
Una pregunta que dio como resultado esto: un SUV familiar con motor de 306 caballos, tracción 4MATIC, escape rugiente y el tipo de suspensión que te recuerda que no has ido al gimnasio en un mes. No tiene sentido. Y por eso me gusta. Pero además, me gusta porque funciona, porque realmente es rápido, porque puede hacer funciones de coche de familia sin mayores problemas y, aunque gasta, creo que es admisible. ¿10 litros cada 100 kilómetros, con 306 CV, siete plazas, un maletero con dimensiones más que buenas… ? Y eso sin hacer nada especial, pero puedes bajar el consumo hasta los ocho litros si te contienes de vez en cuando. Difícil, te lo aseguro, porque el coche pide guerra constantemente; solo llegar a una rotonda y ver que gira plano y que admite más velocidad, solo eso, ya te envenena.
No soy antiSUV, pero tampoco soy un defensor del concepto. Creo que los SUV tienen su hueco, pero no el hueco que les ha dado todo el mundo. Un SUV no es el coche para ir a por los niños al colegio, ni tampoco es mejor opción que un coche familiar. Es más, el Mercedes-AMG GLB35 es un coche de lo más estúpido; un SUV puramente asfáltico, con siete plazas, aspiraciones de coche familiar y una puesta a punto, así como un carácter, más propios de un coche deportivo. ¿De qué narices sirve un SUV con una suspensión tan dura como la de un Toyota Supra? ¿De qué sirve un SUV con una distancia al suelo más baja que muchos compactos? Pues te diré una cosa… Creo que es uno de los coches que más se acercan al concepto “coche deportivo utilitario”.
Para mi, un SUV no es lo que hoy entendemos como tal. Si hacemos caso a lo que significan las siglas –Sport Utility Vehicle–, lo que hoy entendemos como SUV no cuadra con la idea. Lo hacen coches, como por ejemplo, un Škoda Octavia Combi RS, un deportivo utilitario; Y sí, encaja en Mercedes-AMG GLB35, básicamente, porque es claramente deportivo, pero también es claramente utilitario. La verdad es que el coche me gusta, y me gusta mucho.

La vista perfil es cuadradota, casi más propia de una furgoneta, pero de una con mucho carácter
Primero, lo miras. Luego lo vuelves a mirar…
Porque no es especialmente bonito. Ni elegante. Ni deportivo, en realidad. Parece una furgoneta premium que ha hecho una promesa a su entrenador personal y ahora lleva zapatillas deportivas aunque siga desayunando croissants. Pero hay algo en su cuadradote honestidad que enamora. Es como si dijera: “Sí, soy un SUV de siete plazas. ¿Y qué?” Y cuando lo ves con sus detalles AMG —las llantas gordas, las salidas de escape dobles, el faldón delantero— empiezas a pensar que quizás no esté tan loco. Y además, el color azul de la unidad que nos dejaron le sienta la mar de bien.
Y entonces lo conduces. Y te ríes. Porque hace el 0 a 100 en 5,5 segundos. Porque empuja como si quisiera dejar atrás su propio concepto. Porque al primer golpe de gas, suena como un hatchback cabreado. Y porque cuando la carretera se retuerce, el coche no protesta. Todo lo contrario: se crece. Se compacta emocionalmente. Te invita a más. Las suspensiones son muy duras, pero gracias a eso, el coche no se desparrama en cada curva, aunque tu familia te odiará cada vez que haya algún bache más grande de la cuenta. Y ojo, que posiblemente también te odies a ti mismo cuando tengas que superar uno de esos agujeros en ruta, a una velocidad que no deberías llevar. El golpe es seco, y la sensación es más fea de lo que parece; te dolerá más a ti que al coche y aprenderás a mirar lejos para no volver a pasar por la situación.
Eso sí, no esperes la finura de un deportivo, esto sigue siendo un SUV alto y pesado. Pero la dirección es precisa, el cambio automático es rápido y la tracción integral lo mantiene todo en su sitio. Lo cual, para un coche que puede llevar a los suegros, es bastante tranquilizador. No será tan tranquilizador cuando te olvides, precisamente, de que llevas a los suegros contigo y empieces a exprimir el motor. El coche corre, corre muchísimo y, como se ha dicho antes, tiene carácter, mucho. No le gustan las medias tintas, no le sientan bien los cambios de opinión una vez empezada la acción, pero no le gustan ni a poca velocidad y mucho menos a velocidad elevada. Si has decidido acelerar, acelera, si has decidido frenar, pues frena.
Hubo ocasiones en las que me recordó al Mercedes-AMG A35 sedán que conduje hace tiempo. El motor es respondón, no le gusta circular a poca velocidad, no es fino, a veces da tirones y protesta si lo haces las cosas con delicadeza. Pero corre como alma que lleva el diablo, acelera con contundencia y enlaza curvas como si pesara la mitad de lo que pesa. ¿Es cómodo? Si el asfalto es liso… Un poco. ¿Gasta? Sí, claro que gasta, pero no tanto como cabría esperar. Si exprimes sus 306 CV la gasolina te durará poco, pero el problema es que cuesta mucho no exprimir sus 306 CV…

