¿Por qué los coches de producción no se parecen a los prototipos?

¿Por qué los coches de producción no se parecen a los prototipos?

Los salones nos muestran coches espectaculares, que una vez en la calle, poco se parecen


Tiempo de lectura: 5 min.

Seguro que lo has pensado alguna vez: ¿Por qué los coches de producción no se parecen a los prototipos que presentan las marcas? ¿Por qué los coches son tan… “Normales”? Cuando todavía no había llegado el nuevo siglo y el año 2000 era más propio de la ciencia ficción, el futuro se planteaba estrambótico, surrealista y en ocasiones muy espectacular. Los coches sería como naves espaciales, con formas y conceptos de lo más variopinto e innovador, pero finalmente resulta que los coches del año 2000 eran exactamente iguales, o casi, a los que había en la década de los 80.

Vale, es cierto que han cambiado, han sufrido una evolución notable y los coches actuales son muy superiores, en todo, a los coches de la década de los 80. Sin embargo, en el fondo, son iguales, mismas soluciones, mismos conceptos, mismas formas… ha evolucionado la tecnología –electrónica, asistentes de conducción, grupos motores híbridos…– y los materiales, pero son, básicamente, iguales. El futuro prometía ser diferente, los prototipos prometían y promete siempre algo distinto. ¿Por qué no son así?

Por un lado, hay que entender cuál es el objetivo de los prototipos, de los show car, y no es otro que generar expectación, entusiasmo y medir la reacción del público a diferentes soluciones. Lo que ahora llaman “generar hype”. También tienen como objetivo, en algunos casos, adelantar tecnologías, lenguajes de diseño o, simplemente, dejar volar la imaginación de los diseñadores e ingenieros y ser mostrado a la prensa y en ferias. Son coches en los que no se tiene en cuenta los gastos ni las normativas y por eso, pueden ser todo lo irreales, exagerados y llamativos que se quiera. No hay límite, solo la imaginación y las directrices que se hayan marcado desde los puestos de mando de cada marca.

Nos prometían coches voladores para el año 2000 y, sin embargo, más de 20 años después, nos quieren obligar a conducir coches eléctricos sin enchufes para cargarlos…

citroen c airplay concept

Cuando esas ideas pasan a producción, es cuando empiezan a llegar los cambios, siempre provocados por una serie de consideraciones que muchas veces se pasan por alto. La primera de todas, como cabría esperar, es el coste de desarrollo. No todas las ideas que se muestran en un concept car pueden trasladarse a la serie porque su coste sería demasiado elevado y, por tanto, el precio de venta se vería afectado negativamente. Además, dependiendo del coche, la practicidad también marca el camino a seguir en cuanto a diseño, y obliga a cambiar muchas cosas.

El desarrollo de un automóvil está marcado por la inversión destinada al mismo. Cuando se comienza con la planificación de un modelo, se estima un gasto para completar el desarrollo y no se pueden pasar de ahí, sobre todo en coches pequeños, donde todo está calculado escrupulosamente para que sean rentables –los coches pequeños son los menos rentables para las marcas, porque tienen que venderse a precios muy contenidos y dejan poco margen–. Eso hace que determinadas cosas que vemos en un concept car no llegue a producción. Básicamente, todo lo que haga que se supere el presupuesto previsto y sean prescindible, se elimina o se cambia, como es el caso de los materiales empleados en el salpicadero, los colores y hasta las formas. ¿Sabías que una pieza curva es más cara que una recta?

Otra cuestión importante es la normativa. Hay cosas que no se pueden vender, así de sencillo: formas muy puntiagudas, entradas de aire demasiado grandes, formas muy cuadradas, con bordes vivos, superficie acristalada demasiado escueta… antes, cuando no había faros LED, el tamaño de los mismos también era un problema, porque los faros muy pequeños no alumbraban como pedía la normativa y no pasaban la homologación, pero ahora, se pueden hacer espectacularmente pequeños sin que se pierda iluminación y ahora sí, a veces, este apartado se parece a lo que muestran los prototipos.

Si los prototipos llegaran a producción tal cual los vemos, tendríamos un mercado espectacularmente variado, interesante y con productos que no se parecerían tanto entre sí como ahora, pero muy caro

mazda kiyora concept

En los últimos años hemos podido ver como algunas cosas que se muestran en los prototipos, acaban por llegar a producción, pero ese de debe a la evolución de los materiales y a los procesos de diseño, que permiten que no resulten especialmente caros y que puedan ser rentables en poco tiempo –no lo olvidemos, los fabricantes de coches venden coches para ganar dinero– y la llegada de los coches eléctricos parece ser la excisa perfecta para experimentar y probar nuevas ideas y soluciones.

Finalmente estamos nosotros, los usuarios. Los gustos, las tendencias de cada momento, el mercado al que va destinado el modelo, todo eso afecta al diseño final. Si hay algo que no cuadra con los gustos de cada momento, se elimina sin pensar en nada más. No interesa, porque si no cumplen las tendencias, no se venderá y un coche requiere de al menos cuatro años de desarrollo, para cuando llegue, quizá ese diseño arriesgado ya no cuente con la popularidad que tenía cuando se presentó. Se invierte muchísimo en estudios de mercado, incluso los colores se diseñan cuidadosamente. Es más, hay marcas que incluso cuidan como huelen sus coches por dentro.

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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