El SEAT Alhambra TDi SE se posicionaba en el mercado como la variante más económica del monovolumen español. Por precio, según la prensa de la época, estaba cerca de un turismo convencional; por gastos de uso, apenas había diferencia con un familiar. Solo se podía poner una pega: sus prestaciones eran insuficientes o, como poco, muy justas para un coche tan grande y con tanta capacidad de carga.
Los monovolúmenes tuvieron su tiempo de gloria hace muchos años. Y no fueron ni uno ni dos, fueron más de 10 años en los que gran cantidad de novedades giraron en torno al segmento monovolumen. Si no viviste aquella época, te diremos que hubo algunas voces importantes de la industria, que llegaron a decir que el monovolumen era el futuro del automóvil;incluso afectaron al diseño de diferentes coches, como el Peugeot 307 y la primera generación del 308, la segunda entrega del SEAT León, el Mercedes Clase A W168, el Honda Civic EP2…
De primeras, los monovolúmenes eran coches grandes y, por tanto caros, pero las marcas buscaron formas de hacerlos más asequibles, pues una familia, por lo general, necesita gastar su dinero con lógica y sin despilfarrar. Por eso aparecieron modelos como el SEAT Alhambra TDi SE, un coche que sobre el papel es superinteresante, o al menos lo era en su momento, pero que, en la práctica, tenía algunas pegas que se debían considerar a la hora de comprarlo.
El Alhambra TDi SE escondía el polifacético y capaz motor 1.9 TDi en su versión de 90 CV y 20,6 mkg, una cifra de par que ya estaba disponible desde 1.900 revoluciones pero que, tanto por cifras oficiales como por sensaciones generales, se quedaban muy justos. Los datos oficiales decían que su velocidad máxima era de 160 km/h, mientras que el 0 a 100 km/h se completaba en 18,7 segundos. Solo con estos datos, uno se percata que se trata de un coche muy lento y que, a poco que se cargue, lo será todavía más y podría tener algunos problemas en momentos como adelantamientos o cruceros con terrenos poco propicios, como carreteras de montaña o cuestas pronunciadas.

Con solo 90 CV, es evidente que las prestaciones son limitadas, sobre todo si se cargaba el coche todo lo que se podía
La revista Coche actual, en su número 422 –mayo de 1996–, publicó una prueba del SEAT Alhambra 1.9 TDi SE y las conclusiones solo refuerzan esa imagen de coche poco capaz. Por ejemplo, registraron un 0 a 1.000 metros en 38,5 segundos, un 0 a 120 km/h en 28,5 segundos, un 80 a 120 km/h en quinta en 23,6 segundos y unos consumos de 6,7 litros a 100 km/h y de 8,2 litros cada 100 kilómetros a 120 km/h.
En lo que respecta a las sensaciones, todo gira alrededor de una falta de motor constante. Por ejemplo, en la prueba decían lo siguiente: “El Alhambra pesa en vacío casi 1.800 kilos. Bastan cuatro personas y algo de equipaje para que el peso supere las dos toneladas. Su coeficiente de penetración es bueno –Cx 0,33–, pero el factor determinante en este tipo de vehículos no es el Cx sino la superficie frontal. Si hace calor, es preciso usar mucho el aire acondicionado para mantener una temperatura interior adecuada –tanto cristal provoca efecto invernadero–. Si sumamos estos tres factores, los 90 CV del Alhambra TDi resulta insuficientes para todo lo que no sea mantener un crucero de 140 km/h en llano y sin adelantar. El motor es bueno, pero inadecuado.”
Por comportamiento, el Alhambra TDi SE estaba por encima de algunos de sus rivales, sobre todo en lo que se refiere a la estabilidad, aunque en determinadas circunstancias la suspensión daba la impresión de ser algo blanda.
SEAT pedía 3.811.810 pesetas, 22.910 euros de 1996 –sin añadir la inflación– y el equipamiento se consideraba correcto, aunque el aire acondicionado se pagaba aparte, al igual que el ABS o las llantas de aleación. El Ford Galaxy 1.9 TDi GLX, primo hermano del Alhambra y con el mismo motor, costaba 4.410.970 pesetas –26.510 euros de 1996– y también obligaba a pagar como extra el aire acondicionado, el ABS, mientras que ni siquiera ofrecía llantas de aleación con opcional.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".Ya por entonces habia buena comunicacion entre el grupo VW y Ford, que continua especialmente en la actualidad.