A inicios de año el último de los sedanes con motor V8 tan típicos de Australia dejó de comercializarse. Era el Chrysler 300 SRT, un sedán que en España pudimos conocer como Chrysler 300C SRT hace ya bastante tiempo, cuando la compañía norteamericana “viaja” bajo el amparo de Daimler. Los yankees dejarán de exportar este modelo a Australia porque su demanda ha crecido en su mercado local, en Estados Unidos, dejando a los aussies sin este tipo de coches.
Hemos sido testigos de cómo los tradicionales sedanes V8 australianos han ido dejando el mercado poco a poco. Coches que a veces eran la envidia de muchos aficionados que viven lejos del país de los canguros y de los que siempre se han sentido orgullosos en su país natal. Ahí está el Campeonato Super V8 (Supercar Championship) y sus espectaculares carreras.
De hecho, no solo en Australia están cayendo los motores V8, hay más afectados en otros lugares, como los V8 Hellcat de Dodge, que se dejarán de fabricar este mismo año. Los motores V8 de Toyota también parecen tener los días contados, o al menos eso es lo que afirman algunos rumores. Mercedes también ha anunciado que sus propulsores V8 tienen los días contados, lo que también afecta a Aston Martin.
Sea como fuere, los motores V8 están en el punto de mira, principalmente por motivos medioambientales, obviamente. Aunque este no es el caso de Australia, donde simplemente lo han dejado de ofrecer las marcas por temas económicos. Australia tiene un mercado local, en término de matriculaciones, similar al español, y por tanto, contar con una industria propia no era rentable. En cuanto el país eliminó las trabas proteccionistas, las empresas locales han terminado mal paradas y el cierre de Holden es el mejor ejemplo.
Los sedanes con motores V8 eran posibles por las medidas proteccionistas del Gobierno, una situación que ha durado décadas y que, como ocurrió en su día en España o ha estado pasando en China, penalizaba todo producto que llegara de fuera de sus fronteras, apostando por el producto local. Sin esas medidas proteccionistas, las cosas han cambiado mucho y los sedanes V8 han encontrado un triste final. Por extensión, el sector del automóvil al completo.
También es cierto que los motores V8 no tenían una gran demanda en el mercado, al igual que cualquier otro lugar, en Australia no todos quieren, necesitan ni están dispuestos a pagar por un motor de gran cilindrada, recordemos que la gran mayoría de los usuarios tienen un coche porque es una práctica (aunque cara) herramienta. Ahora, el mundo que hemos formado los aficionados alrededor de los coches es muy diferente y provoca cosas como las que se están viviendo en el país.
Desde que se han retirado los motores V8 del mercado los precios de esos mismos sedanes con motores “gordos” se ha disparado en el mercado de segunda mano. Se ha creado una auténtica burbuja cuyo crecimiento es exponencial y ha alcanzado cotas que no se habían visto nunca en el país. Según algunas publicaciones australianas, los precios se han disparado un 40 % y mucho más en el caso de las versiones más raras o más deportivas.
Por ejemplo, una de las dos unidades fabricadas del Holden Monaro HRT 427 tenía un precio de 920.000 dólares australianos, 705.000 dólares americanos, 585.685 euros al cambio. Otra versión muy rara de Holden, tan rara que no se llegó a fabricar y de la que solo existen cuatro unidades, el Holden GTSR W1 Maloo (el Holden más potente de la historia), llegó a alcanzar los 1,05 millones de dólares australianos, 665.000 euros -aproximadamente-. Y todavía se podrían nombrar algunos casos más, como el Ford Falcon GTHO Phase III, que alcanzó 1.03 millones de dólares australianos (también cabe mencionar que fue del piloto Jeff Thomson).
Los modelos más “normales”, como el Holden Ute SS, están llegando a más de 60.000 dólares australianos, precios similares que están alcanzando los Ford Falcon V8, mientras que los FPV (Ford Performance Vehicles) están subiendo sus precios hasta casi un 25,3 % en el último año.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".Entre que Holden ya no existe, Ford ya no vende el Falcon y han muerto los UTES pues normal se que estén disparando los precios. El Holden Monaro y Commodore recordemos que llevan el motor LSD de Chevrolet y que era una bestia, y su versión UTE era amada por los Australianos. Además esos motores a la que los retocas, un poco, son brutales (y mas en un pais donde el Etanol es fácil de encontrar… que no pocos coches australianos están adaptados a beber etanol en vez de Super de alto octanaje). Pero además ha afectado a la competición… Leer más »
Es triste, pero Australia puso barrenos en las columnas maestras de su sector del automóvil. El resultado es este: dependen de coches importados y al gusto de otros mercados, no del suyo, porque son demasiado pequeños como para ser relevantes.