El Mazda CX-5 es el SUV más grande que vende actualmente el fabricante nipón en Europa. Actualmente va por su segunda generación, la cual se lanzó al mercado a finales de 2016 y que hace no mucho, se ha visto sometida a una ligera puesta a punto. Una revisión que le dotó de novedades en el cambio automático y el acelerador, con el objetivo de hacer los motores más eficientes y que al mismo tiempo, ofrezcan una mejora en la respuesta.
Novedades que también se mezclaban con una ampliación del equipamiento de serie (más conectividad), una revisión de la gama de motores disponible y una nueva pantalla de 10,25 pulgadas que a su vez, incluye una interfaz más fluida. Detalles para pulir un modelo que cuenta con una buena aceptación en su segmento, no en balde, fue el primer Mazda en lucir el diseño Kodo, que tan buenos resultados ha dado y tan buenas críticas ha recibido durante todos estos años. También fue el modelo responsable de estrenar la tecnología Skyactiv.
Desde entonces, se han matriculado nada menos que 490.849 unidades en toda Europa (superó el millón de unidades en todo el mundo en el año 2015), representando cerca del 35 %de las ventas anuales de la firma japonesa a nivel mundial. Es un pilar de ventas sin lugar a dudas y también, por si todo lo dicho no ha sido suficiente, un pionero en la industria. La propia Mazda se enorgullece de recordarnos a todos que cuando se lanzó el Mazda CX-5 en el año 2021, fue el primer SUV en ofrecer el sistema de asistencia a la frenada en ciudad (el SCBS), un sistema que ahora Europa ha hecho obligatorio a partir de 2022.
También se hace obligatorio el sistema de alerta de cambio involuntario de carril, algo que también equipada el Mazda CX-5 allá por 2012 y que desde nuestro punto de vista, debería ser más restrictivo y así, obligar a todo el mundo a poner los indicadores de dirección. Si no se activa el “intermitente”, no puedes cambiar de carril.
Pero esto es harina de otro costal que podría dar para un debate muy interesante. Tan interesante como nos depara la próxima generación del SUV japonés, la cual ya ha sido vista con el camuflaje típico de las unidades de desarrollo y que, como suele pasar, deja apreciar muy pocos detalles del diseño. Es muy curioso este tipo de camuflajes actuales, porque no importa lo cerca que estés del coche, no ves nada. No obstante, no nos cabe duda que el Mazda3, cuyo diseño es uno de los mejores del momento, influirá mucho en las formas de la tercera generación del Mazda CX-5.
Tampoco nos cabe duda que será un modelo especialmente equipado en cuanto a sistemas de seguridad. No debemos olvidar que Mazda ha sido galardonada en alguna ocasión con el Euro NCAP Advanced, haciendo de la marca una referencia a nivel mundial. Igualmente, ha recibido galardones desde el Insurance Institute for Highway Safety (IIHS, el Instituto de Seguros para la Seguridad en las Carreteras) estadounidense, que le otorgó el “Top Safery Pick+” a casi toda la gama de Mazda, incluido obviamente el CX-5.
Curiosamente, según se dice, el próximo Mazda CX-5 podría dejar de ser “CX-5”, adoptando la nueva denominación que estrenó el Mazda CX-30 y por tanto, pasaría a comercializarse bajo el nombre de Mazda CX-50. Se trata de un rumor llegado desde Japón, que incluso aseguran que podría emplear una plataforma de propulsión, algo que nos parece poco probable.
La próxima generación del SUV nipón podría ver la luz en 2022, para iniciar las ventas en 2023.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS