No vamos a negar que había grandes expectativas con este coche, el Peugeot 508 PSE, seguramente como todos al ver su estampa y su ficha técnica. Y en parte se han cumplido las expectativas, pero solo en parte, porque si bien, es un coche que ofrece unas prestaciones y un agrado de conducción elevados, hay cosas que, como viene ocurriendo con todos los híbridos enchufables, no me acaban de convencer. No obstante, todo lo referente a su condición de híbrido enchufable está influenciado por mi lugar de residencia y por mi complicado acceso a puntos de recarga.
Los híbridos enchufables son, aunque en Suiza los tachen de estafa, una buena compra siempre y cuando tengas un punto de recarga a mano. Si tienes un garaje particular, por ejemplo, puedes poner un cargador de pared para cargar el coche siempre que esté aparcado y aprovechar las ventajas que ofrece este sistema. Si tienes un garaje comunitario, avisando a la comunidad (que no pidiendo permiso), también puedes poner un cargador para tu coche y dejarlo cargando siempre que lo tengas aparcado. En caso contrario, un híbrido enchufable no es una opción a tener en cuenta, porque no se pueden aprovechar las ventajas de este tipo de tecnología.
En el caso del Peugeot 508 PSE se nota bastante esta condición, porque los consumos con la batería cargada, así como sus prestaciones, son de fábula, pudiendo lograr consumos que pueden estar por debajo de los dos litros, con un empuje que te pega contra el asiento con cada pisotón al acelerador. Pero sin batería, ¡ay amigos!, los consumos no bajan de 8 litros de media y por ciudad es muy sencillo que ronden entre 10 y 12 litros cada 100 kilómetros. Es uno de los motivos por lo que se les considera una estafa en Suiza, porque sin carga, el consumo es el mismo que se logra con cualquier coche convencional y sus beneficios “eco” brillan por su ausencia.
Pero vayamos paso a paso, porque a pesar de haber tantas luces como sombras, el Peugeot 508 PSE es un buen aparato. No es un deportivo, es más bien un GT tanto por comportamiento como por puesta a punto, permitiendo un día a día agradable y una versatilidad que se agradece, aunque con limitaciones.
Su presencia es espectacular, te convierte en el centro de todas las miradas
Todavía recuerdo cuando tuvimos en la redacción el Peugeot 508 GT Hybrid y pude verlo en vivo. Había visto muchos Peugeot 508 por la calle, obviamente, pero no había tenido la oportunidad de apreciarlo con detenimiento. No cabe duda que la firma francesa ha hecho un gran trabajo con este sedán, tanto en su diseño exterior como en el interior, poniendo en circulación uno de los coches más atractivos que hay en el mercado actualmente. Es agresivo, sus volúmenes son equilibrados, no resulta pesado a la vista… la verdad es que el coche entra por los ojos.
La primera vez que pude ver un PSE en vivo y en directo, el día que fui a recoger el Peugeot 208 que pudimos probar a finales del año pasado, no pude evitar dar un rodeo y si realmente las fotos le hacían justicia. Y no, no le hacen justicia, en vivo es mucho más espectacular, sobre todo con carrocería familiar, que es precisamente la que nos prestó la marca. Los cuartos traseros, justo a partir de la puerta trasera hacia atrás, es la mejor parte del coche. Tiene unas caderas anchas, con unas ruedas enormes y es muy bajito, la imagen que ofrece es espectacular.
Si eres una persona tímida y que se siente incómoda cuando el resto de la gente se fija en ti, es mejor que te olvides de este coche. El 508 llama mucho la atención, sobre todo con el color rojo vino, pero el PSE va un paso más allá con el color de la carrocería en contraste con las llantas negras (¡y sus 20 pulgadas!) y los toques en ese tomo amarillo verdoso que destacan por encima de todo. Las pinzas de freno delanteras también van pintadas en ese color destacando muchísimo tras las llantas de color negro. Lo curioso es que solo van pintadas las delanteras, yo habría pintado también las traseras.
