Como ya te contamos el pasado 21 de febrero, la nueva marca de automóviles Brabham Automotive ha desvelado su primera creación, desde que en los años 60 Jack Brabham y Ron Tauranac hubiesen alumbrado esos legendarios Fórmula 1: el Brabham BT62, que lleva la letra del primer apellido de cada uno de los fundadores.
En un evento en Londres, en la Casa de Australia, en honor a los orígenes de ambos fundadores, se ha desvelado el deportivo hecho por y para los circuitos. Con el ADN de carreras de la marca, han puesto todo el empeño en construir un superdeportivo que fulmine los tiempos en cualquier trazado, gracias a unas especificaciones brutales, que veremos a continuación.
Comencemos con la potencia: 700 CV para mover 972 kg, es decir, una relación peso-potencia de 1,38 kg/CV, muy cerca de “bichos” como el The Koenigsegg One:1 y con mejor relación que el McLaren Senna o el Aston Martin Vulcan. Por cierto, intuimos que el BT62 no será matriculable, y que deberá ceñirse a los circuitos, por algunas pistas como que equipa un escape deportivo que nos inunda con su especial gorgoteo a 98 dB, cuando en Europa la normativa permite como máximo 77 dB.
El motor que emplea es un 5.4 V8 con cuatro válvulas por cilindro y lubricación por cárter seco, unido a una transmisión secuencial Hollinger de seis marchas, con punta-tacón automático, para equiparar las revoluciones cuando bajamos de marcha. No puede faltar la celda de combustible homologada con capacidad de 125 litros, suficientes para dar de beber a semejante motor durante unas cuantas vueltas.
En cuanto a chasis, cuenta con suspensión push-rod de doble brazo ajustable, con amortiguadores Öhlins TTX y muelle helicoidal. Los neumáticos que calza son slicks de Michelín, de su gama de carreras, con tamaño 27/65 R18 delante y 31/71 R18 detrás. En frenos han confiado en Brembo, montando discos de carbono con seis pistones en ambos trenes, de 380 mm delante, y 355 mm detrás.
La carrocería está fabricada en fibra de carbono, empleando kevlar en algunos componentes, con un diseño aerodinámico muy cuidado, y que logra crear 1.200 kg de fuerza descendente, para pegar el coche al suelo como una lapa en curvas rápidas. La distribución de peso es la típica en un coche de carreras de motor central con propulsión trasera como este: 41/59 para mejorar el agarre mecánico.
En cuanto al interior, se parece más a un LMP1 que a un coche de calle: volante de carreras, cockpit digital, otra pantalla en la consola central para seleccionar diferentes configuraciones, y cuatro botones más. Espartano al máximo, porque aquí se viene a competir, nada de darse un paseo al volante.
La producción se realizará en las instalaciones de la marca en Adelaida (Australia) y se limitará a 70 unidades, a un precio de un millón de libras más impuestos -sin opciones- realizando las primeras entregas a final de este año. Las primeras 35 unidades llevarán una librea especial, conmemorando las 35 victorias del equipo Brabham en Fórmula 1. Si te compras uno, tienes derecho también al programa de desarrollo de la conducción, donde te mostrarán como sacarle todo el partido al coche. Por cierto, el vehículo viene equipado con sistema de adquisición de datos, así que podrás optimizar tu tiempo de paso por curva viendo las estadísticas.
Es curioso ver como algunas marcas comienzan su andadura vendiendo vehículos para poder pagar los gastos del equipo de carreras (léase Ferrari), mientras otros comienzan en la competición y hacen el camino inverso (como por ejemplo McLaren). Brabham va a seguir el primer modelo, pues su objetivo a medio plazo es competir en las 24 horas de Le Mans con un BT62 preparado para la ocasión. Estamos impacientes por ver el regreso de esta mítica marca a la competición.
Pablo Mayo
Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.COMENTARIOS