En estos momentos el COVID-19 gobierna gran parte de nuestras vidas, al menos temporalmente. Tras esta crisis, los microorganismos serán un motivo de preocupación mayor, y el recuerdo hará que la ciencia perfeccione nuestras vidas para mantenernos a salvo de otra situación así. La industria del automóvil no será menos en ese deber. De hecho, lleva mucho más tiempo ofreciendo medidas contra los peligros bacteriológicos que cualquier confinamiento.
Esto hay que cogerlo con pinzas, pues no es una medida mejor que el aislamiento; más bien fue concebida por el público, a través de explicaciones apocalípticas, como una pieza necesaria que se había mejorado. Se trata de los filtros de aire HEPA (High Efficiency Particulate Air) que presentó Tesla en 2015, afirmando que vendría incorporado en sus coches Model X y Model S. Un sistema de limpieza para eliminar partículas contaminantes dentro del habitáculo del vehículo.
Este sistema se llamó Bioweapon Defense Mode (Modo defensa contra armas biológicas) y suscitó polémica en su día. Ahora que la situación es la que es, empresas como Geely, en China, apuestan su futura producción en torno a lo que significa una amenaza de este tipo. Prometen invertir 53 millones de dólares en materiales y en investigar el tratamiento del aire para prevenir, de forma concreta, al coronavirus.
El filtro estándar funciona como las mascarillas
Este filtro se conoce como filtro de habitáculo o de polen. Forma parte del sistema de ventilación o climatización del coche, y se encarga de eliminar del aire puro las partículas que vienen del exterior para garantizar una calidad adecuada de este. En algunos vehículos de mayor tamaño, como camiones o furgonetas, suelen tener más de uno, y existen de dos tipos: de polen y de carbón activo.
El de polen, de color blanco, se encarga de retener las partículas más pequeñas. El de carbón activo, que tiene color negro, no solo se encarga de retener las partículas de polen, sino que también elimina los olores y gases contaminantes dentro del coche. A la pregunta de cuándo recambiar el filtro, depende de lo que pueda recomendar el fabricante o de las circunstancias, pero por norma general se considera su restitución con más de 15.000 km recorridos y menos de 30.000 km. El HEPA de Tesla dura tres años, en China se recomienda cambiarlo cada año.
Pero si comparamos estos filtros con las mascarillas que se están utilizando para evitar contagiar a las demás personas, encontramos claras similitudes. La mascarilla no deja salir al virus en el caso de que lo tengamos, pero el peligro de infectarnos sigue estando ahí: no nos aísla del exterior completamente. El filtro del aire es igual, no nos protege del exterior al 100 %.
Las partículas y el HEPA
El sistema HEPA, de acuerdo a los datos que tenemos sobre las dimensiones del COVID-19 (entre 0,06 y 0,14 micras de diámetro), no podría retener a priori el microorganismo en la mayoría de vehículos modernos. Esto se debe a que mide menos de lo mínimo que se suele filtrar, que es 0,3 micras. Y una vez el virus ha entrado no va a poder salir, por lo que es recomendable utilizar métodos de desinfección como toallitas y geles para limpiar el interior del coche. De todas formas, cabe recordar que el coronavirus se transmite principalmente con el contacto entre humanos. Por ejemplo, en gotas de saliva, así como a través de aerosoles.
El coronavirus no permanece en el aire tal cual, por lo que ha de ir en gotas o aerosoles cuyo diámetro sí es suficiente para ser retenidas por los filtros
La eficacia que tiene el HEPA es de un 99,97 %, y está compuesta de fibras de vidrio (con diámetros de entre 0,2 y 0,5 micras) que forman una malla. Las partículas que intentan pasar por el filtro acaban atrapadas ente las fibras, que están dispuestas al azar. Esto es posible gracias a tres mecanismos: intercepción, la adhesión de una partícula a la fibra; impacto, cuando las partículas grandes impactan contra las fibras (normalmente por una corriente de aire más potente o la separación de fibras) y la difusión.
Este último método es el que, en teoría, defendería el coche de la entrada del COVID-19. Sirve como apoyo a los otros dos mecanismos y específicamente para partículas de menos de 0,1 micras. Se basa en el movimiento browniano, el comportamiento aleatorio de una partícula cuando choca contra otras en un medio líquido o gaseoso. En este caso, ciertas partículas gaseosas dificultarían la entrada de las partículas invasoras, siempre que el flujo de aire fuera lento.
Los fabricantes de HEPA aseguran que puede filtrar hasta partículas de 0,005 micrómetros mediante el mecanismo de difusión
Esto quiere decir que existe riesgo, pero que el HEPA se lo va a poner difícil. Dependerá del uso que le demos al coche y a su sistema de ventilación, pues para que el sistema funcione al 100 % habría que poner el aire acondicionado a máxima potencia durante un buen rato. El HEPA fue concebido originalmente en Tesla (lejos de propaganda relacionada con armas biológicas) para la circulación por zonas contaminadas o con incendios.
En otros ámbitos también, como en medicina, en aviones o en el propio hogar. Es decir, situaciones que aseguren la comodidad sanitaria, pero que no resulten ser mortales y de riesgo. En definitiva, si la probabilidad de aspirar COVID-19 por las entradas de aire ya es muy escasa, que entre al habitáculo es residual.
Ozono e iones
Los ozonizadores están de moda desde que el coronavirus llegó a convertirse en una pandemia a tener en cuenta. Son máquinas que sirven para desinfectar con ozono (O3) espacios cerrados susceptibles de tener coronavirus: por ejemplo, un coche. Los tres átomos de oxígeno que tiene esta sustancia oxidan a los microorganismos que se exponen a ella. Este proceso dura entre 15 y 20 minutos, llega a tener un precio asequible y además elimina los malos olores.
El ozono es un método tremendamente efectivo para prevenirnos del virus, pero hay que tener en cuenta que debe ser utilizado en el mismo momento en el que se produce
A pesar de ello, es una sustancia inestable y no puede ser almacenado. Acaba convirtiéndose en oxígeno (O2) y, ocasionalmente, en algo peligroso si se da en cantidades muy altas y con el coche en marcha. En Estados Unidos y en algunos países europeos se dejaron de comercializar ciertos sistemas de purificación por ozono que se vendían con la apariencia de ionizantes, y que ahora llegan a Asia o a otros rincones de América. En otras palabras, los ozonizadores no se deben usar en marcha.
Los purificadores de aire ionizantes suelen producir ozono, pero en cantidades muy bajas, por lo que resultan inocuos en líneas generales (algunos producen ruido a muchos decibelios, lo que puede dañar la audición si alguien se expone mucho a la máquina). Este método consiste en soltar al espacio iones con carga negativa. Estos iones hacen que las demás partículas, que solo tienen carga positiva, se unan y se precipiten al suelo por gravedad.
Algunos ejemplos los podemos encontrar en la tecnología nanoe® de Panasonic -usado por Lexus y Toyota-, que incorpora un sistema inteligente en el que el coche es capaz de detectar los niveles de temperatura y gestionar la potencia del sistema para ahorrar energía. En este caso produce partículas de agua atomizada electrostáticamente compuestas de iones y radicales (tres trillones por segundo) que se unen a las partículas. De esta forma el nanoe®, instalado en el sistema de ventilación, es capaz de absorberlas y adherirlas al filtro.
Según Panasonic, nanoe® puede eliminar el 99% de las bacterias, virus y moho
Como se ve, no falta tecnología para darle guerra a las “armas biológicas”. Tampoco parece que después de este periodo de coronavirus la industria vaya a dar el brazo a torcer, pero no siempre vamos a poder acceder a sus productos ni a estar completamente protegidos por ella. ¿Qué conclusión podemos sacar de todo esto? Que el usar sistemas de filtrado más o menos eficaces tienen más que ver con evitar la entrada de aire contaminado -por vehículos- que otra cosa.
Este reportaje ha sido realizado gracias a las aportaciones de los miembros de nuestra comunidad a través de Patreon. Así podemos seguir realizando periodismo de motor de calidad sin depender de los ingresos publicitarios. Puedes ayudarnos a partir de 1 euro al mes.
Enrique Delgado
Terminando la carrera de audiovisuales y empezando en el mundo del periodismo con el espíritu de aprender sobre motor. Siempre tengo un ojo para lo que ocurre en el mundo y otro en absorber todo el conocimiento que pueda sobre él para escribir literatura, mi hobby personal.COMENTARIOS