El Rover 623 Si pertenece a una época en la que la británica Rover, había firmado un acuerdo con Honda para compartir desarrollos, aunque casi se podía decir que Rover se aprovechaba de los desarrollos de Honda para dar forma a sus coches. El mismo 623 Si, por ejemplo, escondía la plataforma de la quinta generación del Honda Accord europeo –para Estados Unidos era algo diferente–, incluso suspensiones, dirección y frenos.
Así, es lógico que la generación de la serie 600 de Rover lograra muy buenas críticas de la empresa a mediados de los años 90, aunque el Rover 623 si era una de las versiones más potentes que, además, equipaba un motor de producción Honda, como todos los motores atmosféricos de la gama. Concretamente, un 2,3 litros –2.259 centímetros cúbicos– de cuatro cilindros atmosférico, con culata multiválvulas, dos árboles del evas e inyección, que rendía, según datos oficiales, 158 CV a 5.800 revoluciones y 210 Nm de par a 4.500 revoluciones. Curiosamente, el grupo final y los desarrollos del cambio eran compartidos con el Accord, salvo ligerísimos cambios en la tercera y en la cuarta relación, que son algo más largas en el Accord.
El 623 Si era un coche tirando a grande, con una longitud de 4,65 metros y una anchura de 1,72 metros; más pequeño que, por ejemplo, un Peugeot 508 actual, pero al mismo tiempo, también mucho más ligero con un peso en báscula de 1.336 kilos. Y no escatimaba en equipamiento, con dirección asistida, ABS, aire acondicionado, llantas de aleación, techo solar eléctrico, tapicería mixta, cierre centralizado con mando, elevalunas eléctricos… además, no ofrecía malas cifras, pues completaba el 0 a 100 km/h en 8,95 segundos, alcanzaba los 215 km/h y según pruebas de la época, tenía un consumo medio de 9,22 litros cada 100 kilómetros. De hecho, sus cifras “en línea recta”, según las pruebas de la época, mejoraban al SAAB 900 2.3 y al Mercedes C220, y eso era un buen dato.
Una línea elegante y hasta un poco clásica, pero tenía volúmenes bien definidos, formas sencillas y un buen aspecto general
Curiosamente, hubo un probador, el señor A. Urrutia, miembro del equipo de la revista Auto Vía, que criticó que las ruedas eran estrechas para el peso del coche. La monta de neumáticos del Rover 623 Si era de 195/60 R15 V en llanta de 5,5 pulgadas, las cuales, según el mencionado periodista, permitían unas derivas de trayectoria que quitaban las ganas de apurar las prestaciones del coche, sensación que se acrecentaba debido al blando tarado de las suspensiones. Datos curiosos que se pasan por alto y que rara vez encontramos en las pruebas actuales…
El 623 Si era un coche caro, bastante caro: 3.850.000 pesetas, en 1994. Era un modelo de alta gama que no todo el mundo se podía comprar. Se notaba no solo en el precio, también en su diseño, que sin ser aburrido si resultaba muy clásico aunque, para algunos medios de la época, tenía una vista lateral “casi de coupé”, al igual que se notaba en la presentación interior, con inserciones de madera, tonalidades claras en los elementos que formaban el interior.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS