La década de los sexagésimos aniversarios para los que formaron parte de una época dorada. La década en la que Porsche creó su obra maestra, la que se sigue esculpiendo desde la línea de montaje. El “legado duradero”, es como define el fabricante protagonista de esta entrega y reconozco que es una mejor manera de considerarla. Pero en simultáneo con el 911, y especialmente para Estados Unidos, los cuatro cilindros del 365 en retirada pasaron a conservarse en la expresión básica del 911.
En las instalaciones de la húngara KAMM Manufaktur, el objeto inspirador no es el 911, sino el Porsche 912. Reducido en dimensiones, en cilindrada y en potencia. El Porsche 911 olvidado, he leído por ahí. Menos para KAMM, que igualmente acepta el destino del coche y sostiene que “ha existido a la sombra”, y donde la fórmula aplicada por este tipo de casas se repite: poner materiales avanzados al servicio de un clásico que, en su tiempo, se montaba sobre paneles de acero. La fibra de carbono ha resucitado a leyendas por doquier y en las versiones de este fabricante se concede con algo de variedad.
Habrán esperado este año en KAMM Manufaktur. De eso no caben dudas. No se termina el segundo mes y el homenaje por el 60° aniversario ya fue presentado, al menos de manera preliminar. Una agria noticia como para romper el hielo: doy por sentado que ya no está disponible, pues, a la espera de las entregas, este KAMM 912c 60th Edition, del cual se prepararán dos apariencias adoptadas del pasado, es un one-off. Sólo un ejemplar por versión y cada uno a un valor de 395.000 euros.
Reducido en las variables mencionadas, salía de fábrica el 912, pero también en coeficiente aerodinámico y peso. Bajaba del 911 casi 350 kg. Los de KAMM, no sólo esta edición especial, son restomods todavía más ligeros, construidos sobre unidades donantes desmanteladas hasta el más invisible componente. Sobre estos ejemplares, los húngaros han forjado su serie, la 912C, y no hace falta explicar a qué se debe la letra. Por dos caminos se llega a uno de sus productos: con el Semi-Carbon, el KAMM 912C pesa 750 kg, mientras que el peso desciende hasta los 699 kg con la opción Full-Carbon.
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Los dos one-off de KAMM se entregarán con la segunda opción, una fibra de carbono completa para dos apariencias diferentes, pero inspiradas en el la participación del Porsche 912 en el deporte de motor. En las carreras de rallye de los años sesenta, para ser más exacto. En la 15° edición del Campeonato de Europa de Rally, la de 1967, la categoría G1 fue para un 912 número 47. Una de estas ediciones de KAMM lleva ese 47 y un tono Rojo Polonia en homenaje al piloto campeón, el polaco Sobieslaw Zasada. Ese mismo año, otro 912 corrió en el rallye sueco y su pintura, un amarillo Bahama, es adoptada por el otro ejemplar.
Un cuatro cilindros de 168 CV y una relación peso y potencia quirúrgicamente equilibrada obtendrán los dos dueños de este 60° Aniversario, pero sus coches no llegarán solos. Recibirán también cascos de carrera de época, ropa a medida, modelos de colección a escala y, de seguro lo más interesante, un encuentro personal en Budapest con el jefe de KAMM.
Durante sus dos generaciones, el Porsche 912 ha vivido a la sombra del más popular. No pensemos esto como algo despectivo, sino como algo inevitable. Por las necesidades comerciales de la marca alemana de los ’60, el 912 debió existir para que el “legado duradero” del Porsche 911 se consumara. Imagino que en KAMM esa es la premisa: no olvidar.
Mauro Blanco
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