Volkswagen T-Roc 2025: compacto y estiloso

Volkswagen T-Roc 2025: compacto y estiloso

Por fin un coche a la altura de la reputación de VW


Tiempo de lectura: 6 min.

El nuevo Volkswagen T-Roc ha llegado para dejar claro que no se conforma con ser un SUV pequeño y del montón. Ha ganado doce centímetros de longitud, y no es un dato al tuntún, porque los pasajeros traseros ya no iran comprimidos en formato ZIP, el maletero sube treinta litros hasta 475, y el conductor disfrutará de un interior donde cabe todo lo que hace falta sin perder agilidad en curva. No es un coche de exhibición para instagramers ni un juguete urbano, sino que es un compacto resolutivo que se mueve como debe, sin dar sensación de ser un ladrillo sobre el asfalto. Para los que sabemos lo que es pasar horas al volante, notar la postura correcta, el espacio para piernas y la comodidad del asiento es un lujo que se agradece en trayectos largos y carreteras retorcidas.

El diseño exterior mantiene la silueta coupé que lo hace reconocible, pero está más limpio y trabajado. Los faros LED de serie iluminan bien y los IQ.LIGHT matriciales opcionales adaptan el haz de forma inteligente, conectándose al logo iluminado con una franja fina que no parece un adorno de feria. La trasera con barra LED continua y logotipo rojo iluminado refuerza la presencia sin parecer un pegote. Además, el Travel Assist lee límites de velocidad, mantiene el coche centrado en el carril y el Park Assist Pro aparca solo hasta cincuenta metros con memoria de maniobra; para los que vivimos en ciudad y aparcar es un deporte extremo, esto se agradece más que un café bien cargado un lunes tras las vacaciones de verano.

El interior ha dado también un salto serio porque ahora presume de materiales blandos, salpicadero tapizado en tela nueva y luz ambiental crean un habitáculo cómodo sin estridencias. La pantalla central alcanza las trece pulgadas, el cuadro digital y el head-up display muestran lo justo y necesario, y los asientos ergonómicos con 14 ajustes eléctricos y masaje opcional permiten viajes largos sin que la espalda pida la jubilación anticipada. Los 12 centímetros extra de longitud dan aire a los ocupantes traseros y al maletero, y el enganche preparado para e-bikes demuestra que Volkswagen no se olvida de la practicidad real: puedes meter a los niños, el equipaje y la bici eléctrica sin parecer un acróbata de circo urbano.

La mecánica, por lo que parece, es de lo que uno espera si le gusta conducir, porque todos los motores europeos son turbo híbridos ligeros de 48V: el 1.5 eTSI en 116 y 150 caballos con DSG de siete velocidades, más adelante híbridos completos y el T-Roc R como bestia final. La versión con 4MOTION y 2.0 TSI aporta tracción integral y la plataforma MQB evo debería proporcionarle rigidez, integración de asistentes y comportamiento firme para entrar en curva sin que la carrocería proteste, absorbe irregularidades sin dar bandazos y mantiene aplomo en autopista. Es un SUV compacto con carácter, sin pretensiones de deportivo radical pero con la suficiente mala gaita para que no lo confundas con cualquier otro modelo del segmento.

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Interior y tecnología: comodidad total

El interior combina espacio y tecnología correctamente. La instrumentación digital es configurable, la pantalla central está bien integrada y el head-up display proyecta velocidad, navegación y avisos de asistencia sin saturar la vista o despistarte. La iluminación ambiental y la tela del salpicadero aportan un punto de sofisticación sin parecer una verbena, y los asientos ergonómicos con masaje y ajustes eléctricos múltiples permiten cubrir viajes largos sin que el cuerpo se resienta. Todo tiene su función, y nada está puesto solo para que parezca caro o moderno.

El espacio interior es generoso porque caben adultos altos atrás sin darse codazos, y el maletero de 475 litros da margen para compras, maletas o la bici eléctrica sin tener que hacer malabarismos. La gama se simplifica también en cuatro versiones: Trend, Life, Style y R-Line, cada una pensada para un perfil distinto, y los paquetes se han reducido a la mitad para que no tengas que romperte la cabeza. Los colores van desde los discretos como el Wolf Grey y el Pure White hasta llamativos como Canary Yellow o Flamed Red, con opción de techo bicolor; nada de luces de discoteca ni cromados exagerados, solo un toque para diferenciar tu coche de los del vecindario.

El T-Roc no pretende ganar nada en Nürburgring, pero en curvas y carreteras retorcidas debería ofrecer un buen compromiso. La plataforma MQB evo, ya conocida de otros modelos, permite suspensiones ajustadas, buena rigidez y control de la carrocería; los motores mild hybrid aportan par instantáneo, el DSG cambia de marcha sin tirones y la 4MOTION ofrece agarre cuando la carretera se complica. La electrónica interviene justo cuando hace falta, sin quitar sensación de control, así que uno puede jugar con el coche sin que parezca un muñeco de trapo.

Los asistentes funcionan de manera práctica: el Travel Assist mantiene velocidad y carril, Park Assist Pro aparca solo y el exit warning evita sustos al abrir la puerta. Esto convierte al T-Roc en un coche cómodo en ciudad, seguro en carretera y suficientemente divertido cuando quieres pisarle un poco. Comparado con otros SUV compactos anodinos, aquí hay personalidad y coherencia: todo está pensado para que el conductor disfrute de verdad, y no solo para que la ficha técnica tenga números bonitos.

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Un SUV compacto con carácter

El T-Roc de 2025 viene a contar que Volkswagen sabe lo que hace en forma de confort, espacio, tecnología útil y comportamiento dinámico sin tonterías ni absurdos. Cada detalle, desde los faros hasta los asientos y el maletero, está pensado con ganas, y los compradores encontraremos un coche que invita a conducirlo, que responde correctamente y no decepciona. ¿Lo mejor? Es un coche como se esperaban hace unos años: De buena calidad más allá de las pantallas y la simulación de polipiel barata.

El T-Roc se distingue por personalidad, coherencia y un punto de elegancia que hace que uno se plantee comprar uno. Volkswagen ha conseguido un compacto urbano que funciona, divierte y se deja querer, y eso es exactamente lo que buscamos los que valoramos esos años en que las marcas europeas vendían calidad.

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Sobre mí

Jose Manuel Miana

Ando loco con los coches desde que era pequeño, y desde entonces acumulo datos en la cabeza. ¿Sabías que el naufragio del Andrea Doria guarda dentro el único prototipo del Chrysler Norseman? Ese tipo de cosas me pasan por la cabeza. Aparte de eso, lo típico: Estudié mecánica y trabajé unos años en talleres especializados en deportivos prémium.

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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Soy un apasionado de los coches desde que era muy pequeño, colecciono miniaturas, catálogos, revistas y otros artículos relacionados, y ahora, además, disfruto escribiendo sobre lo que más me gusta aquí, en Espíritu RACER.

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Veo arte en los coches y en sus diseños una potencia que va más allá de las cifras. Ex conductor de Renault 12 rojo modelo 1995 de épicos e imprevisibles episodios, al que recuerdo por la hostilidad de su volante, pero, sobre todo, por nunca haberme dejado en el camino.

Jose Manuel Miana

Ando loco con los coches desde que era pequeño, y desde entonces acumulo datos en la cabeza. ¿Sabías que el naufragio del Andrea Doria guarda dentro el único prototipo del Chrysler Norseman? Ese tipo de cosas me pasan por la cabeza. Aparte de eso, lo típico: Estudié mecánica y trabajé unos años en talleres especializados en deportivos prémium.