No podemos pasar por alto las aletas aerodinámicas que hay en los paragolpes y en los bajo de caja, unos elementos funcionales y que además, hacen que la gente se quede parada mirando. Los diseñadores de Peugeot han hecho un buen trabajo integrando estos elementos, porque podrían haber sido algo realmente hortera. Ese buen trabajo también se nota en la parte trasera, que a pesar de montar un paragolpes con un difusor simulado (es atrezzo), tiene dos salidas de escape convencionales, como las de toda la vida, logrando un aspecto todavía más potente. De hecho, esta parte trasera también es digna de ver en vivo, porque presenta un conjunto bastante atractivo.
Realmente cómodo de conducir, pero falta algo de espacio
La primera impresión, por tanto, podemos decir que es muy buena, solo ver el coche aparcado te provoca ganas de ponerte a conducir y eso, cuando hablamos de un coche “halo”, con aspiraciones deportivas y un precio que ronda los 10 millones de las antiguas pesetas, es de agradecer. Un coche deportivo tiene que ofrecer muchas cosas y una de ellas es una imagen que te haga mirarlo durante horas sin cansarte, si esto no se logra, no se ha logrado un conjunto redondo. Un deportivo, además de serlo, debe parecerlo.
Por dentro, ciertamente, sigue siendo un Peugeot 508 con algunos detalles específicos, como la instrumentación o el color de algunos detalles (y de algunos gráficos de la instrumentación). No es malo, precisamente, porque el 508 ya presume de un buen diseño de su habitáculo y de una buena calidad general. En el caso del Peugeot 508 PSE da la impresión de tener unos ajustes más cuidados, con una elevada calidad percibida y una sensación general muy buena una vez te has instalado en su asiento. Tiene las mismas pegas (o beneficios, según quien conduzca) que en el resto de versiones del 508, como es el conjunto volante-instrumentación, pero el resto es bastante bueno.
Esa sensación general se mantiene siempre, incluso circulando por asfalto en muy mal estado (en mi barrio es una constante), sin que aparezcan ruidos o crujidos. La solidez general me ha gustado, hace muy agradable la vida a bordo, aunque hay que destacar algunas pequeñas pegas. Durante la semana que pude tener el coche, estuvimos haciendo un pequeño favor a una amiga llevando a sus hijos al colegio, es decir, durante una semana, este Peugeot 508 PSE estuvo “sufriendo” a tres fieras de dos patas de entre 5 y 9 años, permitiendo apreciar hasta dónde puede usarse un coche como este.
Lógicamente, la versatilidad sigue siendo la misma que la de un Peugeot 508 familiar convencional y esto supone contar con un maletero que no destaca por capacidad y de unas plazas traseras algo estrechas. Una silla sujeta en los anclajes Isofix y dos alzas entran muy justas y la posición de los cierres del cinturón es pésima. Quien vaya en el centro irá notando en su trasero el cierre del cinturón del que tiene a su izquierda, por ejemplo. Además, con todas las plazas ocupadas por los niños, abrochar los tres cinturones es una aventura por falta de sitio y por la posición de los cierres. Vamos, resumiendo, mejor dos que tres.
Pero si nos olvidamos del espacio interior, que solo es un problema en casos concretos como este que os he contado, el coche resulta una gozada de conducir. Aunque la suspensión es dura, tiene varios programas para seleccionar, pudiendo rebajar un poco esa firmeza y aunque el cambio no es abrumador, si que permite un rodar menos movido por poblado. Como he comentado antes, el barrio donde tengo mi residencia tiene unas calles cuyo asfalto no merece este nombre, está roto, lleno de grietas y de parches chapuceros, pasos de cebra sobre elevados, agujeros… con el Citroën C5 Aircross Hybrid era como si las calles fueran totalmente lisas, pero con este podía contar las grietas. El caso es que con el modo “comfort” la cosa mejoraba bastante y el trabajo de la suspensión mantenía al pasaje menos agitado. Para ser totalmente sinceros, con el modo “comfort” la calidad de rodadura es buena y en general, resulta muy agradable circular.
Hay que mencionar algunas cosas en este apartado, que no pueden pasar por alto. Por ejemplo, a baja velocidad y con la dirección girada al máximo, al iniciar la marcha, las ruedas delanteras dan tirones. Resulta un poco molesto, pero como no es una situación que se repita en exceso, te acabas acostumbrando. No te acostumbras tan rápido al tirón que da de vez en cuando al pasar de primera a segunda, aunque después de esto el cambio entre relaciones es imperceptible.
Hay que ir muy pasado para sacarle partido
En general, obviando las pegas que hemos mencionado y que son perfectamente asumibles, el Peugoet 508 PSE resulta un buen conjunto. Me gusta la sensación de calidad del habitáculo, lo integrado que te sientes a los mandos y el tacto de todos los mandos, así como su diseño, sobre todo esta carrocería familiar. Y por supuesto, también me gustan sus prestaciones, aunque estén condicionadas por la batería. El grupo propulsor, recapitulando un poco, está compuesto por un cuatro cilindros 1.6 turbo con 147 kW (200 CV) unido a dos motores eléctricos. El primer, colocado delante, rinde 81,2 kW (110 CV) y el segundo, sobre el eje trasero, 83 kW (113 CV). En conjunto, la potencia asciende a 360 CV y el par a 520 Nm, nada mal, pero tienen que mover 1.925 kilos. Es un coche que pesa mucho, pero curiosamente, no se nota que pese tanto. Es cierto que la sensación es la de conducir un coche que esta gordo, pero uno que ronde los 2.000 kilos. Ni siquiera apretando entre curvas.
La única señal que te permite saber qué motor está en funcionamiento es el ruido del motor de gasolina (bastante tenue, por cierto) y el gráfico de la pantalla. Gracias a ese gráfico puedes ver que el motor eléctrico trasero, es el encargado de mover el coche y de la retención y generación de energía, mientras que el motor eléctrico delantero solo asiste al motor de combustión. Cuando se activa el modo para retención (la posición B del selector del cambio), también es el motor eléctrico trasero el que actúa y cuando se pisa el acelerador a fondo, son los tres motores los que mueven el coche y entregan los 360 CV. El cambio entre un motor y otro es imperceptible, la transición es muy suave, salvo cuando pisas el pedal a fondo, pero no por la gestión de los motores, sino por la caja de cambios que tarda un momento en calcular que marcha es la más adecuada y al engranar da un tirón. Algo normal en un cambio automático.
Con la batería cargada, el coche es un tiro, así, tal cual. La inmediatez de los motores eléctricos ofrece una respuesta muy rápida y la potencia combinada de los tres motores hacen que el Peugeot 508 PSE corra mucho a pesar de pesar dos toneladas. Con la batería sin carga el empuje decae un poco, pero solo un poco, porque siempre hay electricidad para alimentar a los motores, siempre hay una pequeña reserva de energía y además, se cuenta con la frenada regenerativa. Este sistema es de mucha ayuda cuando subes el ritmo, porque a base de frenadas “a saco”, vas recargando la batería sin darte cuenta y sin perder prestaciones.
El 508 PSE te permite ir muy, muy rápido entre curvas, la confianza es muy alta porque la sensación de aplomo y control es muy elevada. El problema viene, básicamente, en que para tener unas sensaciones muy deportivas, hay que ir muy pasado, es un coche que para sacarle partido hay que ir como un energúmeno, frenando muy tarde y acelerando casi a fondo en cuanto empieces a tocar el vértice de la curva. Y no importa el modo que lleves activado, vas a tener que ir muy fuerte para llegar al límite. Con el modo Sport las cosas se vuelven todavía más demenciales, porque el coche es más directo e incita un poco más a no aflojar. El peso, aunque muy alto, no incordia tanto como podría esperarse, porque el aplomo en curva es muy alto y los frenos paran el coche con solvencia. Al menos en mi caso, no llegué a ponerlos en apuros en ningún momento.
