Coche del día: Mercedes SLK 320 (R170)

Coche del día: Mercedes SLK 320 (R170)

¿El más interesante de la primera generación?


Tiempo de lectura: 3 min.

El Mercedes SLK 320 fue una de las novedades que estrenó la primera renovación del roadster alemán. Pero no hablamos de una nueva generación, nos referimos al restyling del R170, la primera entrega del biplaza descapotable de Mercedes, que gracias a esta nueva versión, ganó en dinamismo y también en interés.

Cuando Mercedes puso en circulación el SLK, nadie, o casi nadie, esperaba que fuera tan importante. Sí, es cierto que era la primera vez que un coche de producción tenía un techo metálico plegable –el Peugeot Eclipse era descapotable, pero su techo no era plegable– y que el talante del modelo era bastante más deportivo de lo acostumbrado en la marca. Pero ello no parecían motivos para que, en poco tiempo, el Mercedes SLK fuera una de las referencias en el segmento de los descapotables.

El Mercedes SLK era, por así decirlo, un mini Mercedes SL, un coche que buscaba abrir el abanico de posibles clientes con algo más accesible, tanto económicamente hablando como a nivel de exigencia en la conducción. El SL, el “gran roadster” de Mercedes, presumía de motores muy potentes y un elevado peso, una combinación que no todo el mundo debería afrontar. El SLK, por su parte, era otro cantar, más pequeño y ligero, con motores menos poderosos y una conducción más fácil. Por eso, no era extraño ver al volante a gente mayor.

Sin embargo, el pequeño roadster buscaba todo lo contrario, la idea era llegar a usuarios más jóvenes y para ellos, el Mercedes SLK 320 era una opción más que interesante. Llegó con el restyling del modelo, no era precisamente barato –la marca pedía 7.420.000 euros–, pero dejaba de lado su carácter “para todos” y se tornaba algo más exigente, aunque siempre sin pasarse, pues la habitual clientela de Mercedes en aquellos años no eran conductores amantes de la velocidad, sino de la exclusividad de conducir un coche con la estrella en el frontal.

Obviamente, el SLK AMG era más deportivo, más rápido, pero el aumento de los costes, tanto de compra como de mantenimiento, hacían que el SLK 320 fuera el más interesante

Mercedes SLK 320 R170

Aun así, el SLK 320 podía presumir de prestaciones. La gran novedad que escondía el SLK 320 era el motor, un V6 de 3.199 centímetros cúbicos que, salvo el Clase A, montaba toda la gama Mercedes. Las culatas tenían tres válvulas por cilindro y daban cobijo a dos árboles de levas. No había sobrealimentación de ningún tipo y las cifras que obtenía eran de 218 CV a 5.700 revoluciones y 309 Nm de par a 3.000 revoluciones. Poderío que se gestionaba mediante un cambio automático por convertidor de par con cinco relaciones y desarrollos no muy largos para el tipo de coche que era –la quinta era de 42,4 kilómetros/hora a 1.000 revoluciones–.

Puede parecer poca cosa, pero la marca anunciaba una velocidad máxima de 242 kilómetros/hora, así como un 0 a 100 kilómetros/hora en 6,9 segundos. Podía hacer los 1.000 metros con salida parada en 28 segundos y el consumo medio rondaba los 11 litros. Buenos datos, sin duda.

En marcha, el Mercedes SLK 320 hacía valer su talante deportivo. Con el restyling se montaron muelles más cortos y amortiguadores más duros, así como estabilizadoras más gruesas en los dos ejes. El resultado era mayor eficacia, pero menos confort del habitual en la marca –las comparativas daban al Audi TT Roadster el título al más cómodo–, al tiempo que la dirección, aunque rápida, no daba mucha información.

Ya hemos comentado que era un coche caro, pero merece la pena mencionar que, además, había que pagar aparte por la tapicería de cuero, por la regulación del volante en profundidad o por los faros de xenón. No se podía montar climatizador –solo aire acondicionado– y no se podía pedir regulación en altura del volante.

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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