Para cualquier persona aficionada a los vehículos de los años ochenta, el Lancia Delta es uno de esos modelos más que habituales en las publicaciones sobre clásicos. De esta manera, con tan sólo hojear las últimas noticias no será en absoluto difícil dar con alguna referencia más sobre sus éxitos en competición o el rescate de alguna prueba de época. Casi siempre con una de sus versiones prestacionales como protagonista. Sin embargo, por mucho que este automóvil italiano se haya convertido en una leyenda de la deportividad, no cabe duda de que nació para ser vendido en el polivalente y versátil segmento C. Justo ése en el que nos hemos encontrado, durante décadas, al Volkswagen Golf reinando como referente.
Así las cosas, aunque pueda ser realmente tentador regresar a las historias y anécdotas del Mundial esta vez vamos a centrarnos en una de las versiones más sencillas del Lancia Delta. En concreto la que equipó un motor de 1,5 litros para ser parte de la primera gama del modelo tras su presentación en 1979. Es decir, la base que hizo posible el nacimiento de las posteriores leyendas deportivas, siempre desarrolladas desde el éxito en ventas de las unidades de serie. De hecho, llegando a este punto tenemos el primer debate interesante sobre la primera generación del Lancia Delta. Y es que, ¿a quién se orientaba? Al fin y al cabo, en él se citaron no pocas cualidades capaces de hacerlo estar al mismo tiempo en diversos nichos de mercado.
Veamos. En primer lugar, está claro que gracias al reglaje de las suspensiones así como a su capacidad para transmitir sensaciones el Lancia Delta bien podría enlazarse con los compactos deportivos del momento. Sin embargo, hasta 1983 y la llegada de la versión HT Turbo con 130 CV las versiones más potentes sólo alcanzaban los 100 CV. No demasiados si lo que se quería era plantar cara al Golf GTI. Menos aún si tenemos en cuenta que, por su tamaño generoso, el Lancia Delta no anda ligero de peso. Entonces, ¿estamos ante un modelo del segmento C pensado para cumplir con grandes rutas? Bueno, comparando pruebas de la época vemos cómo su comportamiento dinámico y confort son adecuados para cumplir con grandes viajes por autovía. Pero, aún así, le faltaría espacio en el maletero – las generosas plazas traseras se comen gran parte del habitáculo – así como un punto más de potencia.
Al igual que con otros muchos modelos de esta histórica marca, el Lancia Delta se lanzó al mercado para marcar la diferencia en materia tecnológica y de diseño en su segmento, logrando así un automóvil con personalidad propia capaz de tomar porciones tanto de la deportividad como de la elegancia y el confort
Lancia Delta 1500, un cruce de caminos
Desechados el nicho deportivo y el que intentaría rivalizar con berlinas de un segmento superior desde el ámbito de los compactos, ¿qué otros ámbitos comerciales le quedan al Lancia Delta? En nuestra opinión la respuesta está en analizar el papel de Lancia dentro del Grupo FIAT desde que fuera absorbida por éste en 1969. Todo ello a instancias del gobierno italiano, poniendo así fin al peligro de que esta marca tan emblemática para la historia industrial del país transalpino fuera fagocitada por Ford.
Aquí centrados, lo cierto es que a Lancia siempre se la ha usado para presentar modelos de gran serie con detalles propios de un segmento exclusivo. Acabados elegantes. Diseños depurados. Características que incluso pueden verse en los escuetos Lancia Y, donde el concepto de coche lujoso y con estilo se da la mano con el de pequeño urbano para el tráfico de la ciudad. Algo que, en otras marcas, quizás sólo haya entendido igual de bien Renault cuando lanzó las versiones Baccara de los Supercinco y Clío.
Con todo ello, la verdad es que tanto las líneas depuradas del Lancia Delta – avaladas por el prestigio de Giorgetto Giugiaro – como su interior amplio y bien acabado encuadran al modelo en una apuesta muy personal del Grupo FIAT por crear un modelo del segmento C capaz de marcar la diferencia gracias a conjugar exclusividad y practicidad. De hecho, esto se puede confirmar con tan sólo un vistazo a las listas de precios del momento, donde el Lancia Delta 1500 supera ampliamente a las versiones rivales del Golf.
Sobre el adecuado éxito de ventas de los modelos lanzados en 1979, destacando éste y el más escueto de 1,3 litros, el Grupo FIAT pudo lanzarse a hacer hacia 1983 versiones más prestacionales
En lo referente a la mecánica, este cruce de caminos que es el Lancia Delta 1500 – el cual bien podría jugar el papel de segundo coche para una familia adinerada – equipaba un bloque de cuatro cilindros en línea alimentado por un carburador de doble cuerpo para rendir 85 CV a 5.800 revoluciones por minuto. El par máximo se fijaba en 124 Nm a 3.200 vueltas, junto a un consumo por autovía de 7,2 litros cada cien kilómetros para mover sus 995 kilos. Sin duda una serie de prestaciones y datos que no llaman la atención de forma sobresaliente, aunque sí cumplen con la función de propulsar adecuadamente a un compacto capaz de mezclar un punto de deportividad con amplias cuotas de confort y estilo. Así las cosas, lo cierto es que la mejor virtud del Lancia Delta 1500 posiblemente sea ésa: mezclar. Mezclar las dos vías de trabajo que han hecho tan icónica a Lancia, siendo capaz de tener en su haber deportivos futuristas como el Stratos y grandes modelos llenos de clasicismo como el Astura.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS