Hay cosas que solo podrían ocurrírsele a una marca alemana: lanzar un modelo con 585 caballos y llamarlo “versión de acceso” es como si un chef Michelin sirviera caviar de aperitivo y dijera que el plato fuerte ya vendrá. El Audi e-tron GT quattro 2025 entra en escena con una promesa rotunda: democratizar (si es que eso existe en Ingolstadt) el acceso a su gama Gran Turismo eléctrica con una berlina tan potente como sensata.
Lo mejor es que por una vez han conseguido algo que parecía imposible: un eléctrico de Audi que no te hace sentir muerto por dentro. Adiós a esa conducción aséptica, a esos interiores que parecen quirófanos y a esa obsesión por la eficiencia que mata cualquier atisbo de carácter en un coche que se respete a sí mismo. Aquí hay emoción. Aquí hay diseño con intención, aceleraciones que te pegan al asiento y un silencio que no adormece, sino que tensa. Es un coche eléctrico que te hace querer conducirlo, no simplemente soportarlo mientras recuerdas que una vez fuiste una persona con alma y sueños.
El apellido “quattro” no está ahí solo por nostalgia. Audi ha afinado su sistema de tracción total eléctrica para que cada eje reciba exactamente lo que necesita cuando lo necesita. El resultado es una especie de Zen motorizado: empuje brutal cuando pisas fuerte, compostura total cuando enlazas curvas, y un silencio eléctrico casi ofensivo al resto de mortales con motores térmicos. Todo eso aderezado con una aceleración de 0 a 100 en 4 segundos, que ni los deportivos de hace dos décadas. Pero claro, eso solo si activas el Launch Control, esa especie de botón rojo que convierte al coche en un misil a pilas.
El e-tron GT quattro no busca provocar con cifras absurdas ni con ruido impostado. Busca algo mucho más difícil en el mundo eléctrico: personalidad, y vaya si la tiene. Mientras el catálogo global está saturado de coches que parecen diseñados por el algoritmo de un banco suizo, este Audi parece el resultado de una discusión acalorada entre ingenieros y diseñadores en la que ganó un mecánico que pasaba por allí.

Berlina del día a día con alma de gran turismo
No todo es músculo. También hay algo casi provocador en cómo este GT combina diseño y utilidad. No hablamos solo de sus líneas afiladas o de la máscara frontal en negro que le da un aire de villano elegante. El e-tron GT quattro está lleno de pequeños detalles pensados para el día a día: una batería de 105 kWh que aguanta hasta 622 kilómetros, un maletero trasero de 405 litros y otro delantero de 77, o unos asientos traseros que no solo existen (a diferencia de muchos coupés disfrazados de sedanes), sino que además son cómodos y abatibles.
Es en los interiores donde se nota ese esfuerzo por no parecer un electrodoméstico de lujo. Los asientos delanteros deportivos, regulables en ocho posiciones, sujetan sin agobiar y te invitan a quedarte más de la cuenta. Hay espacio real para cuatro adultos, y hasta los pies de los de atrás tienen hueco gracias a unas hendiduras en la batería. Parece una tontería, pero son esos detalles los que diferencian un coche bien diseñado de un coche improvisado y te permiten justificarle el gasto a tu mujer.
La habitabilidad se redondea con soluciones simples y bien pensadas, como la posibilidad de abatir el respaldo trasero para meter esquís, una tabla de snow o lo que se te ocurra, porque este eléctrico de más de cien mil euros también tiene derecho a ser un coche de fin de semana. De hecho, se agradece que Audi no haya caído en la tentación de hacerlo todo táctil o digital: hay mandos físicos donde tienen que estar, y eso, hoy en día, es casi revolucionario.
El resultado es un coche que, a pesar de sus ambiciones deportivas, se deja querer en el día a día. Puedes usarlo para ir a trabajar, llevar a los críos, hacer un viaje largo o simplemente salir a conducir por gusto. Y ahí está la clave: por gusto. No por obligación, no por ideología, ni para salvar al planeta, sino por puro placer. Algo que se estaba perdiendo y que, con este GT, Audi parece haber recuperado.

Carga como un demonio y se mueve como un ángel
Uno de los mayores miedos del comprador de eléctricos sigue siendo la carga. Audi lo sabe, y ha afinado aquí el tiro con precisión alemana. El e-tron GT quattro puede chupar corriente a razón de 320 kW, lo que en castellano significa que en diez minutos tienes otros 285 km listos para seguir rodando. Es más rápido que tú yendo al baño en un área de servicio. Para que eso funcione, el coche se encarga de preacondicionar la batería antes de llegar al cargador. Inteligente, sí. Pero sobre todo útil.
La eficiencia no es solo un número bonito en el catálogo. Gracias a su Cx de 0,24 y al trabajo aerodinámico serio (nada de alerones de pega ni difusores de postureo), el coche aprovecha cada vatio. Todo ello sin renunciar a una estética poderosa, con su techo bajo, sus pasos de rueda marcados y una zaga que parece esculpida por el viento y la mala leche.
En cuanto al comportamiento dinámico, no hay sorpresas, y eso es bueno. Es un Audi. Agarra, empuja y no se queja. El sistema quattro analiza en milisegundos lo que pasa bajo las ruedas y reparte par con una precisión clínica, y si bien pesa algo más de dos toneladas, se mueve como un coche mucho más ligero. De hecho, es 30 kilos más liviano que el S e-tron GT, una dieta que no cambia tu vida pero que sí ayuda en las curvas.
Lo curioso es que, pese a toda esta tecnología, el coche no se siente digital ni artificial. Hay tacto. Hay respuesta. Hay sensaciones. Muchos eléctricos parecen diseñados por programadores que jamás han pisado un circuito, este lo diseñó el que les quitaba el bocadillo en el recreo.

¿Acceso? Sí, pero si eres pudiente
Con un precio de partida de 108.900 euros, llamarlo “modelo de acceso” es más bien cachondeo. No es barato, claro. Pero tampoco pretende serlo. Quiere ser el Audi eléctrico que te convenza de darle una oportunidad a la gama alta eléctrica. Que entra en tu vida con decisión, pero sin empujarte. Que se presenta como un GT, y cumple como tal. Sin humo, pero con una ejecución impecable.
Está fabricado en la planta de Böllinger Höfe, como sus hermanos mayores, y comparte con ellos esa sensación de estar conduciendo algo pensado al milímetro. No es otro copia y pega. No hay plásticos sospechosos, ni decisiones extrañas en los acabados. Solo una berlina seria, elegante, rápida y cómoda, que además, es eléctrica.
¿Es el coche perfecto? No. Ninguno lo es. Pero este se acerca peligrosamente a lo que muchos estábamos esperando: un eléctrico con carácter, con razón de ser y con alma. Uno que no renuncia a ser coche por querer ser gadget. Uno que, por fin, te hace sonreír al volante sin necesidad de gasolina.
Si eso es lo que ofrece la versión “de acceso”, miedo da pensar lo que harán los demás. Porque cuando Audi se pone, se pone. Y aquí, por fin, se han puesto.
Jose Manuel Miana
Ando loco con los coches desde que era pequeño, y desde entonces acumulo datos en la cabeza. ¿Sabías que el naufragio del Andrea Doria guarda dentro el único prototipo del Chrysler Norseman? Ese tipo de cosas me pasan por la cabeza. Aparte de eso, lo típico: Estudié mecánica y trabajé unos años en talleres especializados en deportivos prémium.Que asco esta pagina. Era de autos pero ahora hablan de licuadoras.
Esa forma de hablar demuestra que no has probado nunca un coche como ese. De todas formas, como publicación, tenemos que hablar de todos los coches, funcionen con electricidad, con combustible fósil o con sangre de vírgenes. Lo mismo pasó con los motores diésel y luego todo el mundo tenía uno…