Por norma general, siempre hemos tendido a pensar que, lo más caro en la puesta en producción de un coche nuevo es el chasis, el motor y la transmisión. Pues nada más lejos de la realidad, el 40 % de los costes actuales de un vehículo pertenecen a toda la electrónica que llevan integrada. Esa cifra es de 2017, y con el tiempo irá aumentando. Así lo dictamina el último informe de la consultora Deloitte sobre la industria de los semiconductores.
Si vemos hacia dónde ha evolucionado el mundo del motor, en cierta medida no nos sorprende, ya que ahora no se venden las prestaciones o las sensaciones de conducción, sino la tecnología y la comodidad que ella nos puede aportar en nuestros trayectos habituales. La publicidad actual lo demuestra, porque es lo que los clientes buscan. Y todo comenzó en los 90, cuando los chips comenzaron a abaratarse y lograr maravillas en los coches, haciéndolos más eficientes y fiables que nunca.
Los microprocesadores que alimentan los vehículos modernos ahora son tan frecuentes que son prácticamente una mercancía en la misma línea que el acero y el aluminio. Los ordenadores se utilizan en todo, desde cosas tan básicas como el reloj de a bordo hasta lo casi mágico, como las suspensiones que se adaptan al camino antes de pasar por él o el aparcamiento asistido. La electrónica ha hecho que los coches sean más rápidos, seguros, limpios y fiables; vamos, mejor en todos los sentidos.
La Ley de Moore dice que el número de transistores en un chip se duplica, aproximadamente, cada dos años, es decir, que la potencia informática se vuelve más barata con el tiempo
Y aunque los chips individuales pueden ser baratos hoy en día, la importancia de la electrónica es evidente. En el 2000, su coste representaba un 18 % en cada coche nuevo de media; en 2007 era del 20 %; y en 2030 se prevé que alcance el 45 %. Poniendo un ejemplo práctico del precio de los semiconductores en sí, los más básicos tenían una tarifa de, aproximadamente, 289 euros, y se espera que aumente hasta casi los 550 euros por vehículo en 2022. La digitalización completa es inevitable.
Los mayores costes provienen de un control electrónico más fino de los sistemas básicos, como los limpiaparabrisas y los puertos OBDII, los sistemas digitalizados como la dirección asistida eléctrica y los cuadros de instrumentos digitales, las nuevas asistencias de conducción, como la detección de puntos ciegos y el frenado automático de emergencia, y el aumento no específico de integración tecnológica como el entretenimiento basado en aplicaciones y comunicación de datos en la nube.
En 2015, Moore predijo que su proyección pronto se volvería inexacta, ya que los componentes informáticos medidos en nanómetros se topan con límites físicos, aunque no impedirá el progreso
En 2004, prácticamente ningún coche tenía un sistema de alerta de punto ciego ni sensores de presión de neumáticos. Ahora, si deseas Android Auto/Apple CarPlay, estás a solo un chip o tres de distancia. Otro ejemplo lo encontramos en el apartado de la seguridad. En 2004, menos del 20 % de los vehículos estaban equipados con elementos como el control de estabilidad o airbags laterales. En 2017, muchos de ellos fueron equipados en más del 80 % y, en 2020, ya forman parte de la dotación de serie.
Y, aunque los chips sean más baratos según pasan los años (Ley de Moore), no es sorprendente que los costes estén aumentando. Los coches modernos ahora vienen con sistemas de seguridad muy avanzados, múltiples pantallas que controlan prácticamente todo y tecnología de conducción semiautónoma. A medida que esto último se vuelva más común y los fabricantes de puedan alcanzar niveles más altos de automatización, los costes electrónicos, probablemente, aumentarán aún más.
“Avances en tecnología como IA [inteligencia artificial], vehículos eléctricos (EV), conducción autónoma, almacenamiento de energía y seguridad cibernética; conciencia social sobre temas como la seguridad y el uso compartido de viajes; preocupaciones ambientales como la contaminación; y las consideraciones económicas que incluyen el gasto en infraestructura y el crecimiento en los mercados asiáticos están listas para remodelar la industria automotriz”, concluye el análisis de Deloitte.
Luis Blázquez
Aficionado al mundo del motor desde que fui concebido. Aprendí a leer con revistas de coches y, desde entonces, soy un completo enamorado de la gasolina. Como no se nace sabiendo todo, cada día es importante aprender algo nuevo y así ampliar los conocimientos. Este mundillo tiene mucho que ofrecer, al igual que un servidor a vosotros los lectores.La mejor manera de que los aficionados al motor dejen de serlo, por lo menos con coches nuevos. Está claro que los que mejoran la eficiencia y la seguridad son importantes, pero los demás sobran bastante. Demasiadas pantallitas y tonterías injustificadas, cuando lo importante a la hora de conducir es estar atento a la carretera, sin distracciones, cosa que así no se evita. Electrodomésticos con ruedas con la misma personalidad que una tostadora. Una pena que no empleen toda esa tecnología y desarrollos en hacer coches divertidos, pero seguros. Estoy convencido que tendrían su mercado, porque aunque para la mayoría… Leer más »
Amén.
Pues los estudios de mercado dicen que te equivocas, y que ese tipo de público, el que se basta y se sobra con agujitas analógicas y sin más pantalla que la del climatizador, no se compra coches nuevos. Es un segmento de público más bien minoritario y no merece la pena que los departamentos de diseño desperdicien recursos en tener un tablero “techie” y otro “analógico”. La electrónica vino en los 80 para no volverse a ir. Primero se protestó por la inyección electrónica. Se quedó. Luego se protestó por el ABS y las ayudas electrónicas. Se quedaron. Y así… Leer más »