Cuatro años después de que Renault lanzase su híbrido entre turismo y furgoneta, la marca del rombo sometió a la Espace a una pequeña cirugía estética para que adquiriese una nueva identidad exterior, más aerodinámica. De esta forma incorporaba un nuevo portón, nuevos y redondeados paragolpes a la vez que se instalaban unas ópticas delanteras donde los intermitentes abandonaban el color naranja para montar cristales transparentes. También se aprovechó para presentar una nueva versión que incluía un sistema de tracción total permanente denominada en España Renault Espace Quadra 4×4.
Este vehículo disponía de una estructura monocasco de acero galvanizada en caliente que ayudaba a preservarla de cualquier tipo de corrosión y a la cual se fijaban los paneles que componían la carrocería, realizados en poliéster reforzado con fibra de vidrio. La suspensión delantera independiente, tomada del Renault 18, era del tipo paralelogramo deformable, complementado con muelles, amortiguadores y barra estabilizadora. En cuanto al tren posterior, la Renault contaba con una especie de eje de Dion compuesto por con una viga de gran sección con cierta capacidad torsional, que conectaba los porta bujes posteriores y a la cual iba acoplada los amortiguadores y los muelles. Para su guiado contaba con un par de brazos longitudinales ayudados por una barra Panhard que limitaba los movimientos laterales de la carrocería y en ningún caso podía optar a instalar la suspensión neumática opcional que evitaba que la parte posterior del vehículo se hundiese bajo carga.
Con respecto a su equipo de frenado, contaba con 4 discos (ventilados los delanteros) y aunque al principio no equipaba un sistema antibloqueo de frenos, posteriormente utilizaría un sistema Bosch de 5 canales que también iba montado en los BMW 325 ix de la época.
En cuanto a su motor heredado del Renault 21 TXE, era un motor de 4 cilindros de 1.995 cc, construido completamente en aluminio y orientado longitudinalmente. Con dos válvulas por cilindro accionadas mediante balancines y alimentado a través de inyección electrónica, generaba unos destacables 120 CV a 5.500 rpm de potencia y unos 170 Nm a 4500 rpm de par máximo. La mejor cualidad de este propulsor residía en la entrega de par, con una curva casi plana que hacía que dispusiese casi de forma constante de unos 150 Nm a partir de los 2.500 rpm, dando muestra de su gran elasticidad.

Con un CX de 0,32 y un contenido peso de 1.315 kg de los cuales 75 correspondían al sistema de transmisión, la Espace podía alcanzar una velocidad máxima de 170 km/h y de realizar el 0-100 km/h en 13 segundos. Su consumo medio rondaba los 11 litros a los 100 km llegando a realizar viajes de unos 500 o 550 kilómetros gracias a un depósito que en esta ocasión vería su capacidad disminuida en 5 litros, quedando esta en unos 58 litros.
A diferencia de los Renault 21 Quadra, que montaban la caja de cambios UN7 que incluía un diferencial central de tipo epicicloidal y que repartía el par entre ejes en una proporción de 65/35, la Espace montaba la caja de cambios GN7 que utilizó tanto el Renault 21 Nevada 4×4 como el Renault 18 4×4 y que ambos se servían de sendos mandos ubicados en el interior del habitáculo para conectar la doble tracción. A diferencia de estos últimos, el monovolumen francés recurrió a un acoplamiento de tipo viscoso ubicado a la entrada del diferencial trasero para hacer las funciones de diferencial central y tener conectado permanentemente el puente trasero.
Para transmitir el movimiento al eje trasero, a la salida de la caja de cambios de 5 velocidades se le conectó un árbol de transmisión realizado en una sola pieza de fibra de carbono con un peso de alrededor de 3 kg, evitando de esta manera la instalación de apoyos intermedios que redujesen las posibles vibraciones generadas por la flexión y la torsión del árbol cuando el monovolumen estaba en movimiento.
Este sistema de transmisión de aparentemente gran sencillez tecnológica era el mismo utilizado por la VW T3 Caravelle Syncro, pero en este caso el par generado por el motor es enviado principalmente a las ruedas delanteras hasta que el sistema detecta algún tipo de deslizamiento de este eje, momento en que el acoplamiento viscoso va enviando progresivamente el par hacia el tren posterior.
No había nada similar al Espace Quadra, era un coche casi sin lugar en el mercado, igual que cuando la marca presentó el modelo por primera vez

Con unas medidas exteriores contenidas de 4.365 mm, equivalente casi a la de un Megane, tenía un comportamiento parecido al de un turismo y no se amilanaba ante un trazado sinuoso, pero que aun así se veía un poco penalizada por la posición de su motor y los efectos que creaba, además de una inclinación de la carrocería que hasta cierto punto se dejaba notar. Su mayor virtud estaba en la tracción total que aunque no podía competir con un todoterreno por culpa de su baja altura libre, sí que podía desenvolverse en terrenos de baja dificultad como caminos de tierra, además de añadir un plus en seguridad a la conducción sobre asfalto bajo cualquier tipo de condición climatológica.
Con un precio elevado de 22.500 €, mayor que el de una Mitsubishi L300 (4×4) de 21.500 € era un vehículo que combinaba capacidad de carga, modularidad y comodidad interior con un comportamiento dinámico parecido al de un turismo. La única opción que podría hacerle en cierto modo sombra, era la ya comentada VW T3 Caravelle Syncro de 23.000 €, más furgoneta que turismo y con mejores capacidades off road.
Javier Gutierrez
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