Aunque haya quedado para la historia como un simple modelo agradable y sencillo, el Peugeot 306 Cabriolet concilia dos de las tradiciones más asentadas en la casa del león. Por un lado la que cruza las historias de Pininfarina y el fabricante francés desde los años sesenta, y por otro la que descubre a esta marca como una de las más destacadas en el mundo de los descapotables. Respecto a la primera, en realidad todo empieza con el prototipo Lancia Florida. Una de las creaciones más logradas e influyentes en toda la historia de Pininfarina, siendo responsable de revolucionar el estilo de las berlinas a partir de los años cincuenta.
Amplio y con un habitáculo luminoso de fácil acceso, el Florida estableció un nuevo canon para los modelos de tres volúmenes en Europa. De esta forma, los ecos de su diseño se dejan ver en vehículos tan dispares como el FIAT 1800, el Ferrari 250 GT/E 2+2 y por supuesto el Peugeot 404. Primer trabajo del carrocero italiano sobre una berlina Peugeot, adaptando a este vehículo de 1960 los planteamientos básicos de la ya denominada “línea Florida”. A partir de aquí, y a pesar de no firmarse las más de las veces con el típico escudo de Pininfarina sobre la aleta trasera por delante del paso de rueda, la colaboración entre ambas marcas se hizo más frecuente de lo que pudiera parecer.
De hecho, sólo hubo que esperar unos años para la aparición del 504. Modelo del cual surgieron en 1969 unas versiones coupé y cabrio firmadas por Pininfarina que, aún a día de hoy, siguen siendo probablemente los modelos estéticamente más logrados de la marca después de la Segunda Guerra Mundial. Colaboraciones con Pininfarina bastante conocidas, aunque en verdad la propia berlina de la cual derivan fue diseñada por Aldo Brovarone como empleado de la casa italiana. La cual, eso sí, no se hizo responsable del ensamblaje del modelo como sí ocurrió con el 406 Coupé de 1995.
El diseño de Pininfarina fue poco intervencionista respecto al modelo techado de Peugeot, pero suficiente como para dar el encanto necesario a esta versión a cielo abierto sobre un éxito de ventas del segmento C
Peugeot 306 Cabriolet, un coche hecho para disfrutar a paso lento
Respecto a la segunda de las tradiciones que habíamos señalado como presentes en el Peugeot 306 Cabriolet está el ser descapotable. Un tipo de vehículo recreacional. Destinado al ocio y al disfrute y por tanto muchas veces alejado de marcas con voluntad de practicidad para el día a día. Sin embargo, justo aquí aparecen dos alegaciones a tener en cuenta. La primera es que para los años ochenta y noventa casi todos los modelos más o menos populares del segmento C contaban con su propia variante a cielo abierto ofrecida o no de forma oficial por sus respectivas marcas.
La segunda es que a pesar de su vocación generalista, Peugeot es una de las más marcas más representativas en la historia de los descapotables desde los lejanos años treinta. Década en la que sus versiones Eclipse ideadas por Georges Paulin contribuyeron al automovilismo con el techo rígido convertible. Una tecnología que en 1996 fue popularizada por el Mercedes SLK, ofreciendo como innovador algo que en verdad había sido montado ya en el 401 Eclipse de 1935.
No obstante, aunque esta idea necesitada de varios motores eléctricos y un amplio hueco en el maletero fue retomada por Peugeot gracias a las versiones CC, el Peugeot 306 Cabriolet sólo contó con techo rígido en la versión Roland Garros. Además, en verdad ésta no ofrecía el sistema de montaje automático. Sino que se vendía con el techo rígido de una pieza, pudiendo realizar la conversión como en el caso de los Mercedes Pagoda. A mano. Vamos, un extra rígido por si no se quería techar con la lona para el cual había que reservar espacio en el garaje.
Con motores de gasolina elásticos y calmados, la conducción de este cabriolet se pensó para ser disfrutada sin prisas ni estridencias, priorizando ante todo la inmersión en el entorno
Por lo demás, el Peugeot 306 Cabriolet se extendió a través de tres series desde 1994 hasta el 2002. Respecto a las motorizaciones, las de 1,6 y 2 litros fueron las más extendidas con unas potencias que variaban desde los 88 CV hasta los 123 CV. Más que de sobra para los en torno a 1.200 kilos del conjunto. Especialmente si comprendemos a este coche dentro de la idea para la cual se hizo: disfrutar con calma a cielo abierto una experiencia de conducción recreativa inmersa en el entorno. Siempre con suavidad en el manejo, marchas largas y pocas estridencias derivadas del sonido proveniente del escape. En suma, si algo caracterizó al Peugeot 306 Cabriolet fue poner los veranos de la Dolce Vita al alcance del comprador medio. Otra de las ventajas que da unir el estilo de Pininfarina con la versatilidad de una marca masiva como Peugeot.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.En la segunda fase comercial del modelo, pasó a ofrecerse con 1.6 de 100 cv y 2.0 16v de 135 cv