Como objeto de ventas masivas, el automóvil cuenta con una gran presencia en los medios de comunicación. Un hecho perfectamente conocido por las marcas, siempre dispuestas al agrado de ciertos periodistas alzados en improvisados jueces de la realidad. Además, son bastantes los ejemplos donde se puede ver cómo un cierto rumor puede hundir la imagen de cualquier modelo y, por tanto, sus ventas. Algo de lo que suelen participar no pocos aficionados, dispuestos a seguir cualquier opinión que tienda a crear jauría en las redes sociales. Un comportamiento, desgraciadamente, demasiado común en esta época de ruido y furia bajo el amparo del anonimato. En este sentido, el caso del Lexus SC430 y su presencia en ciertos medios resulta bastante ejemplificante.
Pero vayamos al comienzo de todo esto. Para ello deberemos situarnos en 1989. Año en el que finalmente Toyota se lanza a la fundación de Lexus. Pensada como una submarca donde encuadrar a los modelos de gama alta, su propósito responde a la misma idea por la cual Ford gestiona Lincoln o General Motors incentivó a Cadillac. Es decir, no dañar la proyección comercial de sus mejores modelos coronándolos con una enseña popular. Justo lo contrario a lo que Renault hizo con su famoso Safrane Biturbo. Un coche excelente en su ingeniería, pero al tiempo lastrado por estar en el mercado bajo una marca alejada de lo premium. En fin, cuestiones del esnobismo exhibido por compradores con demasiado dinero sobrevenido.
A partir de aquí, Lexus se asentó en el mercado occidental – especialmente el norteamericano – como un referente de calidad gracias a su berlina LS400. Además, dado que en los noventa los SUV aún no habían invadido casi todos los segmentos, la fórmula de sedán y coupé sobre una misma base seguía siendo algo felizmente presente en las ofertas medias y altas de casi cualquier fabricante prestigioso. Por ello, en 1991 Lexus presentó la primera generación del SC. La Z30 con formas suaves y aerodinámicas propulsadas por generosos motores de hasta ocho cilindros. Una apuesta serena y adecuada para quienes estuviesen buscando un coche poco llamativo pero con una gran calidad y solvencia en los largos viajes.
Los medios de comunicación pueden alzar o condenar a un modelo según sus opiniones. Algo que no siempre es objetivo, justo o concluyentemente argumentado
Lexus SC430, en el punto de la polémica
Pasaron los noventa y de cara a la nueva década Lexus necesitaba actualizar su coupé. Asimismo, ya que en 1996 Mercedes había presentado con gran éxito su SLK convertible con techo rígido – una idea originalmente estrenada por Peugeot en 1935 – los japoneses pensaron en transitar esa vía. De esta manera, en 2001 se presentaba al fin el Lexus SC430 tras no pocos estudios de diseño necesarios para conciliar cierta deportividad con un comportamiento agradable y vacacional. No en vano, Toyota fijó los momentos de ocio de ricos adinerados como el campo de juego comercial donde se debería batir el Lexus SC430.
Así las cosas, bajo sus líneas suaves se situó una mecánica V8 atmosférica con 4.3 litros y 282 CV. Elástica y con un buen par desde bajas vueltas, perfecta para rodar tranquilo y despreocupado gracias a la transmisión automática. No obstante, el reglaje de suspensiones mostrado en las primeras unidades daba ciertos problemas ya que no conjugaba lo deportivo con lo cómodo. Es decir, se situaba al Lexus SC430 en un peligroso territorio intermedio donde no justificaba adecuadamente su carácter. De hecho, fueron varios los medios que se quejaron de un comportamiento poco preciso, bastante flotante, manifiestamente “ horrible ”.
Uno de ellos fue el popular programa británico Top Gear, llegando a calificar al Lexus SC430 como uno de los peores coches jamás construidos. Llegados a este punto, y dado que dicho programa suma una audiencia basada en millones de espectadores pendientes del carisma subjetivo de sus presentadores, dicho modelo quedó públicamente estigmatizado. No obstante, el tiempo suele poner a todo y a todos en su lugar. De esta manera, al haber pasado dos décadas desde el lanzamiento de este convertible van apareciendo unidades en el mercado de segunda mano. Un hecho excelente para revisar qué dice de él el variado y prolífico panorama de ocasión británico.
Los problema con las suspensiones fueron el punto más débil de este coche, aunque poco después la marca fue corrigiendo el asunto incluso interviniendo sobre el chasis
Pues bien, parece que el tiempo va haciendo madurar adecuadamente al Lexus SC430 dejando a un lado las televisivas críticas de Top Gear. Veamos. Para empezar, su notoria calidad de ensamblado y materiales lo ha hecho muy resistente, por lo que empieza a ser atractivo si pensamos en adquirirlo como preclásico. Además, respecto a su potente mecánica atmosférica debemos reconocer cómo motores así no son fácilmente adquiribles hoy en día día, menos aún llevando su fuerza al eje trasero como a más de un conductor con veleidades le gusta sentir. En lo referido al mantenimiento, este biplaza – lo cierto es que las dos plazas traseras son de un obvio carácter testimonial pues siquiera valen para un perro de raza media – no plantea demasiadas dificultades ya que, a su buena construcción, se une el ser una creación de la popular y masiva Toyota. Además, si bien es cierto que su mayor problema fue el comportamiento propiciado por las suspensiones, éstas se reajustaron en 2002. Es más, las unidades producidas durante el último año – 2004 a 2005 – incluyeron hasta mejoras en el chasis. Dicho esto, sólo hay que tender a escoger una de aquellas. En suma, puede que el Lexus SC430 no sea un coche tan conseguido como el Mercedes SLK. Pero tampoco es el peor automóvil de la historia. Ni mucho menos.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS