Nadie puede negar que el Citroën CX fue un coche rompedor, y todavía lo es, porque hay gente que se gira a mirar cuando se cruza con uno por la calle. Lo que mucha de esa gente que se gira a mirar, es que el CX tiene nada menos que 50 años, llegó al mercado en 1974 y fue el último modelo de la firma francesa antes de que Peugeot se hiciera con su control. Quizá por eso es tan vanguardista y por ello cuenta con una legión de seguidores tan grande.
Pero no fue un coche innovador simplemente por su estética, que también, sino por las soluciones técnicas empleadas, como la famosa suspensión hidroneumática o el comportamiento aerodinámico de su peculiar carrocería. También llamó poderosamente la atención su carrocería familiar, cuyo desarrollo iba más allá de ampliar la zona trasera con un techo más largo y una caída trasera más recta. En verdad, el Citroën CX Break recibía algunos cambios más que lo hacían el familiar más grande de su categoría y puede que la categoría superior también.
De primeras, se alargaba la longitud total en 250 milímetros –el largo total del coche rozaba los cinco metros, era enorme–, se alargaba el techo en todos los familiares, pero también se practicaba una segunda altura a esa línea de techo. De esa forma, se aumentaba muchísimo el espacio disponible hasta el punto de poner instalar una segunda fila de asientos atrás. El Citroën CX tenía siete plazas, las dos últimas con tanto espacio disponible como las dos del medio. Además, montaba un eje trasero autonivelante, que permitía transportar cargas pesadas sin que afectara a la altura trasera con respecto al suelo, entre otras cosas.
Curiosamente, el Citroën CX no fue el único que se transformó notablemente en su versión familiar –ahora es mucho maquillaje y poca ganancia de espacio–. El rival más duro del CX Break fue otro francés, el Peugeot 504 Break, que con una longitud total de 4,80 metros, también podía ofrecer siete plazas y una enorme capacidad de carga. El caso es que este rival francés, no contaba con una imagen tan llamativa como la del CX, aunque tampoco debemos olvidar que Pininfarina trabajó en su diseño.
Estéticamente, Robert Opron supo como mantener la imagen vanguardista del coche, aunque para muchos usuarios perdió esa imagen única y peculiar del CX berlina. De todas formas, el Citroën CX Break acabó por ser elegido para determinadas tareas donde la imagen no importan tanto, como es el caso de las ambulancias o los coches fúnebres.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".Practico como el solo, aunque perdía mucho en el plano estético…