Actualmente, el automóvil es un aparato que, resumiendo un poco las cosas, sigue siendo igual que hace 30 años. Sí, vale, las prestaciones no son iguales, los motores son mucho más eficientes, los neumáticos mil veces mejores y en cuanto a construcción y seguridad, los coches modernos son tremendamente mejores que hace 30 años. Negar esto, es negar la evidencia. Pero negar que siguen siendo básicamente iguales, también es negar la evidencia. Siguen quemando combustibles fósiles, siguen yendo sobre cuatro ruedas, los motores son iguales (pistones, cilindros, sistema de refrigeración…)… así podríamos seguir durante un buen rato.
Lo que ha cambiado en el automóvil, es su contenido tecnológico, ahora son ordenadores con ruedas, gracias a lo cual, se han podido mejorar infinidad de cosas. La tecnología también ha permitido que sean más potentes y rápidos, pues sin los sistemas electrónicos actuales, pocos fabricantes se atreverían a crear máquinas como las que tenemos ahora. Sin embargo, ese contenido tecnológico también ha empeorado muchas otras cosas. Ha vuelto a los conductores un poco vagos (limpiaparabrisas que se ponen solos, luces que se encienden y se apagan cuando es necesario, sin intervención del conductor, coches que pueden frenar solos en caso de emergencia…), y ha hecho también que un simple gesto como es conectar la climatización, sean innecesariamente complejo y peligroso.
Esto último, en especial, es un mal que invade el sector, con coches llenos de pantallas desde las que se gestiona hasta el más mínimo sistema. Pantallas que requieren que se mire donde se pone el dedo cuando se quiere hacer algo, obligando a retirar la mirada de la circulación y de por dónde va el coche. Y lo peor de todo es que parecía que este problema acabaría yendo a más, hasta que llegó Mazda y con algo de coherencia, dijo que sus coches no volverían a tener pantallas táctiles porque resultaba peligroso durante la conducción. Ahora, Mazda instala pantallas alejadas del conductor, colocadas en su campo visual, pero que se gestionan mediante mandos situados cerca del conductor.
Curiosamente, hay otra marca que se une a la idea de eliminar las pantallas táctiles, aunque en este caso es más por estética y por otras cuestiones más banales, como la sensación de lujo. Así lo ha afirmado el diseñado de DS Automobiles, Thierry Métroz, durante una entrevista con la publicación británica autocar.
El problema de la pantalla es que, cuando la apagas, te quedas con una superficie rectangular negra marcada de huellas dactilares. No es muy sexy, ni muy lujoso”. – Thierry Métroz, diseñador jefe de DS Automobiles
Según el señor Métroz, las pantallas ofrecen una imagen sensacional cuando están conectadas, pero al apargarlas solo queda un gran rectángulo lleno de marcas de dedos, que no es muy estético, ni lujoso, ni tampoco sexy. Es un detalle que no quiere tener en los coches de la marca, pues no olvidemos que DS Automobiles apuesta por el lujo y por ofrecer mucho cuidado con los detalles. Piensa que la moda de las pantallas es un poco estúpida, porque el hecho de no tener salpicadero, solo una gran pantalla, no es “la filosofía de DS”. Dice que el objetivo es eliminar todas las pantallas en los futuros lanzamientos de la marca.
Lo malo de estas declaraciones, más allá del objetivo estético, es que solo son comentarios del diseñador jefe de DS, una marca que está dentro de un gran grupo industrial que funciona con muchísimas sinergias. Habría que ver lo que piensas los compañeros diseñadores del resto de marcas. También está el efecto llamada que tienen las pantallas en los usuarios, que hoy día, exigen pantallas por doquier al igual que muchas otras funcionalidades que nada tienen que ver con la conducción.
A todos los que nos gusta conducir, las pantallas no acaban de gustarnos por los problemas que ocasionan en determinados momentos. Además, no debemos olvidar que en España, manejar la pantalla táctil mientras se conduce está prohibido, lo que quiere decir que si tienes calor este verano, debes pararte para poner el aire acondicionado. Si te pillan, son 200 euros y tres puntos del carnet.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS