Pere Navarro, postulado como nuevo director de la DGT

Pere Navarro, postulado como nuevo director de la DGT

Fue el responsable de la seguridad vial de 2004 a 2012


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Pere Navarro Olivella ha sido sin género de dudas el director de la DGT más mediático y polémico de los últimos años. Dirigió el ente público desde 2004, cuando llegó el PSOE al poder, hasta 2012, cuando le reemplazó María Seguí por razones políticas (cambio de color en el Gobierno). Esta funcionaria tuvo que ceder el puesto a Gregorio Serrano tras volverse insostenible su situación personal por presunta corrupción, causa que acabó por ser archivada. También por razones políticas Pere Navarro podría volver a su antiguo cargo.

El director de la DGT saliente, Gregorio Serrano, no es un experto en seguridad vial, a diferencia de Navarro y Seguí. Desde comienzos de año su puesto ha sido muy cuestionado por la gestión de la encerrona de la A-6, donde miles de vehículos se quedaron atascados en un temporal de nieve y dejados a su suerte hasta que llegó la UME al alba. Su mérito para el puesto era ser amigo del ministro del Interior del PP, Juan Ignacio Zoido. Tras la moción de censura que descabalgó al PP del poder, toca cambiar a miles de cargos, como el director de la DGT.

El nombre de Pere Navarro será planteado en el Consejo de Ministros de mañana, por lo que podría volver a su oficina en cuestión de días. La DGT es un órgano dependiente del ministerio del Interior, ahora controlado por Fernando Grande-Marlaska Gómez. Durante el mandato de Navarro en la época socialista la siniestralidad en España descendió más rápido que en los países de nuestro entorno y se quedó por debajo de la media europea. No es eso lo que nos pareció mal, sino las formas.

Durante la época de Navarro se implantó el carné por puntos, la eficacia recaudadora de la Administración se dobló, algunas conductas acabaron convirtiéndose en un delito… La política de mano dura ha acabado funcionado -nos guste o no, ahí están los números- y con la política de bajo perfil con Seguí y Serrano las víctimas empezaron a repuntar. La recuperación económica algo tendrá que ver con ello.

A principios de este año conocí a Pere Navarro en un coloquio organizado por CEA en su sede de Madrid. Traté de abstraerme mentalmente de todo lo que podía pensar sobre la persona, y me centré en el funcionario. Pere Navarro sabe mucho sobre seguridad vial aunque no conduzca ni sea un apasionado del automóvil; total, no le pagan por eso.

Su misión era cumplir con los objetivos de reducción de siniestralidad que José Luis Rodríguez Zapatero, por entonces candidato a presidente del Gobierno, había plasmado en el programa electoral de 2004. Sí, eso también se votó, lo interesante empieza en la página 54. En lo que falló la obra de la DGT en aquel periodo, a mi modo de ver, es el explicar a la ciudadanía el porqué de las cosas. Una medida no puede ser considerada justa si no se comprende.

Pere Navarro 2008

Pere Navarro (director de la DGT) y Alfredo Pérez Rubalcaba (ministro del Interior) en un acto en 2008

Al final, con lo que se quedó la mayoría es que era una política represiva, con ánimo recaudatorio, y poco centrada con la seguridad vial. Los típicos chascarrillos los hemos oído todos: “que persigan a los que no ponen los intermitentes”, “esto es solo para recaudar”, etc. Lo dicho, las cifras avalan esa gestión. Quien conducía hace 14 años ha tenido que notar algo. En 2004 estrené mi carné de conducir, y vaya si se ha notado la diferencia.

Con estas palabras no quisiera dar la impresión de que apruebo todo lo que se hizo, como convalidar el carné A1 para conducir motocicletas de 125 cc, triciclos y cuadriciclos con tres años de permiso de turismos y sin haber dado ni una sola clase en una autoescuela. El mercado de 125 cc creció mucho, pero también aumentó la siniestralidad de los moteros inexpertos.

También dudo de la eficacia de los cursos de recuperación de puntos en su vertiente pedagógica, de que no se haya limitado el acceso a modelos de relaciones peso/potencia muy bajas en función de la experiencia, de la colocación de radares en lugares donde la siniestralidad es nula o de la sensación de persecución y culpabilidad que puede experimentar el conductor.

Ahora la DGT cuenta con un arsenal de policías electrónicos que pueden ver lo que los guardias no podían ver: cinturones desabrochados, coches que circulan sin seguro, distancia de seguridad que no se respeta, etc. Las políticas de control van a ser aún más eficaces, y las contramedidas cada vez tienen peores resultados -de las que aún son legales, quedan pocas-.

Pere Navarro volverá a dar mucho que hablar. El funcionario tiene 66 años, y por lo que pude ver el enero pasado, energía y determinación no le falta. Vayámonos preparando.

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