En una entrega anterior me he limitado a explicar cómo el Aston Martin Valhalla administra y compensa su carga aerodinámica para alcanzar su velocidad máxima de 250 km/h sin ser, al mismo tiempo, un vehículo exclusivo para los expertos de la conducción extrema, pues más allá de su altísimo rendimiento es un superdeportivo apuntado más para el uso en calle que para la prueba en circuitos. Es esta su razón de ser y lo que más lo identifica en comparación con el Valkyrie, el hypercar del cual absorbe ingeniería de punta.
Como esta será una edición limitada pero de mayor alcance –llegará a 999 clientes–, cada uno de los propietarios deberá introducirse a las posibilidades de manejo que este híbrido enchufable les ofrecerá, y esas posibilidades se reducen a tres modos, una selección de tres niveles que parte de la conducción más básica y relajada –si es que este coche tiene algo de básico– y culmina con la opción más desatada. Como intermedio, algo más equilibrado.
En realidad, estos tres modos que a continuación pasaré a describir son modos de su Control de Estabilidad, de manera que, según el nivel elegido, quien maneje recibirá un ajuste acorde a un desempeño más controlado, uno con la calibración necesaria para llevar el manejo algo más al extremo u otro diseñado para lucirse como un profesional, si es que se cuenta con el talento suficiente. La inteligencia del coche variará así los parámetros de su dinámica. Esto es porque de la selección de estos tres modos del ESP depende cómo es la distribución del par a cada una de las ruedas delanteras mediante los dos motores eléctricos montados en dicho eje. Al sistema de vectorización de par, el E-TV, me refiero.
1) Control de Estabilidad “On”
Aquellos propietarios que no estén tan empapados ni entrenados en el uso de este tipo de vehículo, deberán comenzar con el modo ESP-On. En este modo, la vectorización del par actúa de manera tal que el Control de Estabilidad entra en acción de manera preventiva. El objetivo central aquí es evitar subvirajes o sobrevirajes. Así, el Valhalla se encarga de anticiparse a cualquier intervención indebida que el conductor pueda realizar si es que se pierde el control en las curvas. Como define Aston Martin, este es un modo inclusivo que contempla a todos los niveles, y hasta los más principiantes “podrán trabajar gradualmente hasta el límite del coche sin sobrepasarlo nunca” gracias a que el ESP se activa antes de tiempo y no de manera repentina, cuando probablemente sea tarde.
2) Control de Estabilidad “Race”
El ESP-Race mantiene las seguridades necesarias para que al Valhalla lo maneje alguien inexperto en la conducción extrema, pero apunta al mismo tiempo a que los más expertos puedan desplegar sus maniobras de derrape algo fuera de los límites del agarre lateral, y esto se consigue aumentando el rango de intervención del Control de Estabilidad. Al ser mayor la intervención del ESP, el E-TV se calibra de manera tal que las curvas puedan tomarse más al límite, algo así como una sensación de riesgo controlado.
3) Control de Estabilidad “Off”
Con el ESP-Off, el Aston Martin Valhalla se libera por completo. En este modo, los parámetros están ajustados para transferirle la autonomía al conductor, quien, cual piloto de prueba en circuito, puede hacer aquí uso de un superdeportivo sin restricciones. Para ello, la vectorización del par adapta el equilibrio del coche para que éste pueda ejecutar una aceleración lateral sin límites.
Mauro Blanco
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