No hay margen para el reclamo. El fabricante sueco de hipercoches por excelencia está activo. No se escuda en su condición de fabricante de exclusivísimas obras de arte para dejarse estar. Lo sé. Leer que Christian von Koenigsegg afirma que en este momento “no tenemos nada que vender” puede sonar contradictorio, pero hablo del historial actual, el conformado por el pasado más cercano y el futuro más inmediato. Revisando el panorama, entonces confirmamos el mérito de la firma de ser noticia con frecuencia a pesar de no tener unidades a disposición para el cliente con adquisitivo de privilegio que está en la búsqueda de algo por el estilo.
Porque venimos del Jesko Attack, del Koenigsegg Sadair’s Spear como el más fresco antecedente y porque, sin que nos diera fecha exacta, la marca se ha comprometido a lanzar un nuevo coche a corto plazo. El tiempo vuela tanto como estos hypercars, por lo que tendremos un nuevo Koenigsegg más temprano que tarde. El fundador de la empresa sueca lo anticipó en conversación con los colegas de Top Gear, en la que el anuncio fue apenas uno entre varios temas tocados. Dio explicaciones sobre las ventajas y desventajas producto de la esencia de la marca, y profundizó en el por qué de la negativa a echar por tierra el motor de combustión.
Sobre esto último, sin cerrarle la puerta a los cien por ciento eléctricos para siempre, von Koenigsegg habló de la razón concreta por la cual no apuestan por estos coches en la actualidad y, con el corazón en la mano, de la fuerza de la tradición sin tener que desmerecer las bondades de manejo de un EV de alto desempeño.

“El apetito en el mercado por este tipo de coche, totalmente eléctrico, es extremadamente bajo”, argumentó. Desde ese punto de partida, ¿para qué arriesgarse? Firmas como Koenigsegg o Pagani saben que no tienen necesidad de verse absorbidas por el impulso de la electrificación. No son marcas de volumen y por eso pueden darse el lujo de pasarles por el costado a las normativas de emisión de gases europeas.
Aunque reconoció la capacidad de respuesta y la “suavidad” de los todo eléctricos, finalmente apeló al sentimiento: después de un tiempo, si eres un entusiasta de los coches, quieres hablar con la bestia (…) Es una discusión. Quieres escuchar cómo se siente y en qué estado de ánimo está (…) Buscas la vibración, el bombeo, el calor, los sonidos, los cambios, todos esos aspectos que lo hacen cobrar vida. Diría que un coche eléctrico es más bien un robot. Este es más bien un animal. Como quien necesita volver siempre al primer amor, Christian von Koenigsegg nos da a entender que no podría existir su firma sin los motores de toda la vida.
Fabricar cantidades que se cuentan con los dedos no significa que sus coches salgan hacia las manos del cliente como pan caliente. Cuanto más exclusivos, mayor el grado de personalización: “Hay que desarrollar mucho, porque todos tienen que ser diferentes” y “tener un significado”. De manera tal que en Koenigsegg se leerá el cartel de gente trabajando durante los próximos meses. “Presentaremos algo nuevo en un año o año y medio, y luego abriremos de nuevo la cartera de pedidos”, informó al medio británico.
Mauro Blanco
Veo arte en los coches y en sus diseños una potencia que va más allá de las cifras. Ex conductor de Renault 12 rojo modelo 1995 de épicos e imprevisibles episodios, al que recuerdo por la hostilidad de su volante, pero, sobre todo, por nunca haberme dejado en el camino.COMENTARIOS