Estas líneas van dedicadas a mi amigo, el José Ignacio, con quien conversé por teléfono una media hora, días atrás. La memoria me está jugando en contra en este momento y no recuerdo con certeza sobre qué hablábamos cuando la primera generación del Dodge Viper entró en tema fugazmente. Pues, José, no es aquel inconfundible RT/10 el coche en cuestión, ¿pero qué te parece si avanzamos hacia el sucesor? No hacia el roadster evolucionado de la segunda parte de los ‘90 –el SR II, aquel que agregó a la configuración un techo rígido extraíble y que le dio la bienvenida al modelo coupé–, sino un poco más allá.
Es que, en definitiva, aquel carácter expresado con soberbia personalidad por el diseño targa original se potenció con la introducción al mercado de la segunda generación.Chrysler redobló la apuesta: con su división de alto rendimiento, la SRT, llevó al RT/10 y al coupé GTS al siguiente nivel con el lanzamiento del Dodge Viper SRT-10, desarrollado sobre la base del GTS-R Concept 2000, aunque sin llevar el alerón fijo a la producción.
Como consecuencia, el Viper mutó a un diseño más intimidante y prestacional, además de más potente. Eso sí, un dibujo con más cordura, sirviéndose menos de la irreverencia que había mostrado el predecesor SR II. Heredados del coche concepto, los nuevos atributos se repartían en un capó con branquias de capó de estilo renovado y reposicionadas, un corte lateral más definido y discreto para el flujo de aire detrás de las ruedas delanteras y unos pasos de rueda traseros más abultados.
En el caso del SRT-10 Roadster, la eliminación del característico arco superior detrás de los respaldos cambiaban las reglas del juego. Atrás quedaba –y qué bien le sentía– aquella disposición de techo en línea tanto en su formato de capote de lona como de techo duro. Entre paréntesis, aprovecho para dejar las cosas claras: en un Viper descapotable, siempre, pero siempre un techo duro, luego hablamos de comodidades, pesos extras y qué configuración conviene en una tarde de verano por carretera.
Con los reposacabezas despejados, expuestos y protegidos por arcos antivuelco individuales, ahora la capota se montaba con un cierre más convencional, lo que nos lleva a un ejemplar al que le he echado el vistazo husmeando por los lotes de Bring a Trailer, un convertible casi inmaculado, tanto en estado como en kilometraje.
Un Dodge Viper SRT-10 Roadster impecable 21 años después
El acabado exterior en Viper Red es apenas una característica entre las tantas que luce en excelentes condiciones este Dodge Viper SRT-10 Roadster modelo 2003, uno de los fabricados para el primer año de la segunda generación, pues la capota de lona negra y sus llantas de 18 y 19 pulgadas de aleación cromadas originales también fueron conservadas con el merecido cuidado y no parecen haber cedido ante el paso de estos últimos 21 años. Al ver las fotos que lo toman de perfil, una especificación que he omitido en los párrafos anteriores se me hace impostergable: el regreso de las salidas de escape a los lados de la zona baja, justo delante de las ruedas delanteras y en sustitución de los tubos del Viper SR II, que había interrumpido esta faceta propia del Viper fundacional.
Al ser un ZB I, es decir, la primera etapa de la generación, a este Viper le correspondía un V10 de 8.3 litros y es precisamente lo que lleva debajo del capó. De fábrica, estos coches convertibles salían con algo menos de potencia que el coupé que se sumaría al mercado tres años después, de manera que este ejemplar transmite a sus ruedas traseras una máxima básica de 507 caballos. La caja manual de seis velocidades y el diferencial de desplazamiento limitado, dos atributos que vaya si conocerán quienes tuvieron alguna vez uno de estos Viper y que vaya si conocerá de aquí en adelante su nuevo dueño, quien días atrás pagó por él casi 45.000 euros y ahora tendrá mucho que recorrer y sumar a su odómetro, que indica que, en sus más de 20 años en las calles, este Roadster acumuló tan solo 18 millas, el equivalente a 30.000 kilómetros.
Algo interesante que nos entrega el extensísimo álbum de fotos de Bring a Trailer: además de las imágenes que muestran al coche al detalle, aporta otras que toman en alta resolución la documentación de su compra original, en la que figura tanto el monto de fábrica como el del equipamiento final y que se nos presenta como la excusa ideal para, a medida que vamos avanzando en la galería, comprobar los componentes originales con los que aún cuenta. Entre ellos, el tapizado de cuero negro y gamuza negro de su interior.
Mauro Blanco
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