Nada nuevo en el habitáculo, donde la calidad “by Mercedes” se combina con algunos detalles que no debería estar presentes, como algunos elementos con aspecto de aluminio, que en realidad son plástico pintado
Interior: botones, pantallas y mucho cuero.
Dentro, todo es muy Mercedes. Eso significa pantallas enormes, iluminación ambiental de bar futurista y un volante que parece sacado de una nave imperial. Hay espacio de sobra en las dos primeras filas, y una tercera fila que es más decorativa que funcional. Pero ahí está, y te da puntos en el colegio y a veces, a mamá le gusta presumir de ello. La calidad general es alta, muy alta, pero se tiene la sensación de que no es todo lo Mercedes que podría esperarse, sobre todo en un coche que cuesta un pellizco –casi 75.000 euros–.
El infoentretenimiento MBUX sigue siendo uno de los mejores del mercado… siempre que no le hables con acento raro. Y hay asistentes para casi todo, desde aparcar hasta no dormirse en la autopista. Tecnología como para aburrirte. De hecho, quizá lleve demasiados asistentes y algunos algo intrusivos. Conducir un coche moderno, hasta que aprendes a desconectar todos los sistemas, es una pelea constante; tú quieres esquivar ese enorme agujero que hay en medio de la calzada, pero el coche se empeña en ponerse en el centro del carril, justo en dirección al agujero. Tú quieres abrir un poco la trazada para que sea más cómodo el viraje, el coche se empeña en ponerse en el centro del carril a toda costa. Tienes un camión delante y quieres facilitar que te vea, para lo cual, te acercas a la línea central. Pues no. El coche se coloca por su cuenta en el centro del carril. No puedes ir por encima del límite que marcan las señales, ni siquiera un kilómetro/hora, porque empieza a emitir señales acústicas, especialmente cansinas; no te acerques al coche de delante si 10 centímetros, porque empezará a quejarse; aparcar en batería puede ser un martirio con tanto pitido por todas partes…
¿Quién debería comprar esto? Nadie. Y, a la vez, todos los que entienden que la vida no siempre tiene que tener sentido. Es para el que lleva a los niños al cole… pero también quiere adelantar como si te jugaras la pole y para tomar esa curva que tanto te gusta como si nadie te estuviera viendo. Es un coche para quien no se resigna a que un coche familiar tenga que ser aburrido. Para quien aún cree en eso de mezclar lo práctico con lo salvajemente innecesario.
Vale, sí, es un SUV deportivo, uno de esos coches que, de vez en cuando, criticamos. Pero cuando las cosas salen bien, pues salen bien, no puedes evitarlo como tampoco puedes evitar que te guste. A mí me gusta, pero no cuadra para nada con las necesidades que tenemos en casa y además, el presupuesto no me alcanza ni para la mitad de lo que cuesta. Quizá por eso me gusta, ¿no? Porque no lo necesito y porque no me lo puedo permitir…

Conclusión: el AMG más raro… y probablemente uno de los más divertidos.
El GLB35, ¿es una contradicción con ruedas? Para nada. Lo veo más coherente que un Clase G AMG o más interesante que cualquiera de sus grandes y gordos hermanos. Y lo veo coherente no por ser lógico, sino porque funciona como coche familiar con cierta solvencia, corre más que suficiente y en cuanto a diseño, no resulta feo, aunque hay a quien sus formas cuadradotas no les gusta nada.
Mientras otros coches se esfuerzan en encajar en moldes, el GLB35 rompe los suyos. Puede que no sea el AMG más rápido, ni el más bonito. Pero es, sin duda, el más usable y el que yo tendría en mi garaje si el jefe me subiera el sueldo…
Datos técnicos
FICHA TÉCNICA | ||
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MODELO | Mercedes-AMG GLB35 4MATIC+ | |
MOTOR | Delantero transversal. Cuatro cilindros con 1.991 centímetros cúbicos. Turbo e intercooler | |
RENDIMIENTO | Potencia máxima | 225 kW (306 CV) entre 5.800 y 6.100 rpm |
Par máximo | 400 Nm entre 3.000 y 4.000 rpm | |
TRANSMISIÓN | Tracción a las cuatro ruedas. Cambio automático de ocho relaciones | |
DIMENSIONES Y PESOS | Largo por ancho por alto en milímetros | 4.650 x 1.850 x 1.662 |
Batalla en milímetros | 2.829 | |
Peso | 1.755 kg | |
DATOS PRESTACIONALES | Aceleración de 0 a 100 km/h | 5,5 segundos |
Velocidad punta | 250 km/h | |
Relación peso potencia | 5,73 kg / CV | |
CONSUMOS | Consumo medio homologado (WLTP) | 8,5 litros |
Consumo medio durante la prueba | 9,2 litros | |
PRECIO | 74.625 euros |
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS