Desde los inicios del automovilismo ganar carreras ha sido una fórmula publicitaria esencial de cara a maximizar las ventas en los concesionarios. De esta manera, a comienzos del siglo XX y hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial se produjo el máximo esplendor de los vehículos concebidos por y para batir el récord mundial de velocidad sobre tierra, los cuales tuvieron su paroxismo con el proyecto del Mercedes T80. Un hilo que retomó a finales de los ochenta el Oldsmobile Aerotech, a través del cual General Motors pretendía publicitar las bondades de un nuevo motor de cuatro cilindros al tiempo que daba la campanada en una escalada prestacional sólo al alcance de las mejores marcas.
No obstante, para entender mejor al Oldsmobile Aerotech hemos de irnos hasta la década de los setenta. Concretamente hasta 1979. Año en el que el Mercedes C111 en su cuarta evolución alcanzó los 403 kilómetros por hora en el anillo de Nardo gracias a su motor V8 con turbocompresores KKK. Un broche de oro a la historia de los C111, caracterizados por haber sido un fantástico banco de pruebas para multitud de tecnologías, llegando a incluir las mecánicas diésel e incluso un coqueteo con las mecánicas rotativas Wankel que tan estupendamente ha llegado a dominar Mazda.
Si a este le sumamos la forma y manera en la que Mercedes se había logrado posicionar en el segmento más exclusivo del mercado norteamericano lanzando modelos como el 300SD – muy relacionado con el C111 en su versión diésel y además sólo ofertado en los Estados Unidos – , tenemos como resultado una necesaria reivindicación por parte de General Motors. Reivindicación que vino de la mano de Oldsmobile, una de las marcas con mejor prestigio e historia de entre todas las del grupo. Llegados a este punto, se dispuso todo para estrenar en 1987 el Oldsmobile Aerotech. Un vehículo que logró llegar hasta los 443 kilómetros por hora haciéndose así con el récord de velocidad mundial sobre tierra. Un buen cerrar el círculo sobre lo que General Motors deseaba representar frente a Mercedes.
Al igual que los modelos de velocidad previos a la Segunda Guerra Mundial, este vehículo se hizo para promocionar las bondades técnicas de la marca
Oldsmobile Aerotech, la mezcla de los mejores elementos
Hacia 1984 General Motors inició el desarrollo de un motor con el cual sacar pecho ante las mecánicas de BMW y Mercedes en los segmentos D y E. Algo que, dicho así, no parece del todo sorprendente. Sin embargo, los ingenieros norteamericanos tomaron como base el hacerlo a través de un diseño con cuatro cilindros en línea, el cual debía dar además las máximas puntuaciones tanto en fiabilidad con en consumo. Bajo estas coordenadas, poco tiempo después nació el Quad 4 con cuatro válvulas por cilindro y doble árbol de levas.
Y bueno, la verdad es que el resultado fue realmente reseñable. Eso sí, con una potencia en sus versiones menos “ apretadas “ de 150 CV. Así las cosas, los ingenieros de General Motors estaban tan seguros de las posibilidades ofertadas por su nuevo motor que pidieron insistentemente a la gerencia de la empresa poder desarrollar un modelo experimental equipado con el mismo. De esta manera nació el proyecto del Oldsmobile Aerotech. Dispuesto a barrer las medallas conseguidas por el Mercedes C111.
Para el chasis se recurrió al mismo diseño que el del 84C de la Fórmula Indy. Una declaración de intenciones que fue afinada en el Reino Unido por los técnicos de March Engineering donde, por fechas, posiblemente ya se tenía que encontrar trabajando un joven Adrian Newey. Sobre el mismo se ejerció un intenso trabajo aerodinámico de cara a perfilar las formas de la carrocería, claramente inspiradas en las de modelos exitosos en Le Mans como el Porsche 956 con sus diferentes zagas y colas según las necesidades planteadas por el trazado.
Gracias a la acción de los turbocompresores, el pequeño bloque de dos litros llegó a alcanzar los 1000 CV de potencia para sobrepasar así los 400 kilómetros por hora
No obstante, lo más increíble vino en referencia al motor. Y es que, gracias a la aplicación de dos turbocompresores al bloque de 2,3 litros se llegaron a alcanzar más de 1000 CV de potencia. Todo esto mucho antes de los actuales Bugatti, poniéndose tan sólo a la altura del increíble Porsche 917 que acabó sus días en la Can-Am. Con estas prestaciones, el Oldsmobile Aerotech consiguió batir el récord del C111 en circuito cerrado. Sin duda, una excelente campaña comercial para la promoción de aquel nuevo motor.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS