El apellido Pininfarina acompaña desde hace décadas a algunas de las mejores piezas de arte automovilístico jamás creadas. Desde su fundación en 1930, la empresa de origen turinés ha colaborado con numerosos fabricantes de automóviles en el diseño –y en ocasiones también se ha ocupado de la fabricación– de sus vehículos, tanto italianos –como es el caso del Lancia Aprilia de 1936, el Ferrari 250 GT Lusso de 1962 o el Alfa Romeo Spider de 1966, por recordar algunos que hayan podido caer en el olvido–, como de fuera de su país de origen –por ejemplo, el MGB GT de 1965, el Bentley Azure en versión descapotable de 1995 o el Peugeot 406 Coupé de 2003–. También ha sido responsable de prototipos que no llegaron a convertirse en vehículos de producción –como el Pininfarina Chronos–, o de unidades especiales –one-off– de diversa índole –como este Mercedes-Benz 300 SEL 6.3 Pininfarina Coupé de 1969–.
En la actualidad, tras haber sido adquirida por Mahindra en el año 2015, está establecida como un fabricante con nombre propio: Automobili Pininfarina. El Pininfarina Battista, del que ya os hemos hablado aquí, es el primer modelo que veremos con su emblema en el capó. A simple vista puede observarse el profundo trabajo aerodinámico llevado a cabo para dar forma a este hiperdeportivo. No en vano, hace unas semanas se celebró el quincuagésimo aniversario de su túnel de viento, situado en Grugliasco, cerca de la ciudad donde todo comenzó para Pininfarina hace casi un siglo: Turín.
Estudios en los campos de la aerodinámica y la aeroacústica
Gracias al impulso de Sergio Pininfarina, hijo del fundador, la empresa construyó en el año 1972 uno de los siete túneles de viento capacitados en aquel momento para llevar a cabo pruebas sobre vehículos a tamaño real, el primero en el país transalpino, y permitió al por entonces carrocero italiano progresar en el estudio de los efectos de los flujos de aire sobre sus diseños de automóviles, un tema sobre el que ya había demostrado interés desde algunos años atrás.
En la actualidad, el túnel de viento de Pininfarina cuenta con dos sistemas que permiten acercar lo más posible las pruebas aerodinámicas realizadas en su interior a la experiencia real vivida en la carretera. En primer lugar, el sistema denominado TGS, ofrece la posibilidad de simular diferentes condiciones de aire turbulento, equivalentes a escenarios reales como adelantamientos, conducción tras otros vehículos, o sencillamente aquellos momentos en los que existen rachas de viento. Se trata de un sistema computarizado que se sirve de cinco palas colocadas en la salida de aire de la turbina para modificar las características de estos flujos de aire no laminar.
En segundo lugar, tiene instalado un sistema, denominado GESS, destinado a representar las condiciones reales de un vehículo en movimiento, en lo referido a la velocidad relativa con el terreno y al movimiento de giro de sus ruedas. Son cuatro rodillos, uno por cada rueda, y tres superficies rodantes, colocadas en forma de T –una delante de cada rueda y otra en posición central–, que se mueven a la misma velocidad que el aire expedido por la turbina. Así se pueden analizar los flujos de aire en la parte inferior del vehículo con mayor fiabilidad que si las ruedas o el suelo se mantuvieran estáticos.
El corazón del túnel de viento de Pininfarina está constituido por un ventilador con 4,88 metros de diámetro que, con 1,1 MW de potencia, es capaz de impulsar el aire a una velocidad de hasta 70 m/s de velocidad, o lo que es lo mismo, 252 km/h
En el plano aeroacústico, el túnel de viento de Pininfarina cuenta con un sistema de micrófonos que permiten controlar el nivel de ruido perceptible tanto desde fuera como dentro del vehículo. Se trata de un aspecto, el del ruido de origen aerodinámico, que adquiere una importancia mayor si cabe en la actualidad para la optimización del confort de marcha a bordo de los automóviles, con la proliferación de los vehículos híbridos y eléctricos –que reducen las fuentes de ruido de origen mecánico–. En el túnel de viento de Pininfarina se puede analizar pormenorizadamente esta cuestión, tanto desde el interior del habitáculo, gracias a un sistema de esfera con micrófonos y cámaras que puede reconocer el foco de los ruidos, junto con cuatro muñecos dummy específicos, como en el exterior, con tres puntos de recepción de sonido instalados –en la parte delantera y trasera de la instalación, así como en el techo–.
Hoy día se permite que en sus instalaciones se puedan realizar pruebas en muchos campos más allá de la industria del automóvil. Por ejemplo, es posible estudiar de qué modo las estructuras de los edificios se ven afectadas por la exposición a fuertes vientos, esta vez sí que con modelos a escala. También se han realizado estudios sobre trenes, yates e incluso en el ámbito deportivo, como se puede ver en la imagen más arriba, en la que se observa al equiador de velocidad Simone Origone aprovechando la instalación para trabajar su postura aerodinámica en el año 2012. De hecho, Pininfarina ofrece su túnel de viento a empresas que quieran contratar su uso, garantizando en todo caso que se cumplirán los debidos acuerdos de confidencialidad.
David García
No conozco sensación mejor que la de un volante en las manos. Disfruto también con ellas sobre el teclado, escribiendo ahora para vosotros algo parecido a aquello que yo buscaba en los quioscos cuando era un guaje.COMENTARIOS