Pareciera como si de una película de Steven Spielberg habláramos, pero nada más lejos de la realidad, aunque los nombres empleados para algunos de los protagonistas de esta sí que fueran muy de película. Nos referimos a los concept Opel Junior, Maxx y Trixx, tres prototipos clásicos de la marca del rayo para coches urbanos.
Y es que hace ya 25 años que la marca germana presentó el Maxx en el Salón Internacional de Ginebra de 1995, un nuevo y revolucionario concepto sobre un mismo vehículo. Básicamente se trataba de usar la misma plataforma para convertirla en variados automóviles con conceptos totalmente diferentes.
Desde un pequeño compacto de reducidas dimensiones, pasando por una pick-up o un pequeño monovolumen de contenido tamaño y en el que se podían albergar hasta seis personas en su interior, todo ello como decimos con el uso de una única plataforma con tamaños de mayor o menor longitud. El concepto de plataforma modular variable no es tan moderno, a fin de cuentas.
Pero antes de esto, justamente 12 años atrás, Opel ya hizo el primer amago de crear un vehículo en el que las cotas exteriores eran muy reducidas y sin embargo se aprovechaban al máximo las dimensiones interiores de su interior: el Opel Junior de 1983. De hecho, en dos terceras partes de la longitud final, era donde conseguía albergar hasta cuatro ocupantes de un modo cómodo y funcional.
Opel Junior, el primero de la saga
“El diseño progresivo y la funcionalidad orientada al ocio caracterizan al Opel Junior como un automóvil con estilo y elegancia para los jóvenes. El Junior de cuatro plazas está ubicado por debajo del Corsa en sus dimensiones. Es extremadamente variable en su interior y equipamiento”, indicaba un folleto de época.
Presentado en el salón de Frankfurt de 1983 de la mano de Wayne Kirsche como jefe de proyecto, este era exactamente el eslogan con el que la gente de Opel trataba de atraer clientela para su nuevo modelo. Con unas cotas finales de 3.410 mm de largo por 1.650 mm de anchura y 1.450 mm de altura, el Junior conseguía una capacidad de maletero con sus asientos traseros abatidos de hasta 768 litros.
En el interior, diseñado por el conocido Chris Bangle, ya se creó un salpicadero con módulos que eran totalmente intercambiables (incluyendo la instrumentación, el reloj o la radio), según las preferencias del usuario. Los altavoces se podían retirar y usarse fuera del coche. Esta modularidad era posible al haber varios anclajes con conexiones electrónicas a lo largo de la barra del salpicadero. Si os fijáis en las fotos, la configuración de los módulos es distinta:
Las puertas tenían un espacio adicional del almacenamiento pensado para los objetos habituales o el resultado de pequeñas compras. Para hacer sitio se diseñaron mecanismos muy compactos para la apertura de las puertas y la operación de las ventanillas (observad los pomos de las manivelas circulares). Incluso los asientos delanteros podían transformarse en sacos de dormir al desplegarlos.
Mecánicamente hablando, el Junior fue equipado con un motor 1.2 de 55 CV de potencia instalado transversalmente, como en la primera generación del Opel Corsa, con el que era capaz de alcanzar una velocidad punta de 150 km/h y una aceleración de 0 a 100 km/h en 15 segundos. Era un cuatro cilindros.
La marca germana empezó en 1983 con el Opel Junior esta trilogía de urbanos. Después vinieron el Maxx y unos años más tarde el Trixx, aunque ninguno de ellos logró fabricarse en serie finalmente
A nivel de chasis, el Junior montaba una suspensión delantera del tipo McPherson junto con una barra estabilizadora ligera en su parte de atrás, todo ello posado sobre neumáticos y llantas en medidas 165/60 R14. Como podemos observar, la marca alemana ya venía con una idea clara para el recién llegado Maxx, tras su experimento fallido del Junior.
Con el Opel Maxx, los del rayo presentaron su primer tricilíndrico
El Maxx, por su parte, fue anticipado un concept inicial con motor eléctrico justo un año antes, pero al final, en su presentación oficial, se optó por un tres cilindros gasolina. Un esquema mecánico que nos lleva hasta nuestros días y que incluso se ha extendido a otras marcas del mercado con la intención de reducir consumos y emisiones de la manera más factible, intentando no perder prestaciones, por lo que en la mayoría de los casos se ha optado por la instalación de turbos en las nuevas mecánicas.
Aquel 1.0 12v ECOTEC rendía 50 CV (sin turbo) y llegó al Opel Corsa ECO (B) y Astra ECO (G) en 1997, así como en el Agila (A)
Pero volvamos al Maxx y su genial planteamiento. Como ya hemos hecho alusión, el concepto de crear un vehículo de reducidas dimensiones y gran capacidad de carga era la primera premisa en la cabeza de los ingenieros germanos. Para llevar a cabo el proyecto recurrieron a Danny Larsen, un joven ingeniero estadounidense, conocido por su pasión de crear artilugios varios que fueran lo más funcionales posibles.
Para ayudarle en el diseño exterior del Maxx, se confió en Frank Leopold, que posteriormente trabajó en el diseño y concepción del interior del Opel Zafira y su sistema “Flex7”, donde se podía pasar de siete a dos asientos en muy poco tiempo, convirtiendo el vehículo de corte familiar en un gran espacio de carga trasera.
Hans Demant fue el jefe de proyecto del Opel Maxx, y junto a los ya mencionados diseñaron un automóvil totalmente distinto hasta lo entonces visto. En lugar de paneles de acero prensados, el cuerpo estaba hecho de aluminio extruido, de modo que la fábrica podía producir fácilmente secciones de varios tamaños y formas. Las secciones se soldaron entre sí para formar una caja cerrada, parcialmente expuesta e incluida en los diseños exterior e interior.
Además de una seguridad óptima, gracias al tipo de caja empleada, el Maxx y su concepto en sí eran la base para crear un automóvil modular que podía ir desde un convertible, pasando por una pick-up o una furgoneta. El cliente tenía multitud de opciones y combinaciones, incluso una vez comprado el coche, gracias a sus paneles desmontables, que si bien no modificaban la longitud total, sí que lo hacían con su apariencia y uso.
La idea fue utilizada por Citroën con el malogrado C3 Pluriel
Las medidas finales para el Maxx básico eran de 2.975 mm de longitud y una anchura y altura de 1.575 mm. En este inicialmente se contaban con cuatro plazas, pero el asiento trasero a modo de banco, era desmontable y se podía usar el espacio que quedaba como lugar de carga para maletas si se viajaba por ejemplo en pareja.
En cuanto a seguridad el pequeño automóvil germano contaba con ABS, airbag para el conductor o suspensión delantera McPherson. También se pensó en elementos como el depósito de la gasolina y en el peligro de este, por lo que se optó por instalarlo entre las ruedas del eje posterior.
Tamaños exteriores reducidos y cotas interiores amplias era la filosofía de cualquiera de estos tres pequeños automóviles. A ello hay que sumarle la puesta en escena del motor de gasolina tricilíndrico
Con un liviano peso de apenas 650 kilos, gracias al uso del aluminio como metal principal para su construcción y la novedad de su propulsor tricilíndrico, le permitía al Maxx desenvolverse con bastante soltura. Para ello su cubicaje llegaba hasta los 973 cc y se empleaban cuatro válvulas por cilindro con doble árbol de levas. Como resultado se obtenía una potencia máxima de 50 CV a 5.000 RPM, con una cifra de par de 90 Nm a tan solo 2.500 RPM.
Con estos valores el Maxx se batía de tú a tú con los propulsores de más cubicaje y número cilindros del momento en el segmento de los pequeños utilitarios, consiguiendo una aceleración de 0 a 100 km/h en 12,1 segundos y una velocidad máxima de 151 km/h con unos consumos de tan solo 3,9 l/100 km a una velocidad constante de 90 km/h, algo increíble e inédito en su época.
Opel también achacaba los logros al cambio automático de tipo secuencial instalado en el Maxx, que según decían sus creadores, hacía ahorrar hasta 1 litro cada 100 kilómetros en el consumo medio total. Modelos como Volkswagen Lupo 1.2 TDI también lograron grandes avances en miniconsumos con este tipo de caja de cambio.
Pero nuevamente Opel, después de sondear el mercado, decidió no llevar a producción el proyecto, básicamente por el precio final que tendría el Maxx con un coste cercano a los 25.000 marcos alemanes del momento y que le acercaban a las tarifas de coches de segmento superior, por lo que la potencial clientela se diluía para desgracia de los germanos.
Y como no hay dos sin tres, nuevamente, y en el año 2004, fue presentado en el Salón de Ginebra lo que sería un Maxx rejuvenecido, el Opel Trixx. En este caso ya no se decidió intentar innovar del modo que se hizo con su antecesor, pero sí que utilizaba soluciones que nuevamente ponían de manifiesto el intento por parte de la marca de crear vehículos de reducido tamaño y gran capacidad interior.
Opel Trixx, a la tercera no fue la vencida
Buena prueba de ello era su asiento inflable trasero para niños que quedaba plegado para darle una mayor capacidad de carga, con hasta 1.010 litros de capacidad, o las puertas correderas tipo “pantógrafo” en sentido opuesto en el lado del pasajero, que dejaban en abierto todo el habitáculo del Trixx. En el lado del conductor también se disponía de puerta corredera y el techo en esta ocasión era acristalado y con una apertura total de manera eléctrica, para poder cargar bultos que sobresalieran por la parte superior si se deseaba.
Otra de las innovaciones curiosas de este automóvil era su parachoques trasero extraíble, que hacía de base para poder transportar bicicletas u otros bultos con un peso igual o inferior a 30 kilogramos; posteriormente llegó a producción como FlexFix. El asiento del pasajero también podía abatirse por completo dejando una superficie plana para poder cargar cualquier tipo de objeto o convirtiendo en una especie de sofá donde el pasajero de la plaza trasera podía ir con las piernas totalmente estiradas.
Mecánicamente, en esta ocasión, la marca optó por un propulsor diésel de 1,3 litros y cuatro cilindros con 70 CV de potencia, alcanzando los 100 km/h desde parado en 13,2 segundos y con una velocidad máxima de 170 km/h. En cuanto al consumo de combustible, se quedaba en solo 3,9 litros por cada 100 kilómetros recorridos. Este mismo propulsor se usó después en diversos modelos como el Punto o el Panda de Fiat, o los Corsa y Astra de Opel, entre otros.
En cuanto a cotas y tara, el Trixx se conformaba con un peso final de apenas 850 kilos y una longitud total de 3,04 metros, un ancho de 1,66 metros y una altura de 1,57 metros, siendo la distancia entre ejes de solo 1,94 metros. Soluciones como colocar el radiador justo encima del motor o el depósito de combustible debajo del asiento del conductor hacían del Trixx un vehículo igual de compacto que aprovechable.
Además, usaba sistema de pantalla para su cuadro de mandos salvo el velocímetro o materiales como el aluminio cepillado para rematar diversas molduras y elementos en su interior, confiriéndole un aspecto agradable y de gran calidad.
Con él terminó la trilogía y no sabemos si Opel volverá a sorprendernos con un nuevo automóvil que rompa con lo establecido y que sirva de base para futuros vehículos en diferentes segmentos. Años después salió el Adam, una suerte de Fiat 500 a la alemana, con una concepción más convencional en cuanto al espacio y mecánicas de tres y cuatro cilindros, de gasolina y de GLP.
Galería de fotos
Opel Junior Concept (1983)
Opel Maxx Concept (1995)
Opel Trix Concept (2004)
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J. Rubio
Soy un enamorado del motor en general y de los vehículos clásicos y motocicletas en particular. Dedicado al mundo de la automoción desde hace unos años, disfruto probando toda clase de vehículos y escribiendo mis impresiones y experiencias sobre ellos.COMENTARIOS