El Mazda MX-5 se ha caracterizado, desde el lanzamiento de su primera generación (NA) en 1989, por ser un deportivo descapotable ligero, la referencia en su segmento. A lo largo de los años, en ninguna de las generaciones ha abandonado su concepción de roadster —más allá de un prototipo y una edición limitada para Japón, de los que hablaremos más adelante—, aunque sí que ha incluido versiones de techo duro, como el Mazda MX-5 RF actual, perteneciente a su cuarta iteración (ND). Con un futuro cercano que garantiza algunos cambios en su planteamiento, como es norma para cualquier modelo en la actualidad, una entrevista de CarBuzz a uno de los ingenieros de desarrollo de la marca revela que, si fuera verdaderamente posible, la gama futura del modelo podría verse ampliada.

Dave Coleman es el protagonista de las declaraciones sobre cuyas implicaciones os hablamos en las próximas líneas. Además de ahondar en la opinión generalizada de que el Mazda MX-5 RF representa el deportivo perfecto a día de hoy, sugiere que estarían encantados de construir versiones del Miata tanto con carrocería cupé como con ambiciones todoterreno.

Con respecto a la primera de las ideas, cabe apuntar que ya a mediados del siglo pasado la marca de Hiroshima presentó un prototipo de estas características, concretamente durante el Salón del Automóvil de Nueva York de 1996. Sin embargo, ese concept, denominado Mazda Miata M Coupe, no recibió el visto bueno del consejo de administración de la empresa para transformarse en un vehículo de producción. Algunos años más tarde, ya en 2003, el mercado japonés tuvo el privilegio de recibir una edición limitada del modelo con un techo fijo. Este, bautizado con un oxímoron en toda regla —Roadster Coupe, se denominaba—, fue ofrecido en cuatro variantes diferentes y se estima que se fabricaron menos de un millar de unidades en total.

Me encantaría hacer un Clownshoe [“zapato de payaso”, en inglés, en referencia al apodo que recibió el BMW Z3 M Coupe]. Hace demasiado sol en California, y desearía conducir este coche todo el tiempo”, comentó Dave Coleman, ingeniero de desarrollo de Mazda, al ser interpelado por la posibilidad de lanzar una versión cupé de su tradicional roadster

Mazda Miata M Coupe Concept, mostrado en el Salón del Automóvil de Nueva York de 1996.

En cuanto a la opción de producir una versión con aptitudes todoterreno, al estilo de los muy recientes Porsche 911 Dakar y Lamborghini Huracán Sterrato —salvando las distancias—, Dave Coleman es muy consciente de que en ningún caso la marca japonesa podría aceptarlo. Sin embargo, este ingeniero ha decidido tomar como base una unidad del roadster japonés, perteneciente a la tercera generación (NC), para construirlo él mismo.

En la mencionada entrevista comenta que este Miata es el adecuado para una conversión de estas características, toda vez que comparte muchos componentes con el Mazda RX-8. Gracias a este parentesco, es posible integrar en el pequeño deportivo las suspensiones del modelo con motor rotativo, que tienen un mayor recorrido y cuya amortiguación puede soportar el incremento de peso derivado de esta adaptación. También comenta que sustituirá su cambio manual por uno automático por convertidor de par, más acorde con los desafíos que debe afrontar cualquier vehículo que se prodigue por superficies distintas del asfalto.

Por lo que parece, y aunque el futuro del Mazda MX-5 esté sumido en algunas dudas —eso sí, se ha garantizado la supervivencia del motor de combustión interna y del cambio manual—, ninguna de las mencionadas alternativas se barajan en el seno del fabricante japonés para la esperada quinta generación (NF) de este modelo. Como hemos comentado en otras ocasiones aquí, la realidad actual de la industria del automóvil no favorece que las marcas se atrevan a lanzar automóviles que no están justificados desde el punto de vista del rendimiento empresarial, por mucho que nosotros, los aficionados, nos babeemos al imaginarlos.