La contaminación es el principal argumento para potenciar la venta de coches eléctricos. No cabe duda que, al menos durante su conducción, los coches eléctricos contaminan menos que los convencionales. Básicamente, se debe a la reducción o ausencia de emisiones locales, es decir, que el coche no contamina durante su uso o al menos, contamina poco. Hay muchas cuestiones que no se tienen en cuenta respecto a los coches eléctricos.
Por ejemplo, los frenos siguen siendo por fricción, como en un coche convencional. Sí, es cierto que se usan menos porque se aprovecha la retención del motor y, de paso, se recupera algo de energía, pero las pastillas y los rotores se siguen desgastando y por tanto, generando residuos. Lo mismo ocurre con los neumáticos, que son exactamente los mismos y por tanto, su desgaste y generación de residuos permanece invariable. Incluso podríamos decir que tanto los frenos como los neumáticos sufren un mayor desgaste, al tener que lidiar con un mayor peso.
Una de las cosas que menos se tiene en cuenta, es el origen de la energía que consumen estos vehículos ni el origen de la energía que se emplea para fabricarlos. Lo mismo ocurre con todo lo concerniente a las baterías, uno de los componentes más contaminantes de estos coches. Se vende y se anuncia a bombo y platillo que contaminan menos que los coches de combustión por la reducción de emisiones por el tubo de escape, que brilla por su ausencia. Por tanto, se puede deducir que la mayor ventaja de los vehículos eléctricos es la ausencia de combustión y por tanto, la característica de ofrecer unas nulas emisiones de escape.
Y no, no estamos criticando esta tecnología ni mucho menos, es cierto que contaminan menos y que su potencial de desarrollo es enorme, pero no es oro todo lo que reluce y ya están empezando a avisar desde la industria. En esta ocasión ha sido BMW quien ha levantado la veda a través del director de desarrollo, Frank Weber. Según unas declaraciones recogidas por Auto motor und sport, Weber afirma que la industria automovilística está obligada a utilizar más energía de origen renovable en el proceso de producción o las emisiones de dióxido de carbono aumentarán durante la transición de tecnología. Resumiendo, solo se cambiará las emisiones durante la conducción por las emisiones durante la producción y el cambio de tecnología no servirá de nada.
“La movilidad eléctrica aumentaría las emisiones de dióxido de carbono por vehículo en la cadena de producción en más de un tercio para 2030. Queremos evitar eso y reducir las emisiones de dióxido de carbono hasta en un 20% en comparación con 2019. Ya estamos produciendo celdas y módulos exclusivamente con electricidad sostenible. La movilidad eléctrica solo funciona si cerramos los ciclos de los recursos. De lo contrario, solo cambiaremos las emisiones de la conducción a la producción” – Frank Weber, director de desarrollo de BMW en declaraciones para Auto motor und sport
BMW tiene una estrategia de electrificación que tiene en cuenta estas cosas, o eso al menos dicen. Los próximos modelos de la marca compartirán una plataforma “multienergía”, es decir, que está desarrollada para acoger cualquier tipo de motor, ya sea de combustión interna, híbrido o eléctrico. DE esta forma se reducen los costes y se pueden montar todos los coches en las mismas líneas de montaje, reduciendo el consumo de energía y por tanto, las emisiones.
Actualmente, el mayor fabricante de baterías es China y la gran mayoría de la energía consumida por sus fábricas procede de quemar combustible fósil. Esto no ayuda a reducir la huella de carbono del coche eléctrico y junto con el reciclado de las baterías, ofrece un apartado que deberá mejorar si realmente se quiere reducir la contaminación.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".Politiqueo a saco, y la verdad como siempre, queda en un segundo plano bajo el paraguas de las grandes compañías. Las verdades a medias a las que nos tienen acostumbrados.