El experimental Cadillac a cielo abierto que, lamentablemente, nunca llegó a producción

El experimental Cadillac a cielo abierto que, lamentablemente, nunca llegó a producción

Con la General Motors y su fabricante de lujo de regreso a la Fórmula 1, no es mal momento para recordar un "concept car" que merecía llegar a las concesionarias


Tiempo de lectura: 4 min.

A excepción de algunas observaciones que uno puede leer en comentarios de lectores –considerando desproporciones que, a mi criterio, no vienen al caso y que, por el contrario, hacen a su gracia–, diría que este concept car de Cadillac es un coche a cielo abierto sin detractores. Sobriedad, roadster de alta potencia, que se da el privilegio de llevar un seis cilindros de alta potencia, pero desarrollado bajo la premisa del placer de conducirlo en carretera sin prisa, sin destino.

Aprovechando la noticia del retorno de General Motors con su fabricante de lujo a la Fórmula 1, donde el tiempo lo es todo, me es imposible no pensar al Cadillac Ciel como la antítesis de un coche de carreras. Es el enemigo del tiempo, incluso cuando en la Semana del Automóvil de Monterey 2011, su figura estremeció a los presentes en Pebble Beach. Allí, este dos puertas, una oda al lujo americano, detuvo los relojes, simbólica escena en sintonía con la esencia sobre la cual fue construido.

Cadillac Ciel Concept 2011: Tributo a las raíces y al viaje en carretera

El Cadillac Ciel fue concebido como la representación de un sueño, como el punto de partida del retrato de una región, como el reflejo de un estereotipo. Un paseo en ruta, sin concesiones, bajo el sol californiano. Bien podría haberse grabado a fuego sobre su zaga, pues allí reside su existencia. Aunque históricamente fueron apropiadas por la idiosincrasia de las marcas de lujo americanas, el diseño de las puertas suicidas en los vehículos es de origen francés. Este Cadillac se abre poniendo a trabajar sus bisagras invertidas, ubicadas en la parte posterior de las puertas traseras.

No podía ser de otra manera. Tomémoslo como guiño, pero sobre todo como la necesidad de dar la bienvenida a un espacioso interior para cuatro personas. La entrada al cielo, al ciel. Su nombre en francés fue parte del tributo y su acabado exterior fue el corolario del paisaje que iba pintando mientras avanzaba por la costa oeste. Recuerdo el video promocional de la época, tres minutos y medio cargados de referencias, con el color de su carrocería aludiendo a las uvas tintas de California, analogía que, de hecho, el departamento de marketing no se preocupó en disimular.

“El lujo auténtico está impulsado por experiencias, no solo por productos, y Ciel se trata de la experiencia del viaje”, explicó en aquel entonces Clay Dean, quien fuera director de Diseño global de General Motors hasta 2017, función en la cual apuntó a la búsqueda de la innovación mediante los concept cars de la compañía. Sobre el viaje, el Ciel siempre lo ha dejado claro. ¿Qué hay del producto? Para empezar, se trató de un gran turismo precisamente experimental, y experimental en lo mecánico, pues su V6 3.6 biturbo de 430 caballos iba acompañado de un motor eléctrico y de una batería de iones de litio.

Las gacetillas de prensa de las marcas le han quitado la fuerza al término elegancia y lo siguen haciendo, llamando elegante a todo tipo de especificación. En el Ciel, sin embargo, no se me ocurre mejor manera de describirlo que tratándolo de elegante. Mucho cuero, mucha madera. Dicho esto, fue este un Cadillac que se presentó con condiciones altamente prestacionales. Además de su poderoso tren motriz híbrido, en sus llantas de aluminio de 22 pulgadas contaba con frenos ABS de disco carbocerámico en las cuatro ruedas, con pinzas de seis pistones al frente y de cuatro en el eje trasero para soportar su alta potencia.

Como firmé en el título, lamentablemente el Cadillac Ciel nunca llegó a producción. Más allá del alto costo que demandaba convertirlo en un modelo de serie, nunca dejó de ser un vehículo experimental, el que inauguró la trilogía de conceptos de Cadillac, que continuó años más tarde con el sedán Escala y el coupé Elmiraj. Para un roadster, medir casi 5,2 metros de largo sería exagerado. No para un Cadillac a cielo abierto, un Cadillac que me sigue generando sensaciones como cuando lo vi por primera vez.

COMPARTE
Sobre mí

Mauro Blanco

COMENTARIOS

avatar
2000
 
smilegrinwinkmrgreenneutraltwistedarrowshockunamusedcooleviloopsrazzrollcryeeklolmadsadexclamationquestionideahmmbegwhewchucklesillyenvyshutmouth
Foto
 
 
 
  Suscribir  
Notificar de


NUESTRO EQUIPO

Pablo Mayo

Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

Alejandro Delgado

Jesus Alonso

Javier Gutierrez

Mauro Blanco