El Mercedes A180 CDI fue la puerta de acceso de muchos usuarios al universo Mercedes, al tiempo que también fue, posiblemente, uno de los Mercedes más juveniles, y con mayor éxito entre la gente joven, de cuantos había lanzado la marca hasta la fecha. Fue un best seller en lo que a ventas se refiere, aunque no así en cuanto a crítica: fue la primera vez que un Mercedes no ofrecía la calidad de acabado que se espera de un coche con la estrella en el frontal.

Con la Clase A, Mercedes buscó abrir su catálogo a un mayor número de usuarios, gente que no quería, o no necesitaba, un sedán de alta gama y diseño serio y elegante. Las dos primeras generaciones del Clase A apostaron por un formato monovolumen –en lo que a diseño se refiere, no a modularidad– que tuvo muchísimos detractores. Sin embargo, para la tercera entrega del modelo, la marca prefirió atacar al segmento compacto más estricto con un coche de proporciones clásicas, pero rasgos agresivos, deportivos y descaradamente juveniles. Los alemanes querían hacer clientela entre los conductores más jóvenes, sin duda alguna.

Y así fue, el Mercedes Clase A tuvo un enorme éxito entre los usuarios más jóvenes, era la primera vez que un Mercedes no tenía aspecto de coche de señor mayor y, por primera vez, la marca de la estrella entraba directamente a la batalla con el BMW Serie 1 y con el Audi A3 con las mismas armas y con muchas posibilidades de hacer daño, sobre todo con el Mercedes A180 CDI, el diésel de acceso a la gama. Y, nuevamente, así fue, el A180 CDI fue una de las versiones más vendidas de la gama, sobre todo con el acabado AMG Sport, una opción que le otorgaba una imagen más deportiva, tanto dentro como fuera del coche.

La tercera generación del Clase A se convirtió en un compacto tradicional y multiplicó sus ventas entre la gente joven

Mercedes pedía por el A180 CDI 26.150 euros, a los que había que sumar 2.000 euros adicionales para el paquete AMG Sport –traía consigo llantas de 18 pulgadas con diseño multirradio, suspensión más firme y corta, costuras en color rojo, pedales metálicos, decoración interior específica… –. Por esa cantidad, en 2012, se tenía acceso a un coche de carácter premium, cuyo motor, por cifras, no era especialmente premium. El propulsor del A180 CDI, un turbodiésel de 1.461 centímetros cúbicos con inyección common rail y turbo de geometría variable, rendía 109 CV a 4.000 revoluciones y 260 Nm entre 1.750 y 2.500 revoluciones. El cambio era manual, que enviaba la potencia a las ruedas delanteras través de seis relaciones.

La velocidad máxima oficial era de 190 km/h y el 0 a 100 km/h lo hacía en 11 segundos, aunque, eso sí, los consumos homologados eran muy contenidos: 5,7 litros en ciudad, cuatro litros en carretera y una media de 4,7 litros. Según la revista Top Auto –número 277, noviembre de 2012–, la entrega de potencia era muy lineal y carecía de cualquier tipo de pegada y carácter, aunque su comportamiento, con el paquete AMG Sport, era deportivo y directo, ideal para los usuarios más jóvenes…