Lo más particular que tenía el Toyota Century V12 1997 más allá de su motor

Lo más particular que tenía el Toyota Century V12 1997 más allá de su motor

Apreciaciones sobre su suspensión y un destacado final para el acabado interior


Tiempo de lectura: 3 min.

El motor es su carta de presentación, porque marca un hito en la línea de ensamblaje japonesa. Su interior es una caja de pandora: cuando crees que lo has visto todo, algo queda por descubrir. Un cúmulo de méritos, desafiantes méritos. ¿Acaso era sencillo competir con los Maybach y los Clase S de su época? Vaya época, por cierto. Una alta vara de parte de esta generación de berlinas de lujo devenidas limusinas.

No creía oportuna caer en lógica de gastada reseña, repetitiva. Creo que en el Toyota Century V12 1997 hay una serie de cualidades introductorias, lo esencial a saber para empezar a conocerlo. Un amplio repertorio de funciones eléctricas, como las cortinas de privacidad y la suspensión neumática; compartimentos, consolas retráctiles, respaldos que se vuelven reposapiernas e infinidad de secciones inquietas, multifacéticas.

Pero su orgullo siempre es el mismo y siempre se encuentra debajo del capó. Veinte años de producción, más de 9.500 unidades fabricadas, un doce cilindros 5.0 único. El 1GZ-FE de Toyota propulsó a la segunda generación e hizo de este Toyota Century, el G50, el primer y de momento único turismo japonés con motor V12, que en Japón enviaba una potencia no superior a los 280 caballos, pero que para las pocas unidades exportadas llegaba a los 300 CV.

Toyota Century V12 (2)

El Toyota Century V12 1997: De suspensiones y artesanías

El Century era todo esto, pero también destacaba por características algo más particulares. Pienso en las relacionadas al confort de la conducción, y pienso también en una vinculada a la estética interior. Entre las funciones con las que más se ha hecho fama aparece la suspensión neumática controlada electrónicamente. Las experiencias varían, las percepciones pueden ser distintas, pero quienes probaron el Century V12 dan cuenta de un manejo sin objeciones, en tanto que no se puede decir exactamente lo mismo sobre su sucesor, el Century de tercera generación.

Esta suspensión Skyhook era parte de un esquema que comprendía amortiguadores con muelles helicoidales con doble horquilla en las cuatro ruedas y unos neumáticos con capacidad para absorber los baches y bloquear el sonido de su andar. Tras pruebas, se ha dado fe de su funcionamiento, pero quisiera verlo a velocidades altas y decidir cuál de los dos Century es el mejor, pues hay quienes, yendo a más de las velocidades recomendadas, comprobaron en el del 2018 incomodidad y rebotes que generan sacudidas inevitables, y un aislamiento acústico que no es tal más allá de la suspensión neumática y el diseño de los neumáticos.

En cuanto al habitáculo, su equipamiento de confort, excesivo para cualquier berlina menos para una de su tipo, tal vez opacaba al hecho de que, por dentro, el Century V12 equivalía a una artesanía en sí misma debido a la peculiaridad de sus paneles de madera, un concepto quizás desapercibido a golpe de vista y que consistía en que cada pieza de nogal aplicada era parte de una misma selección de la madera, lo que daba como resultado una veta continua en la cadencia de las partes. Suspensión y la singularidad de su acabado interior, dos características que decidí elegir para graficar lo que el Toyota Century V12 1997 era más allá de su motor.

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Mauro Blanco

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