El Volvo 245 Turbo, con sus características formas cuadradas de los Volvo de los 80, fue una de las primeras iteraciones de una carrocería familiar con un motor turbo de, en su momento, potente. Concretamente, eran 155 CV, aunque también es cierto que no era una potencia desbordante ni tampoco algo que se pueda considerar deportivo.
Volvo siempre ha apostado muy fuerte por la seguridad y así lo potenciaba en su publicidad, tanto ahora como hace décadas. Esa misma publicidad hacía hincapié en que se trataba de coches para gente con alto poder adquisitivo y edad más o menos avanzada, es decir, no eran coches para chavales o para familias jóvenes, lo que perjudicó un poco las ventas. Una situación que allá por los años 80 quisieron contrarrestar con algunos lanzamientos, como el Volvo 244 Turbo o la versión familiar, el 245 Turbo.
Básicamente, el 244 Turbo y el 245 Turbo son el mismo coche, salvo que uno es un sedán y el otro un familiar. Ambos forman parte de la serie 240 de la firma sueca, como podría ser la Serie 3 de BMW o los Clase C de Mercedes y proceden de una época en la que Volvo era reconocida incluso con la luz apagada, por las marcadas formas rectas de su carrocería. Esas formas rectas, esa cuadratura, ha sido seña de identidad de Volvo durante décadas, incluso en sus coches más modernos se puede apreciar esa característica de diseño.
Esa forma siempre penalizó la aerodinámica, pero permitía ofrecer habitáculos muy bien aprovechados, además, el Volvo 245 Turbo no era precisamente un coche pequeño. Medía 4,79 metros de largo, 1,71 metros de ancho y 1,46 metros de alto, con una batalla de 2,65 metros. En un coche aparecido en la década de los 80, se trata de medidas muy respetables, aunque merece destacar que no era especialmente pesado para su tamaño: 1.390 kilos. Actualmente, y desde hace bastante tiempo, un coche así no baja de los 1.600 kilos, y eso en caso de no ser híbrido, en cuyo caso, habría que sumarle 100 kilos más como poco.
Volvo también ha sido siempre un fabricante con especial saber hacer cuando se trata de carrocerías familiares –Station Wagon, Break, rubia, ranchera, Sport Touring… elige la denominación que más te guste– y se ganó buena fama con los motores turbo, aunque en esta ocasión las prestaciones no eran “de coche deportivo”; como podían ser en el Volvo 850R o en el Volvo V70 R. En el caso del 245 Turbo, como hemos comentado antes, se contaba con 155 CV a 5.500 revoluciones y 240 Nm de par a 3.750 revoluciones, extraídos de un cuatro cilindros de 2.127 centímetros cúbicos sobrealimentado por un turbo Garrett. El cambio era manual de cinco relaciones con overdrive.
Uno de los defectos que le achacaban en las pruebas de la época tenía que ver con el consumo, que se disparaba a unos espectaculares 19,81 litros en circulación urbana. De todas formas, era un coche extremadamente caro, casi tres millones y medio de pesetas, 21.035 euros sin tener en cuenta la inflación. Como ejemplo, un SEAT 127 3p Especial, en 1980, tenía un precio de 467.371 pesetas, un Audi 100 CV 5 S se iba hasta 1.805.280 pesetas y por poner otro ejemplo más, un Mercedes 280 C costaba 2.804.000 pesetas –según datos publicados en Piel de toro, el conocido portal y foro dedicado al vehículo clásico–.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS