Que existe mucho interés en el coche autónomo, cualquiera puede verlo. Todas las marcas se están volcando en este asunto, que va de la mano de la electrificación, como otro gran cambio dentro de la industria de la automoción. El primero que lo consiga de manera sólida y segura, dará un golpe en la mesa, y se posicionará en cabeza de un futuro que ya está llegando.
Pero el coche autónomo no es un tema típico de un fabricante tradicional. Es tecnología, programación pura y dura combinada con sensores, y en este asunto en Silicon Valley están en cabeza. Es por eso que en San Francisco hay 50 licencias para que los vehículos autónomos puedan circular por la ciudad en pruebas. Zoox, esta start-up nacida en julio de 2014 tiene una, y hace poco han hecho una demostración a Bloomberg. Su objetivo: disponer de un robo-taxi en 2020 que permita a una compañía tipo Uber disponer de estos vehículos, para ofrecer servicios de movilidad. Vamos, el terror de cualquier taxista.
Los fundadores Tim Kentley-Klay y Jesse Levinson ya han “levantado” más de 800 millones de dólares para invertir en su compañía, por lo que está claro que hay interés. Si los inversores confían en ellos, debe ser porque están haciendo las cosas bien. Recordemos que el dinero es tímido por naturaleza, pero también es como las apuestas de caballos: el que consiga apostar al caballo ganador, duplicará o triplicará la inversión. Por eso se llaman inversores de capital-riesgo: pueden ganar o perder, no hay término medio.
Los prototipos que presentan en el vídeo tienen algunas cualidades interesantes. La primera de todas, son reversibles. Pueden circular igualmente hacia delante o hacia atrás, pues tienen faros y sensores en ambos extremos, y ambos ejes son direccionales. Que sea eléctrico ofrece la ventaja del espacio interior, donde se acomodan -de momento- dos personas en direcciones opuestas: uno mira al “frente” mientras otro mira en sentido opuesto. En el vehículo definitivo serán cuatro personas que se sentarán enfrentadas, para aprovechar el espacio. Nada de volante, pedales o cuadro de mandos.
“Somos una startup enfrentada a las compañías más grandes del planeta”, dice Kentley-Klay
El prototipo de simulación de Zoox para la ciudad emplea un Toyota Highlander como base, al que han colocado los radares láser -LIDAR- de la marca Velodyne y todos los ordenadores que procesarán los datos. La mecánica es la siguiente: primero hacen varias pasadas para mapear en 3D el trayecto, y se realizan ajustes manuales al mapeado si el proceso automático se saltó alguna señal o algo relevante. Después de esto, el vehículo ya está listo para circular. En el vídeo, en ningún momento hay intervención humana, pero confiesan desde Zoox que en ocasiones puntuales aún es necesario.
Al hilo de esto, se va a crear la necesidad de alguna compañía que ofrezca mapas 3D realizados con LIDAR, y que tal vez, vayan siendo actualizados con cada pasada de un coche por la zona. De esta manera se pueden “alimentar” con los últimos cambios que se hayan producido, como obras, señales nuevas, etc.
Zoox espera que en 2020 tenga listo un prototipo para producción. Si cumplen lo que prometen, y la tecnología funciona bien, el servicio de taxis de San Francisco va a desaparecer en favor de los robo-taxis. Un futuro apasionante nos espera a la vuelta de la esquina.
Pablo Mayo
Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.COMENTARIOS