El ingeniero y empresario Gilles Poncin dedicado a la fabricación de maquinaria de construcción, crea en 1982 la empresa Poncin Vehicles con el objetivo de desarrollar y comercializar vehículos anfibios de 4, 6 y 8 ruedas, de alta movilidad y reducidas dimensiones. También se dedicaría al desarrollo de vehículos 4×4 utilizando como base el todoterreno militar Ford Mutt (Military Utility Tactical Truck), denominado internamente en el ejército americano como M151.
Descontento con las soluciones técnicas adoptadas por el 4×4 desarrollado por la marca del óvalo, Gilles Poncin decide someterlo a un profundo rediseño para mejorar sus deficiencias, a la vez que aprovechaba lo mejor de sus cualidades off road.
Los cambios empezarían por el chasis monocasco del Ford, el cual evidenciaba cierta falta de rigidez estructural y de seguridad, por lo que finalmente sería sustituido por un nuevo chasis de largueros y travesaños encargado de albergar las suspensiones y una carrocería abierta de 3,46 m de longitud, muy parecida al del 4×4 americano. Tanto para el eje delantero como para el trasero se instalaron suspensiones independientes, de paralelogramo deformable para el tren anterior y de brazos tirados para el posterior, mejorando de esta forma el comportamiento dinámico que proporcionaba la suspensión trasera semiindependiente del Ford. Lo mismo ocurrió con el limitado sistema de frenado, que pasó de montar frenos de tambor para incorporar frenos de disco autoventilados delanteros y discos macizos traseros, procedentes de la furgoneta Renault Master, acompañados de pinzas de 2 pistones y de pistón simple respectivamente.
Del sistema de transmisión prácticamente se aprovechó todo, incorporando en el nuevo chasis de escalera tanto los diferenciales delantero y trasero, que eran iguales e intercambiables entre sí, como su caja de cambios de 4 velocidades de la marca Kayser. Este último elemento mecánico hacía innecesaria la instalación de una caja transfer, ya que tenía la peculiaridad de incorporar el sistema de conexión del puente delantero y de poseer una primera marcha con un desarrollo lo suficientemente corto como para afrontar cualquier subida por empinada que fuera.
A veces, aunque hagas las cosas bien e inviertas mucho esfuerzo, la recompensa nunca llega, como le ocurrió a Gilles Poncin

Para propulsar a este 4×4 se desechó el motor Ford de 2,3 litros, alimentado por carburador y de 71 CV de potencia, para recurrir a propulsores de origen galo, más concretamente de procedencia Renault. Había la posibilidad de adquirir este todoterreno con un motor tetracilíndrico de gasolina de 2.165 cc, alimentado por inyección electrónica y capaz de producir 95 CV con un par máximo de 161 Nm. También se podía equipar con un motor turbodiésel de 4 cilindros, 2.068 cc de cilindrada, 87 CV de potencia y 180 Nm de par máximo. A pesar de un peso que no superaba los 1.200 kg, con la motorización de gasolina su velocidad máxima se quedaba limitada a unos 125 km/h y con la de gasóleo a 110 km/h (su caja de cambios no daba para más).
Aunque también se proyectó una versión extendida 4×4, Poncin desarrolló una versión 6×6 que aprovechaba muchos de los elementos de la versión más pequeña. Su capacidad de carga aumentó al doble (1000 kg), gracias al nuevo eje trasero conectado al intermedio mediante un árbol de transmisión y que también recurría a una suspensión de brazos tirados equipada con muelles y amortiguadores. Las motorizaciones eran las mismas que la versión de 4 ruedas motrices pero potenciadas, llegando la de gasolina hasta los 107 CV y la turbodiésel hasta los 91 CV para alcanzar con ambas los 120 km/h de velocidad máxima.
En las dos versiones el habitáculo era tan sencillo o más que la versión militar, teniendo un cuadro de mandos ubicado centralmente en uno de los paneles de la carrocería, que estaba compuesto por varios testigos luminosos, el velocímetro, el reloj de temperatura del motor, el de nivel de combustible y el de la presión del aceite. Su equipamiento, por llamarlo de alguna forma, se reducía al techo y ventanillas de plástico y lona, a una guantera central situada entre los asientos y al mechero.
Estos vehículos estaban encaminados a satisfacer las necesidades de aquellos que precisaban de un medio de transporte de alta movilidad, sencillo y de fácil mantenimiento. Su altura libre al suelo de 26 cm, su límite de inclinación lateral de 45º y sus buenos ángulos de ataque (50º el 4×4 y 45º el 6×6) y salida (45º el 4×4 y 40º el 6×6) los hacía aptos para terrenos angostos, pero su mayor virtud residía en sus potentes motores, en su bajo peso y en la facilidad de uso.
Por desgracia, su alto precio, la bajada de las ventas por la llegada de nuevos competidores y la falta de un contrato estatal pendiente de cumplimiento para fabricar una versión militar 4×4 de batalla extendida, propició el cierre de la empresa de vehículos especiales francesa en 1992.
Javier Gutierrez
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