En un mercado donde los SUV dominan las ventas de forma incontestable, a veces, se pasan por alto opciones más que interesantes que ofrecen, al menos sobre el papel, unas soluciones muy parecidas, pero con un formato diferente y en ocasiones, más atractivo que un SUV. Precisamente como ocurre con el Subaru Outback, un crossover que no solo es más grande que muchos SUV del mismo precio, sino que también ofrece mejor comportamiento circulando fuera del asfalto y además, un confort destacable y un comportamiento casi sin tacha cuando se rueda por asfalto. Es el coche que muchas familias deberían comprar en lugar de los deseados “Sport Utility Vehicle” y además, no tendrían que renunciar al aspecto robusto ni a una posición de conducción elevada.
Por estos motivos nos pusimos en contacto con Subaru, para que nos cedieran una unidad del Outback, porque queríamos comprobar si en realidad, podría ser una opción real para todos aquellos usuarios que ponen su atención en el segmento de los SUV. Y no es que tengamos nada en contra de estos coches, al menos yo no tengo nada en su contra y creo, de hecho, que en ciertas ocasiones, son la mejor opción a considerar. Pero sin embargo, también creo que en otras ocasiones, comprar un SUV es un error y una forma de gastar el dinero equivocada. Y ahora, seguramente, habrá muchos que estarán pensando: “¿Y a ti qué más te da cómo se gasta la gente el dinero? Es SU dinero”. Y tendrá toda la razón, pero hay que tener en cuenta que esto no solo lo leen aficionados, también gente que busca información para comprarse un coche y podría serle de utilidad. No olvidarse, que en teoría, somos personas “que saben”, tenemos acceso a infinidad de coches, tenemos mucha experiencia conduciendo todo tipo de vehículos e información que no todo el mundo tiene, nuestra opinión puede ser importante para algunos usuarios.
Y a modo de resumen, antes de seguir desgranando todos los detalles que he podido notar durante el tiempo que he tenido el coche, decir que si no fuera por el cambio, el Subaru Outback sería una de mis opciones para cambiar el Mazda que tenemos en casa. Es enorme por dentro, tiene un maletero grande y aprovechable, es muy cómodo, su calidad es muy elevada y no importa por donde se circule, porque siempre cumple. Además, su aspecto exterior es muy cañero y tiene, para todos aquellos que lo ven imprescindible, una enorme pantalla para el sistema multimedia que funciona bastante bien. Por mi parte, solo encuentro pegas en el cambio automático, que no logra una buena combinación con el motor, pero eso vamos a verlo ahora más detenidamente.
Cambio de variador continuo, ese sistema incomprendido
La mejor forma de empezar a desgranar el Subaru Outback 2.5i Lineartronic, es empezar por su conjunto de motor-transmisión, uno de los elementos que más influyen en la personalidad del coche. Si lees algunas pruebas de otros medios, todos suelen criticar el motor, pero yo creo que en realidad lo que no termina de cuajar es el cambio. El Outback se vende, actualmente, con una sola opción mecánica, un bloque gasolina de cuatro cilindros bóxer (siempre bóxer en Subaru), con 2.498 centímetros cúbicos que según ficha técnica oficial, rinde 124 kW, equivalentes a 169 CV, junto a 252 Nm de par. Es un motor grande, aunque para su cilindrada tiene una potencia contenida. Funciona bien, suena mejor y su equilibrio en cuanto a vibraciones es inigualable, característica de cualquier propulsor boxer. Sin embargo, va unido a un cambio que no convence, al menos a mi no me convence. Se trata del Lineartronic típico de Subaru, un cambio de tipo variador continuo que mata las prestaciones del motor.
Esas son, al menos, las sensaciones que se tiene. Al pisar a fondo, el motor suena, ruge y empuja, sí, pero no como se espera. El cambio tiene la típica sensación de resbalamiento excesivo que presentan algunas transmisiones CVT y además, parece un poco perezoso en su respuesta. Es cierto que el motor no está puesto a punto para ser un prodigio de prestaciones y respuesta al acelerador, pero son 169 CV, es potencia más que de sobra para que se note un buen empuje y para mover el coche con soltura, y lo hace, pero menos de lo que uno se espera de su cilindrada y de su potencia. Y yo creo que es por el cambio, no por el mismo propulsor. Hay ocasiones en las que ambos componentes se entienden a la perfección, principalmente cuando no se pisa el acelerador en exceso y se deja que el motor gira a pocas revoluciones. Si circulas así, te encontrarás con un coche tremendamente suave, tan suave que apenas se escucha el sonido de la mecánica ni con las ventanillas bajadas.
Es un coche grande, pero mucho más fácil de conducir de lo que parece
Circulando a punta de gas el coche se mueve como empujado por el viento, sin ruidos, sin vibraciones, sin nada que perturbe una enorme tranquilidad en el habitáculo. Es llamativo lo sedoso que puede llegar a ser el Subaru Outback cuando se conduce con delicadeza, de hecho, te hace dudar de si las sensaciones que has tenido antes, al pisar a fondo y al conducir con agresividad, eran correctas y no estabas haciendo algo mal. Lo hacías, claro, porque el Outback no se conduce con agresividad, se conduce de forma tranquila y con suavidad, regalando grandes dosis de finura en todo momento, con un conjunto motor-cambio que ahora sí, parecen funcionar como cabría esperar. Sin embargo, hay un detalle que ni conduciendo con suavidad se logra que sea bueno: el consumo. Subaru homologa 8,6 litros cada 100 kilómetros de media, una cifra alejada de las que ofrecen otros modelos, sobre todo híbridos (aunque luego no sean reales ni fáciles de conseguir), pero es una cifra muy realista. En mi caso, no logré bajar de los 9,4 litros, aunque lo normal es que los consumos estén alrededor de los 10 u 11 litros cada 100 kilómetros.
Para los estándares actuales puede parecer un consumo elevado, pero cabe recordar que el propulsor del Subaru Outback, además de tener una cilindrada elevada, no cuenta con ningún tipo de hibridación, es un motor gasolina atmosférico tradicional y eso se nota. Curiosamente, para lo grande que es, el Outback no pesa mucho, se queda en 1.716 kilos en vacío, una cifra que aún siendo alta, no lo es tanto para un aparato que mide 4.870 milímetros de largo, 1.875 milímetros de ancho, 1.675 milímetros de alto y monta sistema de tracción total. Hay modelos más pequeños que pesan lo mismo y hasta un poco más. Por ejemplo, el Lexus NX350h que probamos hace poco, siendo más corto, pesa 1.865 kilos. El Mitsubishi Eclipse Cross, que también es algo más pequeño, pesa 1.985 kilos. Es cierto que ambos son híbridos y las baterías pesan lo suyo, pero por ejemplo, el Peugeot 308 diésel que probamos en marzo, pesa algo más de 1.400 kilos siendo notablemente más pequeño (4.367 milímetros de largo). La diferencia, aunque son 300 kilos, no es tanta como cabría esperar.
Más capaz fuera del asfalto que muchos SUV
El tema del consumo puede ser un apartado importante para algunos usuarios, aunque tampoco debería ser determinante según el tipo de coche que se busque y el uso que se vaya a dar del mismo. En carretera, por ejemplo, cualquier SUV híbrido enchufable, en cuanto se acabe la carga de la batería, estará en las mismas cifras y un híbrido convencional tampoco bajará mucho. Además, el Outback ofrece otras cosas que muchos SUV no puede igualar, como un compromiso realmente bueno entre comportamiento en carretera y comportamiento en caminos de tierra o mal asfaltados. Es aquí donde este coche ofrece su mejor cara, hasta el momento no he conducido nada que ofrezca tan buen compromiso entre ambos escenarios, totalmente contrarios el uno del otro.
Cuando ves el coche en vivo, lo primero que llama la atención es lo elevado que va respecto al suelo y lo grande que es. También están las protecciones de plástico de la carrocería (que además son muy agresivas en su diseño) y las barras en el techo, que refuerzan mucho su imagen de vehículo aventurero y campero. Pero claro, sabiendo que en muchos caso es mero atrezzo, las expectativas eran bajas respecto a sus capacidades “campestres”, una idea que se va totalmente al garete cuando metes el coche por caminos de tierra, y ojo, porque hablo de caminos de tierra muy rotos, nada de sendas listas por donde cualquier coche circula sin grandes dificultades a poco que se vaya despacio. El Outback de Subaru no tiene problemas con los terrenos abruptos, aunque tampoco hay que animarse demasiado porque no es un todoterreno, ni tampoco lo pretende. Es un coche que ofrece esa combinación tierra-asfalto que muchos buscan en un SUV y que pocos ofrecen (quizá hagamos una comparativa de modelos con estas características… ).
Puedes circular con la misma soltura tanto por asfalto como por caminos de tierra
En carretera, ciudad, secundarias… El Subaru Outback es intachable siempre que no se lleve un ritmo muy alto. La suspensión aísla al pasaje de todo lo que ocurre entre las ruedas y el suelo, al tiempo que mantiene la carrocería en una posición más que correcta, sin excesivos movimientos laterales o longitudinales. Si se sube el ritmo, la carrocería inclina bastante y se pierde cierta sensación de control; son muchos kilos a controlar y la suspensión es tirando a blanda, montando, además, unos neumáticos con perfil 60, que no es mucho, pero lo suficiente para ofrecer una respuesta más perezosa y lenta, así como menos efectividad cuando se atacan curvas con decisión. Este coche es para conducir, como hemos dicho, son suavidad y mesura, aunque eso no quiere decir que se ruede despacio, de hecho, se puede ir muy rápido sin darse cuenta por lo bien que aisla y por lo bien ajustados que están los elementos del habitáculo. La calidad es una de las características del Outback y ofrece una sensación de robustez notable, que hace de cualquier desplazamiento un mero trámite. No cansa, ni por confort de asientos ni por ruido interior. los mandos se accionan bien y todo, en general, presenta una buena factura.
