El Toyota GR Supra con motor BMW tiene final escrito, ¿pero cuál fue su inicio?

El Toyota GR Supra con motor BMW tiene final escrito, ¿pero cuál fue su inicio?

Del final del modelo de producción a sus orígenes, un concepto de superdeportivo con aspectos de hypercar


Tiempo de lectura: 4 min.

El BMW Z4 está en el camino hacia su retirada, pero lo han dicho desde Toyota y lo repetimos aquí: el Supra tiene peso propio, nada por descubrir, claro. La sexta generación retomará ingeniería de la casa, pero antes las ediciones especiales de salida del GR Supra con motorización bávara quieren dejar un recuerdo fuerte para que, cuando sea historia, no queden dudas de que, más allá de las críticas, estuvimos ante un deportivo solvente y que supo escuchar a la demanda en su transcurrir.

Con el A90 Final Edition, la automotriz japonesa cierra un ciclo con potencia inédita, por arriba de los 400 caballos y casi tocando los 450, pero Estados Unidos contará con una versión final más y lo tiene merecido por ser año a año el país con más ventas en todo el mundo y por ser Toyota la más vendida allí, mano a mano con Ford. Sólo por comparar los números del 2024, los norteamericanos han comprado vehículos Toyota un 100 por ciento más que toda Europa, un 62 por ciento más que Japón y un 31 por ciento más que China. El MKV Final Edition es el GR Supra que sólo en Estados Unidos podrán gozar.

Versiones de cierre de ciclo, ediciones que ponen punto final al GR Supra de quinta generación, un capítulo cuyos orígenes podríamos encontrarlos, si quisiéramos, en la década del 2000, cuando Morizo hacía de las suyas experimentando en Nürburgring con el Supra MK4, que llenaba el vacío de un sucesor que brillaba por su ausencia y que fue clave en la gestación de la división GR. Ahora bien, concretamente, el otro extremo de los Final Edition, el origen preciso del GR Supra, el que de alguna manera podría considerarse el primer Toyota GR Supra, data de hace más de 10 años.

Toyota FT 01 (2)

El primer Toyota GR Supra era un superdeportivo con tintes de hypercar

Dado el final del todavía vigente Toyota Supra, me pareció oportuno dedicar unas líneas al que lo empezó todo, porque no puedo dejar de preguntarme qué habría pasado si Toyota hubiese apostado por un coche como este para la producción. ¿Qué críticas habría recibido su diseño? ¿Era lo adecuado destinar el nuevo Supra a un nicho más cerrado? En el Salón de Detroit del 2014, un japonés intimidaba en el stand de la marca y en su figura acumulaba la historia toda de sus deportivos. Esto último, en alusión a que Toyota, en aquel momento, lo presentó como un heredero de sus grandes referentes. Entre ellos, el 2000 GT, considerado el coche japonés más bonito en rankings de renombre como el de Goodwood.

Con más pinta de hypercar que de superdeportivo –lo que técnicamente era– se presentaba el Toyota FT-1 Concept hace casi 11 años. De más estaría por aclarar que el modelo de producción tomó su dibujo, pero, al margen de ello, las diferencias entre uno y otro son notables. El alerón del FT-1 era apenas un agregado comparado con el potencial de hipercoche que emanaba su zaga toda y un morro con licencias propias de un diseño experimental. Un prototipo tan visceral que, de haber mutado a modelo para el cliente, tal vez habría merecido niveles de potencia mucho mayores a los que finalmente tuvo el GR Supra del 2019 a esta parte.

¿Contrafáctico? No estoy muy seguro de ello. Su posible fórmula mecánica daba para pensar que de esa criatura imaginada en los estudios de CALTY en California podía nacer un biplaza con al menos unos 600 caballos, pues, de haberse convertido en modelo, le podría haber correspondido un V8 de cinco litros. Al menos, la realidad virtual del Gran Turismo 6 nos ofreció un acercamiento, ya que el FT-1 Vision Gran Turismo, resultado de la colaboración entre CALTY y Polyphony Digital, firmaba ¡más de 620 CV!

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Mauro Blanco

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