Hay coches que han pasado a la historia de la automoción como esas referencias que muchos deseaban ser (y tener). El Citroën CX, lejos de lo que hicieron otros modelos de la firma francesa, ha sido uno de ellos, y es que en sus más de 50 años de vida ha dado para mucho. Familiar y elegante, sofisticado y seguro, compacto y resistente, son esas características que hacen que sea un coche muy especial y único en la industria de la automoción.
Por increíble que parezca fue uno de los modelos pioneros en la aerodinámica Eso fue lo más sorprendente y es que a principios de los años 70, en la firma de los Chevrones, comprendieron que era necesario trabajar en una área que era importante desarrollar por completo. Esto les motivo para seguir indagando en ello y solo hay que ver el cambio de mentalidad en su nombre, CX hace referencia al coeficiente aerodinámico que logró finalmente.
Se diseñó con la intención de que fuese capaz de solucionar los problemas de la época, otorgándole un acabado más audaz y estiloso, fino y contundente, así se desarrolló este modelo desde el primer instante. El trabajo exterior también se vio reflejado en el interior, comenzando por un rediseño completo del mismo suponiendo un cambio generacional en la firma. Esto también se debía a nuevas naves de pintura y montaje, lo que permitió que se pudiese aligerar más la berlina, siendo uno de los más avanzados de la época al utilizar esa suspensión hidroneumática que permitió que su nivel de ventas fuese tal, que en la planta de Vigo se llegase a producir más de 20.000 unidades al año, lo que hizo que tuvieran que hacer nuevas líneas de desarrollo.
Fue fruto de su tiempo, de una época en la que la gran crisis que había del petróleo hizo que la marca gala se las ingeniase para reinterpretar las reglas del juego. Eso pasó por una renovación del propio modelo, incorporando nuevos motores más eficientes con otras tecnologías como el diésel, que junto a un trabajo exhausto del apartado aerodinámico consiguió que los consumos fuese mucho más reducido.
Lo más llamativo no fue otra cosa que su diseño, donde el ingeniero Robert Opron se las ingenió para hacer que fuese un coche ergonómico e innovador. Para ello, no dudaron en incorporar la suspensión hidroneumática, la cual permite que la altura llegase a recolocarse de manera automática, junto a un chasis que permite que se pueda disminuir las vibraciones, así como ser el primero del país vecino que introducía sistemas de frenos ABS.
Con más de 1.2 millones de unidades producidas y vendidas, fue un modelo pionero por su situación y colocación del puesto de conducción. De la mano de Michel Harman, apostaron por un diseño práctico y estético que consiguió recopilar toda la información necesaria para desarrollar el programa Citroën Advanced Comfort.
En sus 17 años que estuvo en la línea de producción, se llegaron a producir varias versiones, como es el caso del Citroën CX 2000, que fue el primero de todos, con un motor de cuatro cilindros y 1.985 cc, que fue el pionero de todos. Un par de años más tarde, los franceses apostaron por darle un acabado más glamuroso, y nació el CX Prestige, que con 25 cm extras de espacio interior, y un acabado vinilado, consiguió que fuese el predilecto para los políticos y famosos de la época. Al mismo tiempo, también hicieron el acabado familiar, el CX Break o el CX GTI o GTI Turbo, que eran los más potentes del momento con 223 km/h de velocidad punta.
Lo que es evidente, es que este modelo supuso un cambio notorio en el mercado y en especial en la historia de la firma. Los galos comprendieron que era importante trabajar en otras áreas donde anteriormente no lo hicieron, con la intención de ahorrarse costes a largo plazo y ofrecer un modelo mucho más seguro y estable. Con el Citroën CX se estrenó una nueva etapa en la que se buscaba el coche más completo.
Alejandro Delgado
COMENTARIOS