Por caminos no asfaltados, curiosamente, las sensaciones son las mismas, solo hay que tener en cuenta que no siempre se puede ir rápido y que la orografía del terreno no es lisa y por tanto, meneará el coche de un lado a otro sin que se pueda evitar. No obstante, es llamativo lo rápido que se puede ir con este coche por caminos de tierra, incluso rotos, sin que parezca que vas a partir el coche a la mitad. Se traga todos los rotos del piso sin inmutarse, sin que haya crujidos en el habitáculo sin que se tenga la sensación de pérdida de control. La elevada altura al suelo ayuda a pasar por sitios que no creerías y la tracción total funciona tan bien, que pasa totalmente desapercibida mientras gestiona el agarre de las cuatro ruedas.
Si buscas un SUV, mira antes este Subaru Outback
Debo confesar que el Subaru Outback me ha gustado bastante, solo le veo la pega del cambio, aunque esto ya lo he dicho con anterioridad. No me importa que gasta 9 litros cada 100 kilómetros y tampoco me importa que no tenga hibridación, porque todo lo demás raya a buen nivel y el compromiso que ofrece creo que es de lo mejor del mercado. Puedo estar equivocado, efectivamente, pero es lo que pienso después de estar con el coche varios días y recorrer muchos kilómetros en toda clase de situaciones. Si tienes hijos, deberías echarle un ojo, porque su maletero es enorme y el espacio en las plazas traseras es mucho.
Si miramos precios quizá muchos se echen para atrás, pues según la web oficial de Subaru en España, el Outback arranca en 39.500 euros. Sin embargo, no es una tarifa disparatada si miramos otras opciones de tamaño y prestaciones similares, y si tenemos en cuenta su calidad de fabricación y su equipamiento. En el equipamiento, ya que se menciona, me llama la atención que no tenga sensores de aparcamiento delanteros y el sistema de monitorización del conductor no acaba de leer correctamente las situaciones, porque a poco que apartes la vista del frente, el sistema enseguida salta y te invita a devolver la mirada a la carretera. Incluso cuando llegas a una rotonda, que miras a la izquierda para ver si viene alguien, salta para decir que vuelvas a mirar hacia delante.
Hay otro argumento para comprar un Subaru Outback y es la exclusividad. Verás pocos por las carreteras y eso te garantiza ser diferente, con un toque de exclusividad e incluso exotismo que algunos usuarios valoran mucho.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".Me he sentido muy identificado desde el primer párrafo. Pude probar uno hace un mes mas o menos, y me gustó todo….menos el cambio. Sigo sin entender esa manía de Subaru por los cambios CVT; sigo sin verle ventajas por ningún lado, más allá de en coches eminentemente urbanos (yo que se, aquellos Micra CVT). Y en este caso me dio la sensación de siempre como los CVT: Perezoso, resbaladizo, ruidoso….Si este coche existiese con cambio manual o mejor aún, un automático convencional sería casi mi candidato numero 2 para sustituir a mi CX5 (el número 1 es otro CX5… Leer más »
Me alegra ver que he dado en el clavo con las sensaciones. No siempre es fácil contar las cosas, sobre todo ciertos detalles. Es exactamente como dices, da la impresión de ser perezoso, que resbala mucho. El cambio CVT, en teoría, tiene la ventaja de ser un sistema que mantiene el motor siempre en el régimen idóneo en cada momento, pero las sensaciones al conducirlo son extrañas.
En general estoy bastante de acuerdo con las sensaciones/impresiones que has descrito en el artículo. Desde el pasado mes de abril que disfruto de este coche por el Pirineo (principal motivo de compra – puedes ver muchos de ellos en países con climas fríos – aunque ahora nos estemos asando) y concuerdo que lo “peor” (o a lo que es más difícil acostumbrarse) es el cambio cuando circulas por carreteras de montaña (lento, ruidoso si le pisas al acelerador con decisión, …) con curvas cerradas y subidas/bajadas constantes, que no permitan una conducción “fluida”. Sin embargo, por nacionales o carreteras… Leer más »
Hola, David. El tema de consumos es todo un mundo, porque puede variar bastante más de lo que parece de un conductor a otro. He visto diferencias de hasta dos litros con el mismo coche y en el mismo recorrido, al igual que he visto diferencias entre dos unidades del mismo modelo. En este caso fui incapaz de bajar los consumos más de lo que indica el texto y no eso que no se me da mal la conducción “eco”. Lo intenté en varias ocasiones, pero para poder lograr bajar la cifra que daba el ordenador, tenía que hacer una… Leer más »