierto es que aquella compra de Brawn fue el pistoletazo de salida para el regreso de Mercedes a la F1 con un equipo propio luciendo el nombre de la marca de la estrella.
Mercedes ya era proveedora de motores, pero al fin en el 2010 dio un paso al frente decisivo al crear su propio equipo bajo su propio nombre y financiación
Para aquel retorno se dispuso el Mercedes MGP W01, el cual montó un motor V8 a 90º de 2.4 litros. Atmosférico y limitado en su giro a las 18.000 revoluciones por minuto. Además, como pilotos figuraron los ya mencionados Rosberg y Schumacher. Con todo ello, el 2010 pasó sin éxitos pero al mismo tiempo sin especiales decepciones. Lo mismo en el 2011 aunque, ya en la tercer temporada, al fin empezaron a caer victorias con las que no caer en la amargura de unos errores constantes con los que el W03 firmó una muy mala temporada. Quizás la prueba de fe que Mercedes debía pasar antes de que, a partir de 2014, éste sea el fabricante con un dominio incontestable en la F1. Posiblemente, la historia que debería haber ocurrido durante la segunda mitad de los años cincuenta de no haber ocurrido aquel desolador accidente en Le Mans.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS