Hay marcas que están viviendo una etapa complicada en la que se ha llegado a cuestionar si finalmente seguirían adelante con sus modelos de cuatro ruedas. Este es el caso de Polestar, que desde que se anunciase que su unión comercial con Volvo llegaba a su final han sido muchas las dudas sobre la viabilidad de este ambicioso proyecto a largo plazo y no es para menos si tenemos en consideración el origen de este plan comercial.
La firma europea se unió a Geely hace unos años para comenzar a diseñar y producir coches eléctricos junto a la multinacional china, un acuerdo que también dio lugar a la creación de Polestar, pero finalmente la vinculación empresarial con esta última ha llegado a su final económicamente hablando. Eso sí, los suecos seguirán trabajando en una política de electrificación que le ha dado muy buenos datos, que choca frontalmente con la situación que está viviendo Polestar, que ha visto como su pretensioso plan de vehículos eléctricos de gama alta no ha tenido ese triunfo que tanto esperaban, especialmente por la irrupción en el mercado de coches americanos.
Después de tomar una meditada decisión, donde comprobaron que la caída de ventas en modelos eléctricos era notoria en Estados Unidos, no les quedó más remedio que dejar volar este proyecto solo. Se trata de algo habitual y es que la bajada del volumen de transiciones, junto a una gran acumulación de stock, hace que se hayan replanteado la viabilidad de este proyecto a largo plazo. En ese sentido, gigantes como Tesla han tenido que cambiar sus planes para el futuro próximo, lo que hace que existan dudas en muchos puntos de venta, o bien el caso de Ford, que han reducido la producción de la F-150 Lightning al ver la bajada de interés por parte de los usuarios.
Las dudas sobre la viabilidad eléctrica se ha visto reflejada en otras marcas como Renault, que paralizó la salida a la venta de su filial eléctrica Ampere, o bien Mercedes Benz, que no le ha quedado más remedio que bajar los precios de sus coches. Ahora, le ha llegado el turno a Volvo, que después de invertir más de 1.000 millones de dólares ha dejado de pasar por caja y así centrarse en las necesidades de la marca.
Una decisión a largo plazo
Según se ha podido saber, Volvo Cars confirmó su redistribución económica en la participación de Polestar. En ese sentido, han movido el 62,7% de su participación en el Holding de Polestar Automotive, teniendo en total un 18% de la compañía. Tanto es así, que desde el pasado 12 de abril cambiaron las tornas en la compañía de lujo y se le otorgaba a cada accionista una acción reembolsable por cada acción de Serie que dispongan.
Ante esta situación, desde Polestar han estado tomando varias decisiones para garantizar el futuro y la estabilidad de la compañía en un mercado en el que se han visto duramente amenazados por los fabricantes chinos, los cuales ya están viendo como en algunos países se están imponiendo aranceles extraordinarios para frenar su importación. Cabe destacar que la firma sueca se ha visto gravemente perjudicados si se tiene en consideración que el Polestar 2 y Polestar 4 se producen íntegramente en China, por lo que le perjudica notoriamente.
Thomas Ingenlath, CEO de Polestar, ha tenido que tomar cartas en el asunto y segura que espera que esta defensa del libre mercado no perjudique a largo plazo la idea de tener un comercio cada vez más justo. Bien es cierto que el chantaje entre ambas partes está presente y ahora el fabricante de coches ha recordado que el buque insignia de la marca, el Polestar 3, se está produciendo actualmente en el país americano, aunque casi el 50% de las unidades fabricadas serán exportadas, por lo que estarían vendiendo marca made in USA en todo el mundo.
No hay que mirar tanto en el continente americano y es que su problema más importante e impactante se encuentra en el Viejo Continente, donde se está estudiando tomar medidas extraordinarias para frenar el auge de los coches chinos. En ese sentido, Polestar, que produce la gran mayoría de su catálogo en Asia, vería mermada su presencia en Europa en un momento donde sus ventas en nuestro continente son realmente bajas.
Todo en manos de Geely
Con la salida de Volvo, Geely pasa a tener un papel más importante dentro del grupo Polestar, quien asegura que está buscando nuevos accionistas. Cabe destacar que esta salida comercial no significa que dejen de colaborar y es que según se ha podido saber, al permanecer al mismo grupo, seguirán compartiendo sus plataformas y por ende la tecnología. Eso sí, no hay que descartar la posibilidad de que sigan empleando los puntos de ventas oficiales y servicios de Volvo en Estados Unidos.
Lo que es seguro es que veremos diseños más variados, especialmente al contar con modelos más prestacionales y futuristas. En ese sentido, ya se ha podido saber que será un cambio lento y es que estos modelos que ya están diseñados y en plena línea de producción no se modificarán, puesto que supondría un retraso prolongado. Eso sí, lo que ya han confirmado ambas partes es que seguirán trabajando juntos compartiendo tecnología. Al mismo tiempo, no se descarta que se pueda introducir esta información china en los nuevos modelos que vayan diseñando.
La separación comercial no comporta que se vayan a poner la zancadilla mutuamente y es que todo hace pensar que podremos ver modelos que mecánicamente tengan una motorización prácticamente idéntica, pero con acabados distintos. Ahora, en un momento donde prima más la economía y la estabilidad financiera de las empresas que sus vínculos comerciales, no es de extrañar que trabajen para evitar la bancarrota. Tanto es así, que desde Geely han querido tranquilizar a todos sus inversores, y es que esto no supondrá un cambio estructural en la compañía, por lo que seguirán trabajando indirectamente de la mano con el fin de abaratar costes y seguir desarrollando importantes tecnologías que permitan avanzar en el mercado.
Alejandro Delgado
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