La verdad es que en estas condiciones de conducción, el Peugeot 508 PSE deja a la luz que no es realmente un deportivo. Sigues yendo relativamente cómodo si el asfalto no está muy roto, en cuyo caso las cosas se complican y es mejor quitar el modo Sport porque el coche se mueve (también lleva mucha goma en contacto con el suelo: 245/35 R20 95Y) y pierdes sensación de control. Como más se disfruta no es “a saco”, sino en viajes a ritmo muy alto por carreteras con trazo amplio y buen asfalto. En autopista acabas rodando muy rápido sin darte cuenta, es carne de radar, pero en carreteras secundarias puedes disfrutar de viajes a ritmos muy altos con toda comodidad y disfrutando.
El mayor inconveniente del 508 PSE es el precio
No puedo negar que el Peugeot 508 PSE me ha gustado, tanto por imagen como por sensaciones al volante y aunque tiene algunas pegas, creo que es buen conjunto. Sin embargo, tiene un escollo importante, porque no es ni mucho menos barato. Hablamos de un coche que según web oficial, arranca en 64.600 euros con carrocería sedán. Por este precio hay muchas alternativas contra las que tiene que enfrentarse y muchas de ellas selladas por marcas como Mercedes o Audi, y esto en algunos mercados es suficiente para no comprar el Peugeot. Está claro que no es un modelo de masas, es un coche de imagen del que no se tiene previsto vender muchas unidades, pero por menos dinero te puedes llevar a casa un Mercedes-AMG A35 sedán que si bien es más pequeño y menos potente, ofrece una conducción más apasionante.
Por el momento no habrá más versiones PSE fuera del 508. El nuevo Peugeot 308 no tendrá versión deportiva, o al menos no tendrá una versión Peugeot Sport Engineering, como tampoco la tendrá el Peugeot 3008 o el 5008. Quizá no volvamos a ver otra versión así en el seno de Peugeot, así que podríamos estar ante un futuro clásico de colección, aunque queda claro que la próxima generación de vehículos clásicos será muy diferente a lo que estamos acostumbrados.
Datos técnicos
FICHA TÉCNICA | Peugeot 508 SW | |
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MODELO | PSE | |
MOTOR TÉRMICO | Cuatro cilindros gasolina y turbo, 1.598 centímetros cúbicos. Delantero transversal con 147 kW (200 CV) | |
MOTOR ELÉCTRICO 1 | Delantero transversal con 81,2 kW (110 CV) | |
MOTOR ELÉCTRICO 2 | Trasero transversal con 83 kW (113 CV) | |
BATERÍA | Iones de litio colocada en posición trasera central con 11,5 kWh | |
AUTONOMÍA ELÉCTRICA (WLTP) | 42 kilómetros | |
RENDIMIENTO | Potencia máxima | 265 kW (360 CV) |
Par máximo | 520 Nm | |
TRANSMISIÓN | Tracción total. Cambio automático de ocho relaciones por convertidor de par | |
SUSPENSIÓN | Delantera | McPherson con muelle helicoidal |
Trasera | Paralelogramo deformable con muelle helicoidal | |
DIMENSIONES Y PESOS | Largo por ancho por alto (mm) | 4.750 x 1.860 x 1.410 |
Batalla (mm) | 2.800 | |
Peso declarado | 1.925 kilos | |
MALETERO | Con todas las plazas / asientos abatidos | 487 litros / 1.537 litros |
Neumáticos | 245/35 R20 95Y |
|
DATOS PRESTACIONALES | Aceleración de 0 a 100 km/h | 5,2 segundos |
Velocidad punta | 250 km/h | |
Relación peso potencia | 5,34 kilos por caballo | |
CONSUMOS | Consumo medio homologado (WLTP) | 2 litros cada 100 kilómetros |
Consumo medio durante la prueba | 7 litros | |
PRECIO | 64.400 euros |
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS