Coche del día: Mercedes S300 TD (W140)

Coche del día: Mercedes S300 TD (W140)

En su momento, fue el turbodiésel de producción en serie más potente del mundo


Tiempo de lectura: 4 min.

El Mercedes S300 TD fue, cuando apareció en el mercado a mediados de los 90, el coche turbodiésel fabricado en serie más potente del mundo. Sí, ya había comenzado la carrera por tener el diésel más potente antes de que acabara el Siglo XX y Mercedes se puso en cabeza con un propulsor de seis cilindros en línea capaz de entregar 177 CV y de lanzar hasta los 206 km/h a una mole de 1.960 kilos y 5,11 metros de largo.

La Clase S de Mercedes siempre ha sido la referencia en casi cualquier apartado. Cada generación del sedán alemán ha supuesto un enorme paso adelante en acabados, tecnología y soluciones que, como cabe esperar, terminaban en el resto de modelos de la marca y también en coches de marcas generalistas. Los ricos y poderosos son quienes disfrutan primero de los avances y luego, el resto de personas, y en el mundo de los coches no es diferente ni siquiera en los motores turbodiésel, que supuestamente eran propulsores diseñados para ahorrar en combustible.

Siempre se ha dicho que aquellos que tienen dinero para gastarse en un Mercedes Clase S, no tienen preocupaciones por el consumo que pueda tener el coche, pero eso no es cierto, ni mucho menos. No es más rico el que más tiene, sino el que menos gasta, o el que gasta de forma inteligente, y ahorrar en desplazamientos es una forma inteligente de gastar el dinero. Por eso existen, o existían, sedanes de representación como el Mercedes S300 TD, un coche que, en su momento, sorprendió por la soltura con la que se movía y por los consumos que la misma Mercedes anunciaba.

La calidad de rodadura típica de Mercedes, se unía a una autonomía de más de 1.000 kilómetros

El precio del Mercedes S300 TD era de 9.834.000 pesetas, 59.103 euros de 1996, que equivalen, después de sumar el IPC, a unos 110.936 euros de 2024. Era un automóvil muy, muy caro, que ofrecía unas prestaciones que, en aquel entonces, eran de primer orden. Sobre todo las obtenidas por la revista Autopista, en el número 1.954, que lograron un 0 a 100 k/h en 10,38 segundos, completaron los 400 metros desde parado en 17,16 segundos y los mil metros, también con salida parada, en 31,54 segundos. El 80 a 120 km/h lo hizo en 7,35 segundos.

Para lograr esas cifras, el Mercedes S300 TD tenía bajo el capó, como se ha dicho al inicio, un seis cilindros en línea que rendía 177 CV, gracias a un desplazamiento de 2.996 centímetros cúbicos, culata de cuatro válvulas por cilindro, turbo e inyección indirecta de control eléctrónico. La potencia se obtenía a 4.400 revoluciones, pero lo más interesante era la cifra de par: 33,67 mkg a 1.600 revoluciones, o dicho de otro modo, al más de 320 Nm a menos de 2.000 revoluciones. El cambio, automático con convertidor de par, tenía cinco relaciones, con una quinta cuyo desarrollo era abrumador: 59,70 km/h a 1.000 revoluciones. Un desarrollo que, según la revista antes mencionada, permitía presumir de una autonomía de más de 1.100 kilómetros en carretera a velocidades legales.

Es evidente que el Mercedes S300 TD estaba diseñado con las autopistas alemanes en mente, donde la velocidad de crucero y el confort de macha son realmente importantes. Por eso, entre los argumentos que más destacaban del modelo alemán –además del propulsor–, estaba la elevada estabilidad que ofrecía en carretera a alta velocidad, su capacidad para aislar a los ocupantes de baches y juntas de asfalto o la suavidad y refinamiento con la que funcionaba todo en el coche.

Solo había un rival que pudiera hacer frente al S300 TD, y no era otro que el BMW 725 TDS, pero tenía “solo” 143 CV y 26,5 mkg. No obstante, al menos en cuanto a velocidad punta, el BMW igualaba al Mercedes S300 TD y en el 0 a 100 km/h se quedaba muy cerca, costando unos dos millones de pesetas menos.

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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