Algo así como la culminación de un largo camino. Cuando semanas atrás, en el marco del lanzamiento del ZR1 de octava generación, los ponía al corriente de la actualidad comercial del Corvette, preguntarme por el siguiente paso arrojó como respuesta el que se especula con que sea el nuevo tope de gama. Las últimas tomas del coche camuflado en pruebas de manejo colocan al denominado Zora como el gran candidato a seguir elevando la potencia de la familia de los C8.
De concretarse su lanzamiento, insisto, será la culminación de un largo camino. Del “Padre del Corvette” al hiperdeportivo que llevaría su nombre y nos entregaría más de 1.200 CV, y, en reversa temporal, de este prometedor modelo a uno de los coches fundacionales. Recordemos que Zora Arkus-Duntov no se ganó el sobrenombre por haber creado al deportivo, sino por su injerencia clave en la transformación definitiva en coche de alto rendimiento. Una injerencia en la vuelta de tuerca radical de la mecánica que derivó en la bendita sucesión de hechos, una causa-efecto que resucitó al Corvette del ocaso que la General Motors se disponía a sentenciar debido a las bajas ventas –generando la necesaria competencia con el Ford Thunderbird– y que acabó colocándolo con éxito en el deporte de motor.
El ejemplar que aquí les traigo, y que se anuncia a subasta en Estados Unidos, pertenece a aquella camada que ayudó a forjar la esencia deportiva del Corvette para siempre. Después de reemplazar el seis cilindros en línea por el V8 de casi 200 caballos en 1955, las buenas proyecciones del Corvette se confirmaban en las temporadas inmediatas y, en 1957, le daba al ocho cilindros con potencia en ascenso una nueva evolución: la inyección de combustible se introducía en la gama de motores. Con el nuevo V8 Small-block FI (Fuel injection), el Corvette le daba cifras de potencia superiores al desplazamiento de 4.6 litros.
Tomo nota de la oferta actual e imagino que, de aquí a que se cierre la subasta, la cifra aumentará considerablemente. Al menos, eso sería lo más lógico. El estimativo indicado por Sotheby’s nos dice que entre 85.000 y 100.000 dólares –de 78 a 92.000 euros al tipo de cambio actual– debería ubicarse el mejor postor. Por el momento, los 36.000 dólares hacen de este Corvette 1957 un completo regalo.
Según la publicación Standard catalog of American cars, 1946-1975 de 1987, en aquel modelo 1957 el crecimiento de ventas del Corvette fue de más del 80 por ciento. En ese contexto de buen pasar, la producción de ejemplares con inyección de combustible era una clara minoría, lo que se vio reflejado en el porcentaje de las entregas, pues los Corvette con el Small-block FI constituyeron apenas el 16 por ciento del total de matriculaciones. Hablamos de una versión más exclusiva que la estándar, lo que eleva la consideración de este ejemplar que busca nuevo propietario.
Chevrolet Corvette 1957 Fuel Injection: Su estado actual
De los Fuel Injection, este majestuoso Corvette es uno de los primeros que salió de fábrica y, por lo tanto, cuenta con los 250 caballos básicos de la configuración, cifra de potencia que se comercializó hasta 1959, antes de dar paso a números por encima de los 300 CV una vez ingresado en la década siguiente. Claro, su especificación mecánica –también cuenta con la caja manual de cuatro velocidades introducida en ese mismo 1957– no es el único atractivo.
Puede que el acabado exterior en Polo White sea un símbolo de aquella primera generación, pero contemplarlo 70 años después resignifica su valor e invita a todo coleccionista a darle a su anacronismo la importancia que se merece. Lo mismo ocurre, puertas adentro, con su intenso tapizado rojo de época y la posibilidad de cerrar la cabina a gusto, pues se conservan ambas opciones de capota: la de lona negra y la dura con la misma tonalidad Polo White de la carrocería. Al respecto, siempre me consideré un fundamentalista de las capotas extraíbles rígidas, pero qué bien se combina el negro del techo de lona con la pintura exterior y el rojo del revestimiento interior.
Hay en este Corvette otra revalorización: la puesta a punto recibida de los últimos años a esta parte. Para ser más preciso, dos revisiones puntuales. En la del 2017, por la cual su anterior dueño pagó 20.000 dólares, entre sus amplios retoques se reconstruyó la unidad de inyección de combustible. Ya bajo propiedad de quien ahora lo ha puesto a subasta, en 2021 este Corvette fue sometido a un segundo servicio de mantenimiento, que incluyó revisar y restaurar la puerta derecha, el paragolpes delantero y los asientos.
Mauro Blanco
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