Hay que ver lo que ha cambiado el Kia Picanto, está totalmente irreconocible. La transformación que ha sufrido el modelo surcoreano desde la primera vez que se dejó ver, ha sido absolutamente brutal. No hay nada de la nueva generación que haga recordar que una vez fue un coche con aspecto regordete y con unos faros que parecían cachetes.

La primera vez que vimos al Picanto era el año 2004, cuando la firma todavía trabajaba bajo la idea de ofrecer coches baratos y funcionales, pero con una calidad justa. No eran malos, el tema era que no cuadraban con los gustos europeos, ni por diseño ni por prestaciones, ni tampoco por calidades de fabricación. ¿Acaso nadie se acuerda de, por ejemplo, los Kia Shuma? Coches cumplidores, pero sin más aspiraciones.

El Picanto llegó cuando el segmento A parecía estar bastante más boyante que ahora, incluso se llegaron a ofrecer con motores turbodiésel y planteamientos deportivos. Pero eso quedó muy lejos ya, ahora el segmento A se limita a tres modelos, quizá cuatro: Hyundai i10, Suzuki Ignis, Toyota Aygo X Cross y nuestro protagonista, el Kia Picanto. También podemos sumar a la lista el FIAT 500 y el FIAT Panda, así como el Mitsubishi Space Star.

No son pocos, pero faltan modelos que animen un poco más la categoría, como el Peugeot 107, el SEAT Arosa o el Volkswagen Lupo, por poner unos ejemplos de modelos que fueron importantes. Además, estos últimos, ofrecían una conducción mucho más dinámica y divertida que cualquiera de los antes mencionados, a excepción del Hyundai i10 y su versión N Line con 100 CV. Ese coche es muy divertido.

El Kia Picanto tiene mucho que ver con el i10, pero estéticamente es mucho más agresivo y con una personalidad más fuerte y marcada. Con los años, ha ganado en carácter y, por supuesto, en calidad, en prestaciones y en equipamiento. Lo que no ha cambiado en el planteamiento y el público objetivo, pues la marca incide constantemente en que se trata de un coche perfecto para la chavalería. No lo dicen con esas palabras, los llaman “adultos jóvenes”, pero no pierden la oportunidad de señalar al nuevo Picanto como el primer coche de los clientes más jóvenes.

Y en parte, es un buen planteamiento, es un coche pequeño, fácil de conducir y fácil de aparcar, de costes reducidos y de aspecto “molón”, con unas prestaciones decentes, pero sin capacidad de poner en aprietos a ningún conductor. La misma marca apuesta por un uso intensivo en pueblos y ciudades, una idea que se refuerza con su depósito de gasolina de solo 35 litros, o con sus motores que no superan los 80.

Concretamente, el Kia Picanto tiene dos motores: 1.0 DPi y 1.2 DPi. El primero es un tres cilindros de 998 centímetros cúbicos de carrera larga –71 por 84 milímetros– que rinde 63 CV a 5.000 revoluciones y 9,5 mkg a 3.750 revoluciones –un poco menos de 100 Nm–. El segundo, por su parte, es un cuatro cilindros de 1.197 centímetros cúbicos también de carrera larga –71 por 75,6 milímetros– que rinde 79 CV a 6.000 revoluciones y 11,5 mkg a 4.200 revoluciones.

Sea cual sea el motor escogido, el coche no pesa gran cosa: 1.087 kilos con el 1.0 DPi y 1.101 kilos con el 1.2 DPi, pero como cabe esperar, no se pueden esperar prestaciones escandalosas. El más rápido de los dos, el cuatro cilindros, alcanza los 159 km/h y el 0 a 100 km/h lo completa en 13,1 segundos. Es todavía más lento en aceleración si se monta el cambio automático, aunque al menos los consumos rondan entre los cinco y los seis litros, siempre según datos oficiales.

Como coche de talante claramente “uban style”, el equipamiento tecnológico y de conectividad es muy completo. Cuenta con actualizaciones remotas, conectividad con teléfonos inteligentes, pantalla táctil de dos tamaños –según versión– y todos los sistemas ADAS imprescindibles. Tiene, incluso, un sistema de reparto vectorial de par en frenada y una función del control de estabilidad que ayuda a reducir el subviraje en curvas.

Los precios que anuncia Kia, con descuentos, comienzan en 16.592 euros, con tope máximo de 21.500 euros.

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