El Buick GNX (Grand National Experimental) fue una de esas series de despedida de producción de un modelo que estaba caracterizado por sus prestaciones y que partía de un coche que ni mucho menos estaba pensado para atraer la mirada de aquellos que buscaban fulgurantes aceleraciones o altas velocidades.
El Grand National estaba basado en el Buick Regal de segunda generación, un coche que en los años 80 combinaba lujo y confort con mecánicas V6, pero que ni por asomo podía llegar al nivel de la prestigiosa Cadillac, perteneciente también al grupo General Motors y famosa por sus V8 e interiores llenos de cuero y de tecnologías dedicadas al confort. Tras dos triunfos en los años 1981 y 1982 en la Nascar por parte de un Buick Regal preparado por la marca, en la compañía tomaron la decisión de lanzar un vehículo más centrado en las prestaciones y en el comportamiento deportivo, al que llamaron Grand National.
Aunque al principio el GN montó un V6 de 4,1 litros, posteriormente se le instaló el afamado 6 cilindros en V de 3,8 litros asistido por turbocompresor y alimentado por inyección electrónica, que generaba en un principio una potencia de 200 CV y que más tarde iría incrementando su caballaje hasta los 245 CV y el par máximo hasta los 480 Nm. Esto eran los datos oficiales, pero de forma no oficial se superaba ampliamente esta potencia, llegando a aproximarse más a los 280 CV que a la cifra de catálogo. Por desgracia, se estaba convirtiendo en un grano en el culo para los directivos de Chevrolet que veían en este coche de color negro, al enemigo en casa del Corvette, por lo que se intentó limitar su potencia para dejarlo en un nivel de prestaciones inferior al conseguido por el coche deportivo americano. La siguiente generación del Buick Regal lanzada en 1988 volvería a los orígenes convirtiéndose en un sosegado y lujoso coche de tracción delantera.

Uno de los coches norteamericanos más famosos, que además, solo se ofrecía en negro
Antes de que finalizase la producción del Grand National en 1987, se preparó una serie de 547 unidades de una versión especial producida por ASC/McLaren Sport Technologies, denominada GNX. Cogieron el motor V6 de 3,8 litros construido en fundición, dotado de árbol de levas central ubicado en el bloque dedicado a accionar las 2 válvulas por cilindro de cada bancada y lo sometieron a una cura de rejuvenecimiento. Se pulieron los puertos de admisión y de escape para mejorar el flujo de gases a través de la culata, se incluyó una nueva gestión electrónica de la inyección de combustible, un intercooler más eficiente y un nuevo turbo Garrett. Este incorporaba una turbina de material cerámico más ligero y nuevos retenes que disminuían en gran medida el turbo lag, además de generar diferentes presiones máximas según fuera la marcha engranada de su caja de cambios automática, variando esta desde 1 bar de sobrepresión en la 1ª y 2ª relación, hasta los 0,7 bares en 4ª.
Gracias a todo lo comentado, este coche de 1.590 kg, era capaz de generar unos 300 CV de potencia a 4.400 rpm y un impresionante par máximo de 570 Nm a 2.400 rpm, con el que podía sacarle los colores a un Corvette C4 en la aceleración de 0-100 km/h, situando las agujas del cronómetro por debajo de los 6 segundos. Todo esto a pesar de que su velocidad máxima estaba limitada en los 200 km/h.
La revisada suspensión delantera independiente de paralelogramo deformable compuesta por muelles, amortiguadores y barra estabilizadora estaba anclada directamente a un chasis de largueros y travesaños. Con respecto a la suspensión trasera, el GNX perdía los brazos superiores de guiado del eje rígido trasero que llevaban sus hermanos GN, quedándose con los dos inferiores y la barra estabilizadora, a la vez que se incorporaba una barra Panhard que unía el chasis y la tapa del diferencial posterior. También contaba con un brazo longitudinal con forma de celosía de refuerzos verticales, realizado en tubo de sección circular, con la función de evitar el efecto de torsión transversal originado por la transmisión de la potencia del motor al suelo a través de sus neumáticos traseros, además de mejorar el control del coche en pruebas de aceleración.
Exteriormente, se le podía reconocer por el ligero trabajo realizado por la empresa ASC (American Sunroof Company) sobre la carrocería del Grand National, incorporando unos voluminosos pasos de rueda que escondían sus anchos neumáticos delanteros de 245/50-16″ y traseros de 255/50-16″ montados en llantas de aleación cromadas con el núcleo en color negro. También incorporaba unas cuadrangulares y operativas salidas de aire en las aletas delanteras que mejoraban la temperatura en el vano motor.
Este coche, que renunciaba a los cromados en su carrocería e iba vestido de luto, representó a los últimos Muscle Car y dejó claro que para tener unas prestaciones de primera no era necesario contar con un V8 repleto de litros de cubicaje. Puede que su velocidad máxima no fuese lo esperable de él, ni que su manejo fuese equiparable al que poseían los deportivos europeos, pero podía codearse en pruebas de aceleración con todo un Ferrari 288 GTO.
Javier Gutierrez
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