Coche del día: Rover Streetwise 2.0 TD SE

Coche del día: Rover Streetwise 2.0 TD SE

Pionero entre los crossover, ni siquiera su motor turbodiésel le valió para ser popular


Tiempo de lectura: 4 min.

El Rover Streetwise 2.0 TD SE no fue un coche muy popular, de hecho, es posible que muchos ni siquiera se acuerde de él y por supuesto, no se habrán cruzado con uno por calle en años. Sin embargo, podríamos considerarlo como un pionero, un coche que mezcló las características de un compacto con detalles y tendencias “aventureras”, un auténtico crossover que, al final, no era ás que un coche con mucho atrezzo y pocas ganas de salir del asfalto.

Rover no pasaba por sus mejores momentos a finales de los 90, la firma británica intentaba seguir adelante con su actividad y tenía coches en catálogo como el Rover 25, que venía a ser una pequeña renovación del Rover 200 y que se apareció en 1999. Se podría que eran, básicamente, el mismo coche, pero con algunas novedades y cambios estéticos en el caso del Rover 25.

Además del MG ZR, el Rover 25 tuvo otra versión más que se salía un poco de lo normal y que eliminaba el número 25 de su denominación. Era el Rover Streetwise –aunque es fácil encontrarlo como Rover 25 Streetwise– y la marca lo vendía como “urbano on-road”, típica frase de marketing que no dice nada sobre las características del coche y además, no tiene ni gracia ni gancho.

Rover Streetwise 2 0 TD SE (2)

La cuestión era que, con es eslogan, la firma británica ponía en las calles un Rover 25 con suspensión ligeramente más alta –28 milímetros– y una carrocería repleta de protecciones de material plástico, que pretendían ofrecer una imagen más todoterreno, más aventurera y robusta. Y lo conseguía, pues el Rover Streetwise tenía una imagen totalmente diferente al 25, con personalidad propia y cierta sensación de robustez. Todo ello, obviamente, provocado por su imagen.

Una moneda siempre tiene dos caras y el Rover Streetwise escondía un talante que poco tenía que ver con su aspecto. Podía salir del asfalto, pero como cabe esperar, toda complicación por el camino significaría más problemas de los que podía afrontar su configuración. En realidad, era un coche más apto para el centro de las grandes ciudades, donde su altura libre al suelo permitía superar guardias tumbados, pasos de cebra sobreelevados, parches en el asfalto o bordillos de todo tipo con mayor facilidad y comodidad.

La versión diésel fue, dentro de lo poco que se vendió, la más popular. Eran finales de los 90, los diésel dominaban la escena automovilística y quien quería conseguir algo de consideración por parte de los usuarios, necesita, mínimo, un propulsor turbodiésel en la gama. Y en el caso del Rover Streetwise contaba con un bloque de 1.994 centímetros cúbicos y carrera larga –84,5 por 88,9 milímetros para diámetro y carrera de los pistones– que no daba mal resultado, pero estaba un tanto lejos de los mejores en cuanto a su funcionamiento genera.

Rover Streetwise 2 0 TD SE (3)

Era un motor de cuatro cilindros, culata de ocho válvulas, turbo e intercooler, que rendía 101 CV a 4.200 revoluciones y un par de 24,48 mkg a 2.000 revoluciones, que se tenía que ver las caras con unos desarrollos bastante largos –en cuarta era de 33,1 km/h a 1.000 revoluciones y en quinta de 43,6 km/h a 1.000 revoluciones– y con un peso total de 1.120 kilos. La prensa, por lo general, lo definió como un motor rudo y tosco en su funcionamiento, pero potente y capaz.

No obstante, las cifras no eran nada del otro mundo. La velocidad máxima homologada era de 178 km/h, el 0 a 100 km/h era de 10,6 segundos y los consumos oficiales eran de seis litros cada 100 kilómetros de media. Los registros que publicaron algunas revistas marcaban cifras de potencia entre los 110 y los 115 CV y consumos que se acercaban a los siete litros, lo que permitían autonomías de algo más de 700 kilómetros.

De todas formas, el Rover Streetwise era un coche que podría haber conquistado a muchos usuarios, incluso por su conducción. No era un modelo especialmente ágil en carretera, pero era cómodo y fácil de conducir. Su precio era de 17.190 euros, que si añadimos el IPC, nos encontramos con un precio “de 2024” de 29.395 euros.

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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La historia del automóvil está llena de grandes emprendedores, de ideas arriesgadas, curiosas casualidades, irreconciliables enemistades y muchos fracasos. Es un mundo intenso y fascinante del que muchos hemos quedado cautivados. Cualquier vehículo con un motor me parece interesante, ya sean motocicletas, automóviles, camiones, aviones o barcos; es estupendo sentir la brisa del viento en la cara sobre uno de ellos. Si estáis aquí es porque compartimos afición.

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