La exuberancia sobra en la que se considera una de las colecciones Mercedes-Benz más grandes del mundo. The Patina Collective afirma ser “la colección más grande de Mercedes-Benz del mundo” y es lógico, pero, al margen, en este caso no tiene sentido hablar en términos cuantitativos, pues es lo exótico lo que la rige. Conceptos, íconos de producción y rarezas personalizadas hace 40 años es lo que en este reino, como ellos se autoproclaman, encuentras.
Por ejemplo, no faltan los coches intervenidos por Koenig Specials, experimentado preparador alemán que, además de haber echado mano a modelos de la época como el Clase S W126, es reconocido por trabajos como el Ferrari Testarossa Competition, un mutante que fusionó como ningún otro a la berlinetta con el F40. El tuning alemán de los ochenta es, de hecho, un hábito innegociable en Patina, un propósito en sí mismo, parte de su razón de ser. De manera tal que tampoco faltan los ejemplares que alguna vez pasaron por las instalaciones de AMG.
Una AMG en tiempos de independencia, de consolidación tras la popularidad ganada por la participación del Mercedes-Benz 300 SEL 6.8 AMG, mejor conocido como Red Pig, en las 24 Horas de Spa de 1971, coche que en 2023 los alemanes homenajearon con un concept car diseñado sobre un AMG GT Coupé de la nueva generación, en colaboración con la marca de indumentaria Sacai. Una década de 1980 en la que, además, los de Affalterbach empezaban a expandirse hacia Norteamérica.
El auge de aquella AMG y la prosperidad de los jeques y las familias acomodadas del Medio Oriente llevó a que desde allí partiera una desenfrenada serie de pedidos para personalizar sus coches. De allí empezó a recibir la casa de tuning sus principales clientes a comienzos de la década, hasta que una personalización específica se convirtió en una de las más especiales y demandadas. Hablando de mutantes y fusiones, si nunca viste un Clase G mezclado con un Clase S, este es el momento.

Un crossover de antología
Sol, palmeras, playa, Florida. La costa este de los Estados Unidos es testigo de los juguetes de los Patina. En ellos pega fuerte el sol. Cuenta la leyenda que cuando se nubla es porque estos Mercedes de colección absorben la luz sola y no queda nada. Cuenta la leyenda que un alegórico Mercedes 1000SEC Gullwing tuneado por SGS Styling Garage, uno de los coches fetiche de la colección, le debe su color a su destacado bronceado. Pero ese no es el vehículo en cuestión.
Sol, palmeras, playa, Los Angeles. He aquí el Mercedes 300 GD AMG, para conducir a cielo abierto como lo muestra la publicación de la cuenta oficial o para ser exhibido en el Museo del Automóvil Petersen, donde fue a parar como parte de una exposición destinada a una serie de obras maestras sobre ruedas que pisaron la Tierra durante los últimos 20 años del siglo pasado. Hoy luce restaurado y durante su reciente puesta a punto se revelaron unos gráficos únicos que el tiempo había ocultado. Por otro lado, su mecánica goza de un motor Mercedes puro. El diésel de cinco cilindros no se ha intervenido y permanece tal como cuando salió de fábrica este Clase G de batalla corta.
Lo que sí hizo AMG fue darle asientos deportivos Recaro, pero lo sobresaliente es lo que lo hizo mutante. Este ejemplar no fue la excepción en la tendencia del momento por los encargos árabes de convertir sus Mercedes 300 GD cambiando el frontal original por el del Clase S. No el del W126, sino el de la generación antecesora, el W116. La parrilla y los faros de aquel sedán de lujo en un todoterreno. Eso sí: este Mercedes no es uno de esos pedidos por las élites de Oriente Medio y eso lo hace algo más atractivo.
Según informa Classic Driver, este Mercedes 300 GD AMG fue propiedad de Ivan Lendl. El ex tenista checo, quien supo ser el mejor tenista del mundo durante cinco temporadas, lo adquirió en 1984 y no precisamente en una concesionaria. En su paso de competición por Stuttgart, al ser Mercedes-Benz el patrocinador del torneo fue invitado a la fábrica de la marca. Allí estaba el Clase G, todavía sin intervenir. Evidentemente, Lendl era consciente de la moda, porque no tardó en consultarle a los ejecutivos presentes si era posible instalarle el frontal del S-Class. El vehículo viajó a AMG y el resto es historia. Califica en comentarios cómo le queda esa calandra.
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Mauro Blanco
Veo arte en los coches y en sus diseños una potencia que va más allá de las cifras. Ex conductor de Renault 12 rojo modelo 1995 de épicos e imprevisibles episodios, al que recuerdo por la hostilidad de su volante, pero, sobre todo, por nunca haberme dejado en el camino.COMENTARIOS