Ahora sí: el Toyota RAV4 aprueba el test del alce

Ahora sí: el Toyota RAV4 aprueba el test del alce

La marca ha revisado y reprogramado el software del control de estabilidad


Tiempo de lectura: 3 min.

Desde que Mercedes-Benz se dio de bruces contra el alce ficticio con la primera generación del Clase A, la maniobra de esquiva se volvió muy popular, creando todo tipo de comentarios y provocando un aluvión de críticas a todos aquellos que no la superaban. Algo que Toyota ha vivido en sus propias carnes con el Hilux primero, con el RAV4 después.

El año pasado la publicación sueca Teknikens Värld le otorgó un calificativo negativo al Toyota RAV4 tras someterlo a la prueba del alce (también conocida por moose test, que viene a ser la traducción al inglés). Los resultados de km77 en España no fueron muy diferentes en su habitual prueba de maniobra de esquiva.

En el vídeo que publicaron se podía ver como dos unidades iguales (mismo equipamiento y equipadas con el segundo motor eléctrico en el eje trasero), colapsaban las suspensiones, rebotaban e incluso llegaban a levantar brevemente las ruedas del asfalto. Los rebotes en esas situaciones se pueden ver en muchos modelos similares, pero no levantan las ruedas ni pierden la estabilidad como le ocurrió al SUV híbrido japonés.

The new Toyota RAV4 fails the moose test

Según parece, la calibración del control de estabilidad era el principal problema y no hacía el trabajo como debía hacerlo, y era incapaz de superar la maniobra de esquiva a más de 68 km/h, cuando la propia publicación tiene un “límite” para dar por aprobada la prueba de 70 km/h.

La diferencia de velocidad no es mucha, pero las reacciones si ofrecieron una diferencia suficiente como para hacer que la publicación sueca enviara un comunicado a la división sueca de Toyota informando de la situación.

Toyota recogió el guante. Parece ser que tras un año, la revista Teknikens Värld ha vuelto a subirse al RAV4 con ingenieros de la marca en un circuito cerrado cerca de Sevilla, aquí en España. Los japoneses han estado trabajando en el software del control de estabilidad y mostraron el resultado a los representantes del medio sueco.

Pusieron un coche preparado para la ocasión, que en lugar de tener dos personas atrás, como hacen en la revista, tenía dos pesos simulando a los pasajeros. También se habían retirado las puertas traseras y se colocaron unas estructuras de aluminio para evitar un posible vuelco. Según Teknikens Värld esto hace que sea un poquito más fácil la maniobra de esquiva, pero aún así da el aprobado al superar la prueba a 65 km/h, a 68 km/h a 70 km/h y a 72 km/h.

Los ingenieros de la firma japonesa han reprogramado el software y ahora los frenos actúan mucho más, logrando controlar la estabilidad del Toyota RAV4. No obstante, esta actualización estará disponible a partir del segundo trimestre de 2020 para las unidades europeas. Los modelos actualmente en manos de sus propietarios deberán ponerse en contacto con un distribuidor y solicitar expresamente la modificación del sistema.

Dicho en un lenguaje más sencillo, el control de estabilidad debe funcionar de forma más agresiva y la maniobra se podrá realizar un poco más rápido que antes. Existe un precedente similar con el Toyota Land Cruiser 150 (Prado) de cinco puertas y el Lexus GX 460, que podían volcar si se realizaba una brusca corrección de volante (más de 90º) a 100 km/h. Se solucionó también con una reprogramación del ESP en 2010.

Las ayudas electrónicas tienen que lidiar en este tipo de coches con las limitaciones de la física. Cuanto más pesado es un vehículo, más alto tiene el centro de gravedad y más alto es en general, mayor riesgo de vuelco. La prueba del alce pone al límite los sistemas de suspensión, y eso hablando de vehículos nuevos. A buen seguro una suspensión inflada a kilómetros daría como resultado por lo menos una vuelta de campana.

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Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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