La noticia es desesperanzadora, en especial para los entusiastas del GT500. No del GT500 moderno, sino del Shelby GT500 clásico. De consuelo les puedo decir que, en caso de que no conozcan el trabajo del fabricante en cuestión, ahora es cuando. En el mundo de los restomods, las leyendas sobreviven al paso del tiempo. A decir verdad, los íconos del pasado no necesitan estos talleres para dejar de serlo, pero cuentan con ellos para volver a ser, de una forma más moderna y en un mercado atractivo como lo es el de este tipo de coches.
De las puertas para afuera de Classic Recreations reina la incertidumbre y, pase lo que pase, algo es seguro: su bancarrota significa un golpe al corazón para los amantes del Shelby GT500 y aquella figura fastback tan hipnótica e inconfundible. La actualidad de esta empresa indica que cuenta con unos activos de entre medio millón y el millón de dólares, y que al enmarcarse como pequeña empresa no los liquidará, sino que podrá reorganizar sus deudas, que acumulan unos 3,4 millones, siendo supervisada por un tribunal de deudas.
De hecho, esta reestructuración ya está en marcha, mientras que la producción de sus coches ha quedado en stand by y el futuro sobre si retomará sus actividades para que sus clientes sigan disfrutando de sus reinterpretaciones, y en ese caso cuándo, es un misterio. Las consecuencias inmediatas son más preocupantes, por lo material y por lo simbólico.
Hasta ahora, los coches de Classic Recreations, con sede en Flower Mound, pueblo ubicado en el norte del estado de Texas, contaba con un incentivo clave: sus coches llevaban la insignia de Carroll Shelby producto de que contaba con la licencia oficial de Shelby American. Este acuerdo ha terminado, por lo que es imposible no preguntarse si, de volver al trabajo, muchos de sus clientes le soltarán la mano.
Su cartera de modelos es diversa y hasta cuenta con una versión del Chevrolet Camaro de primera generación. Los Shelby acaparan casi toda la atención y una de las entregas destacadas ha sido el Shelby Cobra Race Car “Diamond Edition”. El de la casa es el GT500, al que rebautizan como GT500CR e interpretan con versiones como el Carbon Fiber Shelby GT500CR 545, un homenaje al modelo de 1967. Su potencia es precisamente de 545 caballos de fuerza –552 CV– y lo más importante, dado el uso de la fibra de carbono, radica en su peso: una reducción de 272 kg respecto del modelo original.
El Shelby GT500CR Centennial AHA Edition es el otro coche insignia dentro de su gama y no es para menos. Se trata de una edición limitada a 10 unidades, con un motor Coyote 5.0 de cuarta generación sobrealimentado y una potencia de unos 800 caballos. Es el más sentimental, pues se lanzó en conmemoración por los 100 años de la American Heart Association con el objetivo de recaudar fondos y en Classic Recreations lo aprovecharon para rendir tributo a la memoria de Carroll Shelby: “estaría orgulloso de que nos uniéramos a la lucha contra una enfermedad que interrumpió prematuramente su carrera deportiva”. Al margen, el recordado piloto estadounidense era uno de los visionarios de la fibra de carbono desde finales del siglo pasado. Cada Shelby GT500 clásico que ha salido de este taller representa, en ese sentido, un homenaje a su memoria.
Mauro Blanco
Veo arte en los coches y en sus diseños una potencia que va más allá de las cifras. Ex conductor de Renault 12 rojo modelo 1995 de épicos e imprevisibles episodios, al que recuerdo por la hostilidad de su volante, pero, sobre todo, por nunca haberme dejado en el camino.COMENTARIOS