Nadie debe dudar que tenemos la generación de automóviles más segura jamás creada. Actualmente conducimos tanques con esponjas, diseñados y desarrollados para absorber parte de la energía del impacto y equipados con sistemas de todo tipo para reducir las consecuencias de un accidente e incluso para prevenirlos.
La evolución en todo el proceso de creación de un vehículo, en el tratamiento de los materiales, en los conocimientos, las tecnologías disponibles; todo ha dado como resultado coches que hace unos años podrían parecer ciencia ficción. Incluso la aparición de organizaciones como EuroNCAP ha sido de gran ayuda en la evolución de la seguridad en los automóviles actuales.
Sin embargo, hay un factor que sigue siendo exactamente igual, o casi, a lo que había hace algunos años: los ocupantes. Si nosotros, que vamos dentro de estas máquinas, no ponemos de nuestra parte, todo el desarrollo y toda la evolución en la seguridad no sirve de nada.
Como ejemplo tenemos las multas (demasiadas multas) que pone la Dirección General de Tráfico a conductores que no usan el cinturón de seguridad, a los que usan el teléfono móvil al volante o aquellos que se ponen la famosa camiseta para burlar las cámaras que vigilan el uso del cinturón.
El RACE y Goodyear han realizado una prueba de impacto donde se recalcan algunas cosas que actualmente hacen muchos conductores. Un test donde se puede ver claramente que, aunque tengamos los coches más seguros jamás creados, nosotros somos la pieza clave para que todo su equipamiento funcione.
La prueba realizada es muy sencilla y además, por desgracia, muy común. Por un lado, el conductor se colocó con el cinturón de seguridad holgado y en una posición cercana al volante; el copiloto, por su parte, se situó con el respaldo recostado y las piernas sobre el salpicadero; al mismo tiempo, el asiento trasero se ha ocupado con un adulto que sujeta un bebé en brazos, sin cinturón de seguridad y tras el asiento del conductor.
La velocidad a la sucede el impacto es de 56 km/h, una velocidad que se puede alcanzar en zonas urbanas a poco que haya sitio y quien conduce no esté muy atento. Además, también se dejaron objetos sueltos en el habitáculo.
Dicha colocación de los ocupantes en el vehículo del test no es por casualidad. Se debe a los resultados de una encuesta en la que millones de españoles confesaban realizar sus desplazamientos con los asientos reclinados (un 10 %), con objetos sueltos en el interior (51 %), sin usar el cinturón (un 7 %) o con el cinturón sin ajustar (un 7 %), con las piernas en el salpicadero (un 5 %) o sin la banda diagonal del cinturón (un 2 %).
Tras la prueba de impacto, los resultados son catastróficos y totalmente letales. En el caso del conductor, la aceleración del cuello y la cabeza superan límites máximos, haciendo del choque incompatible con la vida. Además, como el pasajero trasero no está sujeto por el cinturón, sufre una presión por detrás que supera las 2 toneladas.
El ocupante trasero sufre una proyección hacia delante de 3,5 toneladas, aplastando al bebé que lleva en brazos contra el asiento delantero y al conductor seguidamente. Tras esto, rebota contra el techo y acaba, de nuevo, aplastando al bebé con su peso.
El copiloto no sufre mejor suerte. La compresión del tórax supera el doble del límite tolerable por una persona, la cabeza golpea contra las piernas, que rompen la luna delantera y sufren graves lesiones. El resultado es fatal, al igual que en el resto de las situaciones.
De nada sirven todos los adelantos de los que disfrutamos actualmente, si no hacemos uso de los mismos adecuadamente. El cinturón es el elemento clave alrededor del cual, trabajan el resto de sistemas. Colocar las piernas sobre el salpicadero solo sirve para que el airbag provoque graves lesiones y el cinturón no haga su trabajo, mientras que el hecho de llevar objetos sueltos en el habitáculo, supone llevar en el coche un ariete que podrá superar los 110 kilos en un impacto a 60 kilómetros hora.
Para poder viajar seguros y, en caso de accidente, aprovechar al máximo los avances logrados en este área, es importante seguir los siguientes consejos:
- Llevar siempre puesto el cinturón de seguridad, independientemente del tipo de vía, de la plaza utilizada o distancia que se recorra.
- Ajustarlo ceñido al cuerpo, evitando ropas gruesas.
- Nunca quitarse la banda diagonal: el cinturón de dos puntos pierde eficacia protectora y puede a ocasionar lesiones de gravedad.
- Hacer coincidir en altura la parte superior de la cabeza y el reposacabezas. La parte posterior de la cabeza debe quedar a unos 4 cm.
- Colocar el respaldo del asiento con una inclinación máxima de 90 º + 25 º. Recuerda que, cuanto más vertical, más seguro.
- La postura ideal es aquella en la que, con la espalda bien apoyada en el respaldo y con el brazo extendido, la muñeca llegue a apoyar sobre la parte superior del volante.
- Como conductor, sitúate a una distancia mínima de unos 30 cm (aprox. un folio) del volante.
- Como copiloto, nunca colocar los pies en el salpicadero: airbag y cinturón pierden su funcionalidad y provocan mayores daños.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS